OPINIóN
Derechos humanos

La deshumanización como falta de empatía

Detrás del racismo, las matanzas indolentes y la indiferencia ante el sufrimiento humano está el negacionismo. La reivindicación de la deshumanización de los grupos sociales. Esta idea volvió a circular en estos días.

ONG Gente en situación de calle
ONG Gente en situación de calle | ONG Gente en situación de calle

El escritor, ensayista y activista James Baldwin escribió en uno de los cuentos de Al encuentro del hombre la historia de Peter, un muchacho negro, estudiante, que se queda unos días en el departamento alquilado de un amigo blanco, en un barrio blanco, en un edificio en donde solo vive gente blanca. Su amigo le dice: “Tendrás que estar un poco escondido. Tu sabes”. 

Durante tres días estuvo midiendo el tiempo para salir cuando todos se habían ido y volver cuando dormían. Cada mañana esperaba que la encargada del edificio fuera a echarlo. La espera abrumaba

“El sudor en mi cuerpo se enfriaba. Abajo, en una radio, escuchaban la Sinfonía para el Desayuno. Era Beethoven. Me senté y encendí un cigarrillo. “Peter -dije- no dejes que te maten de susto. Tu también eres un hombre”.

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Esto no es sobre Baldwin, es sobre Nicolás Márquez, pero no en términos personales sino como emergente de los sentidos instrumentales que toma el negacionismo y la reivindicación de la dictadura para deshumanizar grupos sociales. 

-“Eso fue un plan sistemático, pero no de personas. Fue la desaparición de guerrilleros”, le dijo al periodista Martín Sivak.

Para tirar personas adormecidas al mar, negarles sepultura, es necesario deshumanizarlas. Para robar sus bebés y cambiarles la identidad, también. Para someter a los familiares a una vida de incertidumbres sobre el destino de sus seres queridos, es necesario que su condición humana no importe. 

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El rechazo a un plan sistemático, a una técnica de la muerte y, como contraparte, el acuerdo por el respeto a los derechos humanos -que no es otra cosa que el reconocimiento de humanidad a todas las personas-  es lo que funda nuestra democracia. Por eso estas escenas de deshumanización nos ponen en alerta:

  • La negación de humanidad a guerrilleros 
  • La limpieza urbana entendida como quitar del espacio público y por la fuerza a las personas empobrecidas
  • La vinculación entre inmigración y violencia hacia las mujeres
  • La indiferencia hacia el crimen de odio y las condiciones de vida de cuatro lesbianas pobres, tres de ellas fallecidas 

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La aceleración del discurso negacionista de este gobierno y algunos sectores identificados con la dictadura y sus valores está directamente conectada con formas de deshumanización sobre el presente. 

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Se reciclan concepciones de aquella época para operar en la actualidad. Son productivas políticamente en el presente para justificar salidas violentas sobre la disidencia, sobre la pobreza, para reivindicar formas de discriminación, de violencia policial, ataques a pueblos originarios, a las sexualidades diversas. 

La deshumanización y los discursos de odio son condiciones previas para las violaciones graves a los derechos humanos. Despejan el terreno para escalar la violencia estatal y de grupos radicalizados. 

Sin embargo, esta aceleración puede no ser una profecía auto cumplida. No tiene que terminar así. Hay antídotos para que no crezca, como sostener los lazos de solidaridad, practicar la empatía, la compasión, el entendimiento mutuo, sobre todo en el desacuerdo. También es necesario introducir una pregunta que solo podemos responder colectivamente: ¿por qué está pasando esto? 

*Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)