OPINIóN
ESTADO IMBÉCIL

La ley al servicio de los malos

160225_auto_mercedes_na_g
Patentes adulteradas. Tapada, raspada, doblada o borrada. | NA

Quien circule por el AMBA y sus adyacencias habrá advertido el pulular solapado de autos con chapa patente adulterada: tapada, raspada, doblada, borrada, con barro, “decorada” con tiritas rojas “contra la envidia”, con hojas de parra, con cinta aisladora, tapadita con la lucecita que debería iluminarla (que “justo” se rompió y cayó encima de letras clave). Y están también los autos que directamente carecen de patente. Es difícil estimar una proporción, pero es probable que circule con matrícula apócrifa o circule sin matrícula un veinte por ciento del parque automotor. Notable.

Se observan cada tanto algunos retenes de control, que suelen obstruir buena parte de la traza, pintando un cuadro dantesco en el que decenas de agentes ambarinos desarrollan una suerte de coreografía que consiste en obstruir aparatosamente y ralentizar aún más el flujo ya lento de la marcha, demorando a conductores que parecieran cumplir la generalidad de las normas viales; y que si no cumplen alguna, será por desidia u olvido, pero no por dolo: se ve por la tipología de los vehículos y por la actitud de los ocupantes que mayormente los retenidos son gente común, que no anda con un animus necandi. El brazo del Estado es implacable con esta gente, a la que persigue y le impone múltiples exigencias para la circulación, provee severas advertencias e incluso aplica onerosas multas. A cambio, ese mismo Estado ofrece rutas destrozadas y mal señalizadas, peajes caros o inservibles, pobre o nula seguridad ante el delito en tránsito, y la frutilla del postre a la que alude esta nota: el riesgo latente de ser arrollado en plena General Paz por una Amarok V6 a 160 km/h que gatilla los focos amenazante y que —“casualmente”— carecerá de patente. Con estos piratas del asfalto el Estado es indulgente, o tiene la vista muy obesa.

Todo es un blef, porque mientras se sobreactúan medidas represivas extremas con la gente que no delinque, y se prohíbe tomar una mísera copa de vino, ingesta que no alteraría en nada la capacidad de manejo, por un costado del retén —simbólico y literal— pasan decenas de facinerosos con la chapa adulterada, que, anónimos y furtivos, realizan todo tipo de maniobras temerarias y arriesgan al resto con velocidades extremas, “finitos”, zigzags, “chupadas” y demás “hazañas” dignas de Rápido y furioso.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El accionar imbécil del Estado o las cortinas de humo que suele descorrer la política para soslayar su inacción convierten la vía pública en un reservorio de granujas, fertilizan el campo para la proliferación de patógenos que infestan el vergel donde coexistimos.

Tal vez las prioridades consideradas por un simple mortal no sean las mismas que consideren los políticos —“que nos cuidan”— y prefieren poner la lupa y el dinero de todos nosotros en “lo importante”, como autobuses eléctricos conducidos solo por mujeres (esa especie infradotada que “debe” ser privilegiada); o cursos de género y masculinidades; u hormonas y cirugías de afirmación para “les niñes”, y no en prevención inteligente y en asistencia de la gente asaltada, acribillada, acuchillada, violada o aplastada en la calle.

Pero bueno, qué sabrá un simple mortal para andar molestando con estas cuestiones... ¿menores? Menores hasta que uno ve escapar rauda e impunemente a la Amarok V6 sin patente que acaba de incrustarse en la parte trasera del auto, justo ahí donde viajaba su perrito. O su bebé.

*Escritor.