OPINIóN
A 68 años de su fallecimiento

Eva Duarte de Perón, la eterna abanderada de los humildes

En un nuevo aniversario de su fallecimiento, sigue despertando pasiones encontradas. Lo único que no produce es indiferencia.

Eva Duarte de Perón
Eva Duarte de Perón | CEDOC

Un breve recorrido por la vida de Eva Duarte de Perón desde su humilde infancia en Los Toldos hasta llegar a las máximas instancias de la política. A ser amada por las multitudes populares y generar odio en las clases altas. En un nuevo aniversario de su fallecimiento, Eva sigue despertando pasiones encontradas. Lo único que no produce es indiferencia.

Hija de Juana Ibarguren, de profesión costurera, Eva nació el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos (provincia de Buenos Aires), como fruto de un matrimonio ilegítimo, puesto que su padre Juan Duarte (político conservador, de cierta prosperidad) ya tenía una familia constituida. Eva fue la menor de cinco hermanos (Blanca, Elisa, Juan y Erminda).

Todas las biografías sobre Eva afirman que tuvo una infancia muy humilde, con apremios económicos y que esta situación marcó a fuego su compromiso (años después) con los pobres, así como su desprecio por los sectores acomodados, por lo general, indiferentes a las necesidades de los que menos tienen.

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En 1935, con solo 16 años de edad y con gran interés por la actuación, conoció al cantante de tangos Agustín Magaldi -apodado “el Gardel de las provincias”- y le solicitó apoyo para irse a Buenos Aires donde se encontraba su hermano Juan haciendo el servicio militar. Ese mismo año Eva debutó con un pequeño papel en “La señora de los Pérez”, en el Teatro Comedia y tuvo algunas participaciones menores en varias obras. Sin embargo, la paga era poca, la comida escaseaba y tuvo que vivir de pensión en pensión. Cabe señalar que la situación de Eva era similar a la del conjunto de la clase trabajadora argentina que tenía bajos salarios, inestabilidad en el empleo y la total ausencia de derechos laborales. En 1937 tuvo su debut en el cine con un pequeño papel en la película Segundos afuera. Poco después actuó junto al popular Luis Sandrini; en la radio realizó exitosos programas y comenzó a organizar a los trabajadores radiofónicos en el ARA (Asociación Radial Argentina).

Eva Perón, única e irrepetible

El 15 de enero de 1944 una tragedia nacional modificó para siempre la vida de Eva: se produjo un devastador terremoto en la provincia de San Juan que destruyó la ciudad casi por completo y mató a más de diez mil personas. El coronel Juan Domingo Perón, por entonces Secretario de Trabajo y Previsión comenzó a organizar la ayuda a los sobrevivientes y la reconstrucción de la ciudad. Para ello, convocó a actores y actrices con el objetivo de realizar un evento benéfico que se realizaría en el Estadio Luna Park y Eva Duarte estuvo a cargo de la difusión y organización.

El día 22 de enero, durante el evento, los ojos de Eva (24) y los de Juan (48) se cruzaron y nunca más se separaron. Hay versiones dispares: para unos, fue Domingo Mercante (amigo de Perón, futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires) el que los presentó, para otros, el que propició el encuentro fue Roberto Galán (años después, realizará el exitoso “Yo me quiero casar ¿y usted?). Tiempo después, Perón afirmó que ese día “Eva entró en mi vida como el destino”. A las pocas semanas se fueron a vivir juntos a un departamento de la calle Posadas en la ciudad de Buenos Aires.

Cabe recordar que Perón fue logrando cada vez más importancia en el gobierno (al cargo en la Secretaría de Trabajo y Previsión sumó el de Vicepresidente y el de Ministro de Guerra) y Eva estuvo a su lado, haciendo programas de radio en que elogiaba la labor de su amado coronel en pos del mejoramiento de la clase obrera.

La “audaz” política laboral, el manejo de la política exterior (Perón declaró la guerra a los nazis, casi extinguidos) y su romance con Eva, enfurecieron a un sector del Ejército que lo destituyó de todos sus cargos y lo envió detenido a la Isla Martín García. Lo que sigue después es historia conocida: el 17 de Octubre de 1945 cientos de miles de obreros y obreras, irrumpieron en la ciudad de Buenos Aires y pacíficamente clamaron por la liberación de Perón. Ese día nació el movimiento político más importante de la historia argentina y de América Latina.

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¿Qué rol desempeñó Eva el 17 de Octubre? Hay controversias. Cipriano Reyes, un dirigente sindical que creció alentado por Perón (y que terminará, años después, preso, acusado de un complot contra el primer mandatario) afirmó que Eva no cumplió ningún papel trascendente. Otra visión aporta el sindicalista Ángel Perelman quien argumentó haber visto a Eva "en un auto recorriendo los barrios y difundiendo la orden de un paro general".

