OPINIóN
Un mundo mejor

La confianza no se regala

Basada en la integridad, es el cimiento de las relaciones sólidas y duraderas y sólo la merecen quienes superaron la prueba del tiempo. Confiar esa llave maestra de nuestra casa a un extraño, vulnera nuestra arquitectura vital, hiere la autoestima. Esto también le pasa a una sociedad.

Confianza
Confianza | Freepik.es

La confianza es el cimiento invisible sobre el cual se construyen las relaciones más sólidas y duraderas. No es un bien que se entrega a la ligera, ni una moneda de cambio que se ofrece en cada esquina. Es, más bien, una llave preciosa que abre las puertas más íntimas de nuestro ser, un tesoro que debe ser custodiado con la diligencia de un guardián celoso. Y, siendo la especie, tal vez, menos confiable, debemos tomar medidas para evitar tanto daño.

En la compleja sociedad actual, la confianza aparece como una construcción, un regalo que debe estar basado en la consistencia y la arquitectura de la integridad. Requiere tiempo para proyectarse y crecer, y solo aquellos que demuestran con acciones, no solo con palabras, que son dignos de tal obsequio, deberían poder aspirar a recibirlo. ¿Cuántas veces hemos confiado en amigos o parejas o familiares, bancos, gobiernos?

Dar nuestra confianza es permitir que alguien más camine por los pasillos secretos de nuestra vulnerabilidad. Es prudente construir uniones o relaciones de confianza con aquellos que han probado, a través del tiempo y la adversidad, que pueden cargar con ese honor con la responsabilidad y el respeto que merece.

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La confianza es valiosa, y como tal, no debe ser desperdiciada ni malgastada. Es el sello de las alianzas más fuertes y el lazo que une los destinos en pacto de mutuo apoyo y comprensión. Debemos tratar la confianza con el cuidado que merece, y así podrá ser la llave que nos abra caminos de inmensa belleza en nuestras vidas.

La confianza es como una joya de incalculable valor en el tesoro de nuestras relaciones, pero cuando se deposita en manos equivocadas, puede convertirse en una fuente de gran dolor y traición. Confiar en alguien que no es realmente confiable es como entregar las llaves de nuestra casa a un extraño, permitiéndole acceso a nuestros espacios más sagrados y personales.

El mal que surge de una confianza mal colocada puede ser profundo y duradero. Una vez que la confianza es traicionada, se desata una cascada de consecuencias negativas: el dolor del engaño, la pérdida de la fe en los demás, y la erosión de la autoestima. La traición de la confianza puede dejar cicatrices en el alma que tardan años en sanar, si es que alguna vez lo hacen.

También la confianza puede desinflarse

Es por eso es que debemos ser cautelosos y sabios al elegir a quién le damos acceso a las cámaras más íntimas de nuestro corazón de nuestra mente y nuestra vida. La confianza debe ser ganada, probada y reforzada a través de acciones consistentes y fiables. No es algo que se deba otorgar a la ligera, sino más bien algo que se debe cultivar con cuidado y discernimiento.

Confiar en alguien que no es realmente confiable es como entregar las llaves de nuestra casa a un extraño, permitiéndole acceso a nuestros espacios más sagrados y personales"

Aprender a confiar de manera inteligente es un acto de equilibrio. Debemos estar abiertos a conectar con los demás, pero también debemos protegernos de aquellos que podrían aprovecharse de nuestra vulnerabilidad. Al proteger nuestra confianza, protegemos nuestra paz interior y mantenemos la integridad de nuestro ser.

Estamos viviendo una terrible falta de confianza social, familiar, personal, nos han lastimado, golpeado, herido, matado y algunos sobrevivimos gracias a la resiliencia. 

La pandemia y la activación de confianza

Hay una imperiosa necesidad de ser confiables. En este mundo donde la incertidumbre a menudo reina, sobre todo en nuestras latitudes y las promesas se rompen con facilidad, la urgencia de ser confiables clama como un llamado a la acción. 

La resiliencia es otro pilar de la confiabilidad. Es la capacidad de enfrentar los desafíos y recuperarse de los contratiempos sin perder la integridad ni la dirección"

Ser confiable no es solo una cualidad deseable, es una necesidad vital que sostiene la estructura de nuestras relaciones y comunidades. Cada hecho delictivo puede revelar grandes y dramáticas desconfianzas a nuestro alrededor, en nuestro círculo más cercano.

Ser confiable significa ser responsable; es cumplir con nuestras palabras y acciones, es estar presentes cuando nos necesitan y ser coherentes en nuestro comportamiento. La responsabilidad es uno de los materiales que se necesita para fortificar la confianza, y sin ella, nuestra vida y nuestra sociedad se deshilacha y se debilita.

La resiliencia es otro pilar de la confiabilidad. Es la capacidad de enfrentar los desafíos y recuperarse de los contratiempos sin perder la integridad ni la dirección. Una persona resiliente es una fuente de fortaleza y estabilidad para aquellos que la rodean, un faro de confianza en medio de la tormenta.

Resiliencia de las letras

Ser confiables por nosotros mismos es el primer paso; ser auténticos y verdaderos con nuestras propias convicciones y valores. Cuando somos confiables para nosotros mismos, establecemos un estándar de conducta que naturalmente se extiende hacia los demás.

Y con los demás, ser confiables es aún más crítico. Es ser dignos de la confianza que otros depositan en nosotros, es ser una roca sólida en la que pueden apoyarse. En cada interacción, en cada promesa, en cada acto de apoyo, reafirmamos la urgente necesidad de ser confiables. 

Ser confiables es un acto de amor propio y de respeto hacia los demás. Es una responsabilidad que debemos llevar con orgullo, sabiendo que, en cada gesto de fiabilidad, estamos construyendo un mundo mejor, más seguro y más conectado.