El pasado 16 de abril, Buenos Aires presentó una solicitud para obtener el estatus de socio global de la OTAN, lo que corresponde a la política general de la aproximación del país a Estados Unidos y otros países occidentales. Por supuesto, la Argentina por sí misma decide a qué organizaciones internacionales unirse y cómo construir su política exterior en general. Rusia, por su parte, ve a las actividades de la Alianza de manera diferente. Creemos que la misma desempeña un papel cada vez más peligroso y destructivo en la palestra mundial.
La historia demuestra que la OTAN es responsable de muchos crímenes de gran magnitud. Sólo en los últimos 30 años, este bloque de "defensa" llevó a cabo más de dos decenas de intervenciones militares externas. Los sistemas estatales en Yugoslavia, Irak y Libia se han destruido por completo. No es posible calcular el número exacto de las víctimas de la Alianza. Pero, según algunas estimaciones, se trata de alrededor de un millón de civiles, sin mencionar a combatientes. Las purgas étnicas, catástrofes ecológicas y humanitarias provocadas por el bloque han cobrado aún más vidas.
La situación en Ucrania es consecuencia directa de la política agresiva expansionista de la OTAN tras el final de la Guerra Fría. El país estaba convertido de manera coherente en un trampolín militar contra Rusia. Todos los que entienden la génesis de la crisis ucraniana saben que la militarización activa de este territorio comenzó hace 10 años, inmediatamente después del golpe anticonstitucional en Kiev.
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Los miembros de la OTAN siguen suministrando armas al régimen de Kiev hasta hoy. Al mismo tiempo, cualquier persona razonable entiende que el suministro de armas a una zona de conflicto es similar al intento de extinguir un incendio con gasolina.
La razón por la que los miembros de la Alianza se comportan de la manera tan cínica y criminal es obvia. En Washington, se expresan abiertamente: sin perder la vida de sus propios soldados, infligir una derrota estratégica a Rusia con manos ajenas. Claro que los tutores del régimen de Kiev no harán caso de bajas entre los combatientes ucranianos.
Además, este enfoque corresponde a las necesidades del complejo militar-industrial estadounidense, que tiene interés en propagar el conflicto, la producción y modernización ininterrumpida de los armamentos con el fin de asegurar las ganancias multimillonarias para sus empresas. El Secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, ha subrayado repetidamente que la continuación de la ayuda mortífera a Ucrania es una garantía de creación de nuevos puestos de trabajo en los Estados Unidos, como si no se tratara de una guerra sino de un proyecto empresarial beneficioso. El Presidente Joe Biden calificó esta situación como "una gran inversión". Las ideas similares fueron expresadas por personal oficial en Londres.
La OTAN y sus socios ya han gastado más de US$ 132 mil millones para apoyar a las fuerzas armadas ucranianas. Desde febrero de 2022, se han suministrado a Kiev alrededor de 800 tanques, 270 sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, 130 aviones y helicópteros y más de 30.000 UAVs. El pasado 10 de mayo, unos días antes de la visita del Anthony Blinken a Kiev, se anunció que se proporcionaría de manera urgente otro paquete de ayuda militar al monto total de US$ 400 millones que incluía municiones para el Patriot Air Defense System, HIMARS MLRS, vehículos de combate de infantería Bradley, vehículos blindados MRAP, sistemas de misiles antitanque Javelin, armas pequeñas, barcos patrulleras.
La OTAN y sus socios ya han gastado más de US$ 132 mil millones para apoyar a las fuerzas armadas ucranianas"
Otros miembros de la Alianza no se quedan atrás. La cantidad total de la ayuda a las fuerzas armadas ucranianas de parte de los países europeos es más de 33 mil millones de euros. Claro que, al vaciar sus arsenales, tendrán que reponerlos adquiriendo los productos del complejo militar industrial estadounidense.
Los comerciantes de la muerte no se ven afectados por el hecho de que sus armas, incluidas las municiones en racimo y los proyectiles de uranio empobrecido, se utilizan para actos terroristas bárbaros contra civiles e infraestructura civil en el territorio de Rusia.
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En particular, el 30 de diciembre de 2023, los ataques masivos contra Bélgorod cobraron la vida de 25 personas y 109 más resultaron heridas. Después del ataque en enero al mercado en Donetsk fallecieron 18 civiles. En marzo después de dos semanas de bombardeos de la región de Bélgorod por las fuerzas armadas ucranianas 24 personas resultaron muertas y 152 heridas. El 12 de mayo, en Bélgorod, por un impacto directo derrumbó una sección de un edificio residencial de varios pisos, cobrando las vidas de 17 civiles. Solo durante una semana del 20 al 26 de mayo como consecuencia del uso de los cohetes franceses SCALP y los norteamericanos ATACMS por los militares ucranianos en regiones rusas fronterizas sufrieron 129 personas; 13 de ellas fallecieron.
El loco suministro de armas durante muchos años al régimen de Vladimir Zelensky tiene otra dimensión muy peligrosa. Dada la corrupción total en Ucrania, las armas que se le transfieren terminan en el mercado negro. Ya se han encontrado en Finlandia, Países Bajos y Medio Oriente. Los comerciantes ilegales no solo pueden vender armas ligeras: fúsiles M-16, granadas de mano y minas. En Internet es fácil encontrar materiales periodísticos de investigación, según los cuales en la red oscura comercializa algo más serio, incluidos drones y sistemas antitanques Javelin de fabricación estadounidense.
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No es asombroso algún momento conocer que se pudiera comprar de todo, incluso cañones de artillería. Es probable que entre sus compradores aparezcan grupos organizados delictivos o terroristas.
El problema de la proliferación incontrolada de armas desde el territorio de Ucrania ha alcanzado tales proporciones que incluso los Estados Unidos tuvieron que admitirlo oficialmente. En informe del Pentágono de enero de 2023 se trata de una “fuga” de armas para las Fuerzas Armadas de Ucrania por un monto de más de US$ 1000 millones.
Es significativo que con sus acciones los tutores de la OTAN de la junta de Kiev desacreditaron completamente el sistema mundial de comercio de armas creado en años anteriores. Durante muchos años, ellos aspiraron activamente la adopción de documentos multilaterales que regularan la circulación de armas. Insistieron en prohibir los suministros a aquellos países donde podrían ser utilizados para la represión interna o para cometer actos que violan el derecho internacional humanitario.
Ahora los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están deliberadamente haciendo la vista gorda a los crímenes de guerra de Ucrania y los riesgos de reexportación de armas a terroristas. Nuevamente hay “dobles estándares”. Es hora de pensar si tales actividades son una amenaza para la paz y la seguridad globales.
