OPINIóN
Burradas

Idas y vueltas en la Inteligencia Artificial

La IA confunde a Sócrates con Mario Vargas Llosa y César Vallejo. En reiteradas preguntas, el autor de la nota le pregunta: “¿Quién dijo ‘Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un’ tábano (...)”, pero el sistema demostró que, al menos en filosofía y literatura, aún es inferior al saber humano.

Sócrates y orejas de burro 20240531
Sócrates y orejas de burro. | X @EFilosofiK @Alvaroexsub

Como una forma de enaltecer la tarea del periodista y destacar su importancia como trascendente jugador comprometido con la vigencia del republicanismo en democracias maduras, Natalio Botana consignaba como epígrafe de cada una de las ediciones del diario Critica la frase “Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo para picarlo y mantenerlo despierto. Sócrates”.

Como no recordaba -o no sabía- en cuál de los Diálogos Platónicos figura la sentencia en cuestión, acudí a la ayuda de la Inteligencia Artificial, usando uno de los chats que, en forma gratuita, están disponible en la red.

Mi primera consulta fue “en que libro se lee Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo para picarlo y mantenerlo despierto”; la respuesta fue: “esa frase proviene de La ciudad y los perros, una novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa, publicada en 1963. Es una metáfora poderosa que refleja el papel disruptivo y vigilante que desempeña un personaje en la trama de la obra.”

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Dudando de la respuesta dada -he leído varias veces el libro en cuestión y debería recordar la cita- volví a preguntar; ahora, la respuesta fue “ Mis disculpas por la confusión anterior. La frase que mencionas es de Los Heraldos Negros, un poemario del poeta peruano César Vallejo, publicado en 1919. La obra contiene un poema titulado Los Heraldos Negros, donde se encuentra esa línea específica que mencionaste. Este poema es uno de los más conocidos y representativos de Vallejo, y la frase que citas es una metáfora poderosa que sugiere una fuerza perturbadora que despierta y desafía a la ciudad”.

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Si, es cierto, últimamente estoy medio escéptico frente a las pantallas- seguramente, por efectos secundarios de demasiada lectura de Byung-Chul Han o de Eric Sadin- por lo que, recelando de la rectificación, y recordando la atribución de Botana inmortalizada en su diario, pregunté: “¿no lo dijo Sócrates?”

Mi nuevo amigo me respondió “Mis disculpas por la confusión anterior. La frase que mencionas es en realidad atribuida a Sócrates, y no a César Vallejo. Esta cita es una referencia al diálogo Fedón, escrito por Platón, en el cual Sócrates, poco antes de su muerte, utiliza la metáfora del tábano para describir su papel en la sociedad ateniense. Sócrates compara su función de "picar" a sus conciudadanos con la tarea de un tábano que despierta a un caballo perezoso, simbolizando así su misión de incitar a la reflexión y el cuestionamiento en la sociedad. Gracias por la corrección.”

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¡Epa me dije! Y rápidamente revisé mi edición del Fedón en la excelente traducción de Alejandro Vigo (EditorialColihue) y al no encontrar la línea en cuestión, volví a mi ilustrado compañero y le pregunté “en que parte del Fedón está la frase 'Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo para picarlo y mantenerlo despierto'?”

La respuesta fue: “mis disculpas por la confusión anterior. La frase que mencionas, "Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo para picarlo y mantenerlo despierto", no se encuentra en el diálogo Fedón de Platón. La referencia que mencionas parece haber sido mal atribuida a Sócrates. La frase original proviene del poema Los Heraldos Negros de César Vallejo, como te mencioné anteriormente. Parece que hubo un error en la atribución. Si tienes alguna otra pregunta o necesitas información adicional, no dudes en preguntar.”

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Ante la generosa oferta y la reaparición en escena de la obra de Vallejo, consulté cual era el poema en cuestión, contestándome:

"Los Heraldos Negros es un poemario escrito por el poeta peruano César Vallejo y publicado en 1919. Este libro contiene una serie de poemas que exploran temas como la muerte, el sufrimiento humano, la soledad y la alienación. Es una obra fundamental en la poesía hispanoamericana del siglo XX. A continuación, te comparto el poema que lleva el mismo nombre del libro:

Los Heraldos Negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!”

Claramente, como se advierte, la misteriosa frase tampoco aparece en el poema mentado; en resumen, todo parecería ser una burla del gran periodista en complicidad con la AI que, desde algún lugar, se sonríe.

PD: Contrario senso, en Apología, Platón recoge de su maestro la siguiente frase: “En efecto: si me condenan a muerte, no hallarán con facilidad otro como yo -por ridículo que parezca decirlo- asignado a la ciudad por el dios, como un grande y noble caballo, perezoso a causa de su tamaño y necesitado de ser despertado por una especie de tábano. Así me parece que el dios me ha aplicado a la ciudad de un modo análogo para que los despierte, persuada y reproche a cada uno en particular, sin cesar el día entero, siguiéndolos por todas partes” (30e a 31a , traducción de Conrad Egger Lan, EUDEBA).