Cinco días después de la jornada histórica del 17 de Octubre, Eva Duarte y Juan Domingo Perón se casaron por civil en la ciudad de Junín. Los únicos testigos fueron Domingo Mercante y Juan Duarte. Al poco tiempo lo hicieron en la Parroquia San Francisco de Asís de la ciudad de La Plata.

Una vez que asumió Perón, el 4 de junio de 1946, Eva se trasladó a la Secretaría de Trabajo y Previsión, donde comenzó a recibir a personas de diferentes estratos sociales (obreros, amas de casa, diplomáticos) e inició sus recorridas por hospitales y orfanatos. Esta actividad comenzó a molestar a la Sociedad de Beneficencia, reducto de las mujeres de la clase alta, que hacían caridad con los pobres. De hecho, tradicionalmente, la Primera Dama debía ser presidenta honoraria de la Sociedad, pero aquéllas se negaron a nombrarla a Eva (por cierto, ésta las despreciaba también). También Eva tuvo un activo rol en la llamada “Campaña de los 60 días”, impulsada por el gobierno para combatir el aumento abusivo de los precios de los alimentos y la especulación de los comerciantes. Además, en su trajín diario, visitaba fábricas, invitada por los delegados y delegadas obreras, a fin de conocer sus problemas y reclamos, que luego, por la noche, transmitía a su esposo.

En 1947, Eva comenzó a luchar para lograr la sanción del voto femenino (reclamo de las feministas desde comienzos del siglo XX), que se obtuvo en septiembre de ese año. Cuando se sancionó la ley, Eva afirmó que le “tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria porque aquí, hermanas mías, está resumida, en la letra apretada de unos pocos artículos, una larga historia de lucha, de tropiezos y de esperanzas”. Ese mismo año, realizó una larga gira por Europa, siendo recibida con grandes honores, en España, Italia (en el Vaticano tuvo audiencia con el Papa Pio XII), Portugal, Francia y Suiza.

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Al volver de la gira, la enorme actividad en favor de los sectores más humildes se institucionalizó con la creación de la Fundación Argentina de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón (1948).Según los estatutos, el objetivo era realizar una vasta acción asistencial hacía los sectores menos favorecidos de la sociedad vía ayuda monetaria, alimentos, facilitar elementos de trabajo (por ejemplo, máquinas de coser), el otorgamiento de becas, la construcción de viviendas, escuelas, hospitales,con el objetivo que aquéllos tuviesen una vida digna. ¿Cómo se financiaría? El patrimonio estaría conformado por contribuciones otorgadas por el estado nacional, las provincias y los municipios, el aporte de gremios y sindicatos (con los salarios de los días 1° de mayo y 12 de octubre), y lo recaudado en multas, impuestos de carreras, casinos y loterías, entre otros.

No es posible dar cuenta de la enorme labor realizada por la Fundación durante los años que fue dirigida por Eva. Basta con mencionar la creación de colonias de vacaciones para los niños y niñas (que nunca habían gozado este derecho) en Chapadmalal, Río Tercero, Mar del Plata y Miramar; la organización de los famosos torneos deportivos “Evita”; la construcción de escuelas, policlínicos de máxima complejidad, hospitales especializados (como el del Quemado, para reumáticos, etc.); comedores, hogares de ancianos, de mujeres (Hogar de la Empleada, Hogares de Tránsito para madres solteras) y hasta un tren sanitario que recorría las provincias más postergadas (que contaba con vagón quirófano, vagón laboratorio y vagón cine).

En 1949, Eva impulsó la creación del Partido Peronista Femenino y militó la sanción de un nuevo texto constitucional, más acorde a los tiempos que vivía la Argentina y el mundo. Recordemos que la “Constitución Peronista” de 1949 incorporó los derechos sociales y laborales, la igualdad jurídica de la mujer y el hombre, los derechos a los ancianos y los niños, la función social de la propiedad, el voto directo a presidente y la posibilidad de la reelección.

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Eva no descansaba, nunca. En 1950, continuó con un frenético ritmo de trabajo, tanto en la Secretaria de Trabajo, con las delegadas del Partido Peronista Femenina, viajando a las provincias (por ejemplo, a Mendoza, para clausurar, junto a Perón, el “Año Sanmartiniano”), inaugurando torneos, en los actos oficiales (1° de mayo, 17 de octubre). En esos meses comenzó a vislumbrarse el intento de reelección de Perón, que Eva apoyará fervientemente en cada acto que se realice.

