OPINIóN
innovación y regulación

La Cumbre de la Inteligencia Artificial

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París. La Cumbre para la Acción sobre la inteligencia artificial será el 10 y 11 de febrero. | AFP

Una vez más Francia lidera el equilibrio teórico, científico y político-diplomático de un tema que se ha convertido en el sustento de todos los asuntos de la agenda internacional: la Inteligencia Artificial.

Junto con al criterio europeo, ha tomado una equidistancia entre una posición estado-céntrica y de partido único, y de aquellas que dejan librada a la mano invisible sus consecuencias. Durante estos días de profundos debates e intercambios desde el pensamiento crítico y reflexivo, se aspira a que se permita a la sociedad pueda “adaptarse y prepararse colaborativamente para los cambios provocados por la IA”. Dos palabras enmarcan la filosofía de la cumbre: la innovación y la regulación.

Como todo tema que requiere una lógica científica, pero a su vez ética, las preguntas que se plantean para la discusión de la Cumbre, muestran el equilibrio y el aplomo de la propuesta franco-europea: ¿Cómo se pueden desarrollar masivamente las tecnologías y los usos de la IA en todos los países del mundo?; ¿Cómo podemos realizar con éxito la transición a la IA sin dejar a nadie atrás y preservando nuestras libertades?; ¿Cómo podemos garantizar que los usos de la IA correspondan a nuestros valores humanistas y que esta tecnología pueda ponerse al servicio del interés colectivo y general? Cinco temas profundizarán el debate en París.

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Primero. La IA al servicio del interés público dado que la IA debe considerarse una tecnología y como tal orientarse hacia el progreso humano y colectivo para el desarrollo económico, social y ambiental. Para esto se debe evitar la brecha digital y la concentración en la lógica del mercado. Aquí se propone “la creación de una nueva plataforma mundial que sirva de incubadora para poner la inteligencia artificial más al servicio del interés general”.

Segundo. El futuro del trabajo al comprender que esta tecnología está transformando de manera profunda las condiciones laborales de las empresas y sus trabajadores. Para ello se requiere una adaptación y una formación orientada a que empresarios y trabajadores puedan mejorar sus condiciones de productividad e ingresos, pero mitigar sus riesgos y efectos secundarios.

Tercero. Innovación y cultura que contemple los altas ganancias del aceleramiento de la productividad, pero evitando la concentración digital en pocas manos. Estos “negocios justos” deben buscar desarrollos orientados a la “protección del medio ambiente y de la diversidad cultural” respetando la propiedad intelectual. Asimismo, garantizar la información confiable y basada en la evidencia como sustento de la educación ciudadana colectiva.

Cuarto. IA confiable a través de la seguridad y la protección al “servicio del interés público”. Este desafío se basará en la ciencia así como en el acuerdo de estándares que permiten generar buenas prácticas que eviten la fragmentación y la manipulación de las sociedades. A su vez, se pretende un compromiso en la lucha contra la discriminación.

Quinto. Gobernanza global de la IA que se oriente diplomáticamente a la construcción de un “marco de gobernanza compartido y eficaz con todos los actores involucrados”. Para el gobierno francés la “palabra clave es la inclusividad” ya que solo siete países del mundo participan en las principales iniciativas internacionales sobre el tema y 119 están completamente ausentes.

Esta Cumbre se basa en el “enfoque de lo colectivo” orientado a “construir un consenso sobre la arquitectura de la gobernanza global de la IA con todos y para todos”. Los desafíos están planteados. Sólo resta neutralizar los bloqueos pre-modernos esperados y que prime la ética inclusiva y la racionalidad multilateral.

*Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Austral.