OPINIóN
Salud tecno

La dieta digital

Una estadística reciente arroja que en promedio, una persona revisa su teléfono celular 96 veces al día. Entonces, deberíamos balancear mejor el contenido con el que elegimos nutrir nuestra mente a través de los dispositivos electrónicos

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China quiere limitar el uso de celulares en jóvenes a dos horas por día. | Reperfilar

Vivimos en un mundo donde en muchos casos hay una preocupación generalizada por la nutrición y el estado físico, pero muy pocas veces le prestamos la atención que se merece la dieta digital. En otras palabras, lo que terminamos consumiendo en las dimensiones virtuales. Así como elegimos qué alimentos comemos para mantenernos sanos, también deberíamos considerar un poco más qué contenido digital permitimos entrar en nuestras mentes, y más frente a la avalancha informativa y de estímulos a la que estamos expuestos todos los días.

Podríamos definir a la dieta digital como a la calidad y cantidad de información que consumimos diariamente a través de nuestros dispositivos. En 2024, el promedio de veces que levantamos el teléfono por día alcanzó cifras algo polémicas. Una persona promedio revisa su teléfono alrededor de 96 veces al día. Este hábito no solo impacta nuestra productividad, sino también en nuestra salud. Y nuestra percepción del mundo.

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La importancia de una dieta digital sana y equilibrada radica en que, al igual que con la comida, lo que consumimos en las virtualidades define nuestra percepción del mundo. Pasar horas navegando por redes, leyendo noticias sensacionalistas o absorbiendo contenido superficial afecta nuestra visión de la realidad y nuestro bienestar emocional.

Autores como Cal Newport, en su libro Digital Minimalism, defienden hipótesis por una relación más consciente y controlada con la tecnología. Newport sugiere que debemos ser selectivos con nuestras fuentes de información y establecer límites claros sobre cuándo y cómo consumimos contenido digital. De esto un poco se trata.

En lugar de nutrir nuestras mentes con información enriquecedora y debates constructivos, muchas veces nos encontramos atrapados en un ciclo de gratificación instantánea y distracciones constantes.
 

La psicóloga Sherry Turkle también exploró este tema en Reclaiming Conversation, donde argumenta que la dependencia excesiva de la comunicación digital está afectando nuestra capacidad para tener conversaciones significativas y profundas. En lugar de nutrir nuestras mentes con información enriquecedora y debates constructivos, muchas veces nos encontramos atrapados en un ciclo de gratificación instantánea y distracciones constantes.

La era de lo aesthetic

Imaginemos nuestras cabezas como una casa que estamos construyendo. Si constantemente la llenamos de basura y cosas inútiles, no podemos esperar que sea un lugar agradable para vivir. De la misma manera, si llenamos nuestras mentes con contenido superficial y negativo, no podemos esperar mantener una perspectiva positiva y equilibrada de nuestras vidas.

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Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra dieta digital? Primero, seleccionando nuestras fuentes de información. Así como preferimos alimentos nutritivos (a veces más, a veces menos), debemos priorizar por contenido digital que nos eduque, nos inspire y nos haga crecer. Segundo, estableciendo límites claros sobre cuándo y cuánto tiempo pasamos en línea. 

¿Qué impacto tiene nuestra dieta digital en nuestra percepción del mundo? ¿Estamos realmente informados o simplemente estamos llenando nuestras mentes con ruido? ¿Cómo podemos establecer límites saludables con la tecnología para mantener nuestra libertad y autonomía? ¿Cómo podemos ser más conscientes de nuestra dieta digital y asegurar que lo que consumimos realmente nos termine beneficiando?

Como siempre y como con todo en la vida, la clave está en encontrar un equilibrio, en saber qué consumir y cuándo, y en ser conscientes del impacto que esto tiene en nuestras vidas. Así que, la próxima vez que agarres el teléfono, pensá en qué estás alimentando tu mente. Podemos darle al cuerpo papas fritas o chizitos de vez en cuando, pero tratemos que no siempre.

Y tal vez, en ese acto de ser más conscientes de nuestra dieta digital, encontremos un poco de esa claridad que todos estamos buscamos.