El 22 de agosto de 1951 se realizó en la 9 de Julio y Avenida Belgrano de la ciudad de Buenos Aires (donde hoy está ubicado el Ministerio de Desarrollo Social), el Cabildo Abierto del Justicialismo. Más de dos millones de personas clamaron por la fórmula presidencial de Juan Perón y Eva Duarte de Perón. Ese día tuvo lugar un intenso dialogo entre Eva y el pueblo allí reunido. Dialogo no exento de tensión. Eva daba rodeos para confirmar su candidatura a vicepresidenta, el pueblo no se movería de allí hasta arrancarle un “sí”. Eva pidió, clamó, por unos días para pensarlo. La multitud solo repetía: NO! NO! Ahora! Ahora.! Eva rogó por unas horas para pensarlo. La respuesta de la multitud, rugiendo, fue la misma. NO! NO! Ahora! Ahora! Nadie se movía. Ese día era histórico y todos y todas querían quedarse allí para protagonizarlo.

¿Por qué Eva se bajó de la candidatura? Algunos autores señalan que el cáncer había empezado a hacerse visible, otros subrayan la oposición de las Fuerzas Armadas a que una mujer (no una mujer, sino esa mujer), fuese la vicepresidenta. Lo cierto es que el 31 de agosto de 1952, Eva, en un discurso radial, manifestó su decisión “irrevocable” y “definitiva”, de no integrar la fórmula. “Renuncio a los honores, pero no a la lucha”, afirmó.

Poco después, comenzaron a aparecer noticias relacionadas con la enfermedad de Eva, a realizarse masivas -y diarias- cadenas de oración por su recuperación; su internación en el Hospital Finochietto donde se sometió a sucesivas operaciones, los proyectos de construir, a través de la colecta popular, un monumento en Avenida de Mayo y 9 de Julio, etc.

Eva Duarte de Perón, "Abanderada de los humildes, Jefa Espiritual de la Nación"

El 17 de Octubre de 1951, Eva habló a “sus grasitas”, a sus “descamisados” y preanunciando una despedida afirmó: “Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. Para fines de ese año, a posteriori de un intento de golpe de Estado liderado por Menéndez (una “chirinada”, lo minimizó el primer mandatario), Eva envió a comprar, a través de la Confederación General del Trabajo, más de cinco mil armas automáticas para conformar milicias obreras y defender al gobierno.

Producto del avance de la penosa enfermedad, las apariciones públicas de Eva en los primeros meses de 1952 fueron muy escasas: alguna participación con Perón en la Casa de Gobierno (recibiendo a los mandatarios provinciales), en la inauguración del Autódromo en la Capital Federal, una visita al Teatro Colón, el recibimiento a censistas del Partido Peronista Femenino, a niños de los certámenes infantiles Evita y poco más. Sus dos últimas apariciones ante las masas fueron el Día del Trabajador en la Plaza de Mayo y en la asunción de Perón en su segunda presidencia el 4 de junio.

Aquel 1°de mayo, Eva estaba enfurecida. Clamó contra los “traidores de afuera y de adentro” del peronismo, recordó el intento de golpe militar de septiembre pasado, las defecciones de sectores cercanos a Perón y afirmó: “Yo le pido a Dios que no permita a esos insensatos levantar la mano contra Perón, ¡porque guay de ese día! Ese día yo saldré con el pueblo trabajador, yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con los descamisados de la patria, ¡para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista!”. Eva, atravesada por el dolor, corroída por el cáncer que la devoraba por dentro, culminó su discurso afirmando que “quiero que mi pueblo sepa que estamos dispuestos a morir por Perón y que sepan los traidores que ya no vendremos a decirle “Presente” a Perón como el 28 de septiembre ¡sino que iremos a hacernos justicia por nuestras propias manos! Hay mucho dolor que mitigar, hay que restañar muchas heridas, porque todavía hay muchos enfermos y muchos que sufren”.

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El frío y húmedo sábado 26 de julio de 1952 a las 20.25, Eva Perón, denominada la “Jefa Espiritual de la Nación”, falleció. Hondas escenas de dolor atravesaron a gran parte del pueblo argentino (otras expresiones, minoritarias, aquellas que cuando se conoció su enfermedad pintaron las paredes con “Viva el cáncer”, se alegraron). El velorio se realizó en el Ministerio de Trabajo y Previsión (la antigua Secretaría) donde Eva pasaba larguísimas jornadas trabajando y donde dejó -literalmente- su vida. Cientos de miles de personas se acercaron a darle el último adiós. A partir de ese momento, sin Eva, ya nada fue igual en la Argentina. Para los humildes, para la clase trabajadora y para Perón. Algunos estudios afirman que éste perdió gran parte de su capacidad política, se rodeó de adulones y se mostró intolerable a las críticas. Tres años después fue derrocado por un golpe cívico-militar autodenominado Revolución Libertadora. El cadáver de Eva fue secuestrado, vejado, amputado, quemado con cigarrillos y finalmente enterrado con un nombre falso en la ciudad italiana de Milán. Los “libertadores” creyeron que de este modo el pueblo argentino (o al menos aquella parte, mayoritaria, afín al peronismo), la olvidaría. Que poco conocieron y conocen al pueblo. En realidad, nunca lo conocieron.