OPINIóN
CRISIS EN VENEZUELA

Fin de una era progresista: ¿Cristina Kirchner perdió el control?

El grupo de políticos latinoamericanos se ha quedado sin argumentos. Hoy, casi todos están fuera de control de cada uno de los gobiernos, enfrentando una nueva realidad donde las promesas del progresismo se ven cuestionadas por la falta de transparencia y la corrupción y la irrupción de un modelo más conservador y liberal.

Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner | AFP

La reciente controversia en torno a las elecciones en Venezuela ha dejado al descubierto una realidad incómoda para el grupo de políticos alineados con el “progresismo latinoamericano”. Cristina Fernández de Kirchner, una de las figuras más prominentes de este movimiento, parece haber perdido el control y se encuentra sin argumentos convincentes para defender lo que alguna vez fue una unión sólida de gobiernos progresistas en la región.

Las denuncias de irregularidades en el proceso electoral venezolano han debilitado aún más la posición de los líderes progresistas. A pesar de que la exmandataria argentina intenta sostener la legitimidad del sistema electoral venezolano, la evidencia de una posible farsa es difícil de ignorar. Cristina Kirchner ha subrayado la existencia de un sistema de doble soporte informático que, según ella, garantiza la transparencia del escrutinio. "Si se ha podido abordar ese escrutinio, que fue meticulosamente leído con precisión de decimales en cada una de las candidaturas que se presentaron, es porque hay un sistema doble de soporte informático de actas que fueron firmadas y remitidas al CNE", explicó. Sin embargo, estas afirmaciones no han sido suficientes para convencer a una opinión pública cada vez más escéptica.

La crítica de Cristina Kirchner también pone en perspectiva la importancia de la transparencia electoral y la integridad de los procesos democráticos. La confianza en los sistemas electorales es fundamental para la estabilidad y la legitimidad de cualquier gobierno, y asegurar esta confianza debe ser una prioridad. Las sombras de la duda y la manipulación electoral ensombrecen los procesos democráticos, y los líderes progresistas están en una encrucijada tratando de mantener una unidad que cada vez es más difícil de sostener frente a las crecientes críticas internas y externas.

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El grupo de políticos latinoamericanos se ha quedado sin argumentos. Hoy, casi todos están fuera de control de cada uno de los gobiernos, enfrentando una nueva realidad donde las promesas del progresismo se ven cuestionadas por la falta de transparencia y la corrupción y la irrupción de un modelo más conservador y liberal.

Gabriel Boric, el joven presidente chileno, ni siquiera pudo disfrutar de la tradicional luna de miel política. Su mandato ha sido complicado por un Congreso muy fragmentado y desafíos políticos internos. En Bolivia, Luis Arce, quien comenzó su gobierno con un buen nivel de popularidad gracias a una relativa estabilidad económica y política, ahora enfrenta serios problemas tras su largo y violento enfrentamiento con el departamento clave de Santa Cruz de la sierra.

Estos líderes, junto con otros del llamado “eje bolivariano” que incluye a Caracas, Managua, La Habana, y el cuidadoso apoyo de Colombia, Brasil y México, han creado un bloque que muchos ven como un vestigio del pasado, más que como una fuerza relevante para el futuro de la región.

El ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene un su papel protagónico en la política española sino también por sus conexiones y asesorías internacionales que le han generado fuertes críticas. Pedro Sánchez, el actual presidente de España, es a menudo visto como el discípulo de Zapatero, lo que añade una capa adicional de complicaciones a su legado político. España rápidamente reconoció al gobierno de Maduro.

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En el entorno de Zapatero se encuentra el exjuez Baltazar Garzón, conocido por su activismo judicial y sus casos de alto perfil. Garzón defensor desparrama asesoramiento con las teorías del "lawfare", por los gobiernos de Latinoamérica.

El bochornoso papel de José Luis Rodríguez Zapatero y su entorno destaca la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la política que no es influencia , ni presión desbalanceada.  La confianza pública se gana a través de acciones claras y comprometidas con los principios democráticos y de justicia.

¿Que queda entonces? Mostrar las actas sería un paso esencial para restaurar la confianza en el proceso electoral venezolano. Solo así y a  través de acciones concretas y comprometidas se podrá recuperar la confianza del mundo ante la mirada puesta en el fraude que hay en Venezuela.

"La historia la escriben los vencedores". Sin embargo, el principal dilema sobre cómo contar los resultados de unos comicios no está tanto entre los ganadores como entre los derrotados.