OPINIóN
Educación devaluada

La universidad pública se desangra

La política económica actual impacta en docentes y personal no docente de las casas de estudio. “Vamos a padecer fuga de cerebros y de alumnos”, anticipa el autor. Será “una gotera incesante”.

Marcha de universidades
Marcha de universidades | CEDOC

La administración de Javier Milei viene aplicando un plan de ajuste que golpea fuertemente a los sectores medios y bajos. Desde hace 17 meses, los argentinos vemos cómo nuestro poder adquisitivo cae día tras día. Hace escasos días propinó una nueva paliza tras esa devaluación encubierta y golpeó el bolsillo de todos los argentinos. El sector educativo no es ajeno a este fenómeno y el impacto de las medidas de gobierno ya están causando un daño que nos llevará tiempo revertir.

Las universidades se están vaciando de docentes, personal no docente y de alumnos. La crisis golpea con fuerza y cada grupo tiene que buscar cómo sobrevivir a este embate que la política económica está llevando a cabo sobre la clase trabajadora. La deserción de profesores que estamos viendo es realmente alarmante. Ante los magros salarios que paga el Estado, docentes con años de carrera, prestigio y publicaciones se van a instituciones privadas o continúan su carrera en universidades extranjeras donde son bien recibidos por la excelencia de su formación.

Como país vamos a padecer esta “fuga de cerebros” cuando, en pocos años, no contemos con profesores de prestigio para formar a los futuros profesionales. Los docentes que han estudiado durante años para tener una formación de excelencia prefieren irse del país en busca de un salario que les permita una vida digna antes que enseñar en la universidad pública donde se les paga sueldos miserables.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Además, la falta de inversión en investigación y desarrollo por parte del Estado hace que los docentes no se vean estimulados a permanecer en las universidades dado que no pueden llevar a cabo las investigaciones que tenían programadas. En resumen, una receta perfecta para que los profesores argentinos, que son muy apreciados en el mercado mundial, busquen nuevos horizontes y decidan emigrar con el objetivo de desarrollar sus carreras profesionales con un sueldo digno de su formación.

Pero la política económica también impacta en el personal no docente, eje fundamental para el buen funcionamiento de los establecimientos educativos. Este importante grupo de trabajadores ha visto caer su poder adquisitivo de manera dramática. Un empleado que trabaja 35 horas semanales no cobra un sueldo que le permita mantener a su familia.

Paros en las universidades públicas: reclamos salariales y denuncias por desfinanciamiento

Estamos hablando de personas que tienen un trabajo estable, que se levantan cada mañana para realizar sus tareas y que están por debajo de la línea de pobreza. El efecto de esta situación es que dejen el trabajo en las universidades o trabajen menos horas para dedicar ese tiempo a realizar changas que terminan siendo más redituables que el empleo en las universidades.

La tercera pata de este combo que está vaciando la universidad pública y, lenta pero inexorablemente, la está condenando a la extinción, es la pérdida de alumnos, la razón de ser de todo establecimiento educativo. Las becas que recibían los alumnos están congeladas desde hace meses. La deserción universitaria alcanza niveles preocupantes, con tasas que oscilan entre el 20% y el 30% en las universidades del conurbano bonaerense, porque los estudiantes no tienen dinero ni siquiera para pagar el colectivo que los lleva a la universidad. Estamos perdiendo futuros profesionales, además de romper con la idea de ascenso social. Estamos expulsando a los jóvenes de la educación formal. Un tercio de ellos dejan los estudios para trabajar en empleos informales porque sus familias no pueden comprar los alimentos del mes.

La situación es dramática y tenemos que tomar conciencia del impacto que este programa económico va a generar en el mediano plazo. Las universidades habrán perdido grandes docentes con una formación admirable que migraron a la actividad privada o se fueron del país. El personal no docente, formado en la gestión de ámbitos académicos, se habrá ido a realizar sus actividades de manera informal y los alumnos, en vez de estar ocupados en tener una formación de excelencia, se dedicarán a ocupar puestos informales, sin capacitación alguna en donde la precarización es la regla.

La Universidad Pública necesita de manera urgente un aumento de presupuesto para evitar esta gotera constante que nos hace perder profesores, auxiliares y alumnos día tras día. La educación es una de las mejores inversiones que puede realizar un país para tener una sociedad más integrada y un tejido productivo que genere bienestar general. El gobierno está descuidando gravemente este sector y, si no revertimos estas políticas, en pocos años veremos los efectos nocivos de no haber invertido en la educación universitaria.

*Secretario adjunto de la Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (FATUN)

Disfrutá nuestra newsletter
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas y editores especializados.