OPINIóN
OPINION

La guerra de Ucrania mantiene una sola duda: ¿Cuánta soberanía perderá Kiev?

El conflicto a largo plazo favorece al gigante ruso, agobiando a la dura resistencia que ha ofrecido el ejército ucraniano. Y con Trump hasta 2029 en la Casa Blanca, cerrando cada vez más el grifo de dinero y armas, queda mirar al final del túnel cuánto le costará la paz a Ucrania, antes de de empezar con la colosal tarea de reconstrucción.

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| afp

La guerra de Ucrania parece no tener fin. Y luego de los atroces ataques misilísticos que Rusia lanzó sobre la población civil en Sumy y otras zonas ucranianas, se apilan la señales que paulatinamente irán inclinando algún tipo de "acuerdo de paz", vía intermediaciones de Trump o Europa, tal vez incluso China, pero con un resultado tan seguro como oneroso para Ucrania: ¿Cuánto exigirá Vladimir Putin?

El “ceder” (¿o perder?) territorio es descrito por Krasner (“Soberanía, hipocresía organizada”) en las Relaciones Internacionales como "la violación de la soberanía legal internacional”. Y eso implica el reconocimiento de un país a otro sobre su propio territorio, incluso el reconocimiento de la toma de decisiones de un país a otro, por encima de sus propios asuntos.

Ucrania cederá soberanía, no sólo a manos del Kremlin, que también ha perdido en la batalla decenas de miles de soldados, y resulta obvio que Putin exigirá severas condiciones antes de dar este terrible acontecimiento bélico por cerrado. Trump amenazó de manera directa a Zelensky, cuando estuvieron frente a frente, con reclamar "compensaciones" por la enorme montaña de dólares y armas que EE.UU. destinó vía Biden a esa guerra. Incluso se habló de acceder a recursos naturales ucranianos como, por ejemplo, sus minerales, en especial sus "tierras raras" de enorme valor en el mercado tecno.

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Este domingo Zenelsky mostró fotos de las víctimas civiles de los misiles rusos en Sumy. Murieron decenas de habitantes, gente en sus quehaceres, chicos, un hecho que podría considerarse un "crimen de guerra", al punto que Zelensky pidió que se declare a los ataques de Rusia a civiles como "terrorismo".

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Los ataques rusos a ciudades ucranianas causan decenas de víctimas civiles.

A tal punto herían esas imágenes, que el propio enviado de Trump a Ucrania, el teniente general retirado Keith Kellogg, dijo que lo hecho por Rusia en Sumy "excede cualquier línea de decencia”. "Soy un exlíder militar, entiendo el concepto de objetivos militares, pero esto está mal. Hay decenas de civiles muertos y heridos”, señaló Kellogg, omitiendo que Trump suele repetir cada vez que se lo preguntan que "Putin es mi amigo".

Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania, admitió que lo hecho por Rusia en el ataque a Sumy

Putin, se sabe, no tiene límites, y a ese demencial ataque seguramente seguirán otros. En ese cuadro de una Ucrania agobiada e intentando resistir, Kellog insinuó este sábado una suerte de "muro como el de Berlin", usando el límite natural que impone en la zona en guerra el río Dniéper, que va de norte a sur... por el centro de Ucrania.

Esa hipótetica partición solo graficaría la pérdida de soberanía de Ucrania, es apenas un indicio de la alteración de lo que académicos de Relaciones Internacionales llaman “Equilibrio de poder”. Dicho equilibrio busca precisamente que ningún país tenga más poder que el otro. El norteamericano sugirió “zonas de control por parte de británicos y franceses en la zona oeste de Ucrania”. Todo esto direccionado a formar una especie de “bastión” de contención contra Rusia.

También Kellog propuso una línea de “demarcación” entre fuerzas “pro-ucranianas” y fuerzas rusas. El norteamericano al proponer al río Dniéper llevó la situación a un nivel similar al de la península de Corea, donde Norte y Sur están separados por el paralelo 38. Ahora, ¿Pero podrán esas soluciones con tintes del pasado resolver problemas de la coyuntura actual?

Ucrania necesita desesperadamente más soldados. La “Legión Internacional de la Defensa Territorial de Ucrania” ha iincluso buscado reclutar a argentinos. La embajada de Ucrania en Argentina destaca que se deben tener en cuenta las leyes locales de cada país para saber si existe la posibilidad de pelear en territorio ucraniano. La iniciativa apunta a algunos puntos locales, la crisis económica y el triste escenario social de nuestro país tal vez pueden empujar a algunos ciudadanos a tomar esos riesgos mayores.

Mientras tanto, el alcalde de Sumi (Artem Kozbar) denunció que en a zona, a 40 km de la frontera con Rusia, hay constantes ataques tras el retroceso de tropas ucranianas a zonas cercanas a Kursk (dentro de territorio ruso).

En el Foro Diplomático de Antalya (Ciudad de Estambul en Turquía) el canciller ruso Serguéi Lavrov, dijo que “Alemania, Francia y el Reino Unido se han centrado en el objetivo de alistar una nueva guerra”. La exigencia del canciller ruso para eliminar las causas de la guerra que ya lleva años impone, en primer lugar, descartar la posibilidad de ingreso de Ucrania a la OTAN. Favorable a Rusia, Trump se mostró reacio a esa incorporación. No solo eso, Trump incluso ha amenazado con retirar a Estados Unidos de dicha alianza militar.

La realidad es que desde la caída de la Unión Soviética (1991), la OTAN ha expandido sus fronteras. Y eso es lo que argumenta Rusia para sentirse amenazada. El mecanismo de seguridad colectivo de la OTAN implicaría que si Ucrania entra a la OTAN y es atacado, el resto de los países miembros deberían n responder también a esos ataques, de Rusia en este caso.

En medio de todo eso, queda pensar ¿hay realmente una voluntad de paz? Difícil saberlo entre tantos intereses. Lo dignamente humano es relegado. Como siempre.

* Lic. en Ciencias Políticas

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