OPINIóN
Día Nacional del Inmigrante

La diversidad nos hace más fuertes

Si bien todos los días encuentro algún motivo para asombrarme o para admirar a este país, enterarme de este lugar destacado que se le da a la inmigración, a la existencia de diversas colectividades en el seno de la sociedad argentina, me llegó especialmente. 

Inmigración - Diversidad 20240903
Inmigración y diversidad cultural | CEDOC

Hoy se conmemora en la Argentina el Día del Inmigrante. Desde 1949, un decreto fija el 4 de septiembre como jornada para celebrar a quienes llegaron de otras tierras y aportaron sus tradiciones a la cultura argentina.

Si bien todos los días encuentro algún motivo para asombrarme o para admirar a este país, enterarme de este lugar destacado que se le da a la inmigración, a la existencia de diversas colectividades en el seno de la sociedad argentina, me llegó especialmente. 

Puede que sea una opinión sesgada, pero creo que los inmigrantes son increíblemente valientes. Dejar la propia casa hacia una tierra desconocida, sin tu familia ni tus amigos, para construir una nueva vida y navegar por otra cultura, otra sociedad, otro idioma y otras leyes, nunca es sencillo.

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Nací y crecí en el Reino Unido, pero mis padres son de Nueva Delhi (India). Mi padre llegó al Reino Unido en los años sesenta para trabajar como médico en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y mi madre lo siguió luego de que se casaran, ya en la década del 70. No puedo imaginar lo difícil que le resultó a mi madre su nueva vida, mudándose de su casa familiar a los 25 años a la fría, gris y ajena Coventry. Se adaptó increíblemente bien, crió a dos hijos, dirigió con éxito un negocio, hizo nuevos amigos y construyó una comunidad a su alrededor. Pero no fue fácil. 

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Hay una frase que a menudo me viene a la mente sobre su experiencia, y es «la herencia de la pérdida». Aunque nunca viví en la India, como mi madre añoraba a menudo su tierra natal, yo también sentía su pérdida. Nos perdimos todo tipo de encuentros y celebraciones familiares, incluidos los fallecimientos y funerales de mis queridos abuelos. 
Como hombre habitualmente tranquilo, mi padre le ponía a la situación una cara mucho más valiente. Pero en aquella época debió experimentar cierto racismo y algunos prejuicios en el trabajo, y le resultó mucho más difícil encajar en la sociedad británica. 

Dadas sus experiencias, estaban decididos a que mi hermano y yo no sufriéramos como ellos. Como todas las familias típicas de inmigrantes indios, se centraron en nuestra educación y éxito profesional como objetivo principal de una vida de sacrificios personales y profesionales. 

Bhavna Sharma
Bhavna Sharma. Foto: Embajada Británica

La identidad es algo fluido: es la relación que uno tiene consigo mismo y con su país de nacimiento, así como con su herencia, su cultura y su familia. Soy británica, pero no se me escapa que una de las conexiones históricas más significativas entre el Reino Unido y la India fue el colonialismo. No rehuyo a ese hecho: es ineludible. 

Mi abuelo paterno era médico y oficial del ejército británico, y luchó en la campaña de Birmania de la Segunda Guerra Mundial (1942-1945), en la que combatieron principalmente soldados de la Commonwealth. Mi padre nació en 1941, en la India anterior a la independencia, en lo que hoy es Pakistán. Gran Bretaña tuvo un gran impacto en su vida personal y su infancia, y dada la formación de su padre como médico del ejército británico, para él tenía sentido ir al Reino Unido cuando surgió la oportunidad. En las décadas de 1950 y 1960, el Reino Unido quería y necesitaba inmigrantes para dotar de personal al Servicio Nacional de Salud, así como a otros servicios públicos esenciales y fábricas, puestos de trabajo que en aquella época no cubría la población local. 

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Por esta razón, con orgullo me opongo firmemente la reciente violencia racista en el Reino Unido. Está claro que esas personas no hablan por mí (ni por la mayoría de la población británica), pero tampoco tienen derecho a decirme que «vuelva a casa». Yo estoy en casa. Mi familia ha contribuido significativamente a Gran Bretaña. Por eso estoy orgullosa de ser vice embajadora y representar a mi país: es la culminación de toda una vida de sacrificio de mis padres y nuestros antepasados.
Aunque los inmigrantes que contribuyeron a hacer de nuestros países sociedades más diversas provienen de distintos orígenes y llegaron movidos por diferentes circunstancias, siento que hay un hilo que nos une a argentinos y británicos: la convicción de que la diversidad nos hace más fuertes, la satisfacción por acoger a aquellos que vinieron a construir un país mejor, el impulso por integrar nuevas tradiciones a la identidad nacional.

Cuando nuestro anterior Primer Ministro, Rishi Sunak, también de ascendencia india, encendió junto a su familia las tradicionales velas de la festividad de Diwali frente a su Residencia oficial, sentí un profundo orgullo, como miembro de la comunidad india pero también como ciudadana británica y representante diplomática del Reino Unido en el exterior. Algo similar a lo que vivió la comunidad musulmana cuando el alcalde de Londres, Sadiq Khan, hijo de inmigrantes paquistaníes inauguró las luces del Ramadán en pleno West End, en el centro de nuestra capital.

Algo de todo este proceso que une diversidad e integración también se puede apreciar cuando uno recorre Buenos Aires y otras ciudades argentinas. Desde las expresiones coloquiales que los descendientes de italianos lograron inocularle al español que se habla en Argentina hasta los supermercados que inmigrantes chinos montaron en cada barrio o los puestos de arepas que nos trajo la última oleada de venezolanos, cada colectividad dejó y está dejando su aporte también aquí. 

Sin dudas, este espíritu abierto a integrar a todos en una sociedad plural es uno más de los muchos valores compartidos por la sociedad argentina y la británica, como también lo son la libertad de credos, los principios democráticos, el respeto por los derechos humanos, la protección de la diversidad de género y la promoción de la educación universal, entre tantos otros.

 

(*) La autora es Vice embajadora del Reino Unido en Argentina