OPINIóN
opinión

El sendero de Yahya Sinwar hacia el 7/10

06_09_2024_yahya_sinwar_xinhua_g
Sinwar. La cara tras el ataque de Hamas del 7 de octubre. | xinhua

El 6 de abril de 2018, el líder de Hamas en Gaza, Yahya Sinwar, decía esto sobre los israelíes: “¡Derribaremos la frontera y arrancaremos sus corazones de sus cuerpos!”. Al mes siguiente, el 9 de mayo, arengó a una multitud de palestinos: “¡Estamos listos para morir, y decenas de miles morirán con nosotros!”. Poco más de seis años después, hará realidad ambas afirmaciones. El baño de sangre del 7 de octubre de 2023 que él mismo planeó y ejecutó –y cuyo primer aniversario ahora se está conmemorando–, fue siniestro en sí mismo. Pero hay un trasfondo inmensamente trágico en la historia de su vínculo con su némesis, el Estado judío. Pues fue Israel quien, tras arrestarlo bajo cargos de asesinato, le brindó una educación universitaria, le salvó la vida médicamente y eventualmente lo dejó en libertad.

Sinwar nació en 1962 en el campo de refugiados de Khan Younis, en Gaza, entonces bajo control egipcio. Se graduó en estudios árabes en la Universidad Islámica de Gaza, la cual fue fundada en 1978 por dos hombres que una década después crearían Hamas. Se ganó la confianza de uno de ellos, el jeque Ahmed Yassin, e inició así su carrera dentro del movimiento. Junto a dos colegas fundó una organización encargada de erradicar a colaboradores palestinos de Israel; tal su celo en la misión que se ganó el apodo de “Carnicero de Khan Yunis”. Había sido arrestado en 1982 y 1985, y en 1988 nuevamente, esta vez por secuestrar y asesinar a dos soldados israelíes y a cuatro palestinos a los que acusó de ser colaboradores del sionismo. Al año siguiente fue condenado a cuatro cadenas perpetuas.

Parte de sus años en prisión, Yahya Sinwar realizó estudios académicos a través de la Universidad Abierta, aprovechando una oportunidad ofrecida por las autoridades israelíes. El ahora líder de Hamas dedicó siete años a aprender sobre la historia del pueblo judío, el sionismo, el Holocausto y la sociedad israelí, en un intento práctico por conocer a su enemigo. A juzgar por sus calificaciones, con un promedio de 90/100, parece haber tomado el desafío académico con seriedad.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En una reciente columna en The Jerusalem Post, Jacky Hugi, comentarista de asuntos árabes de la radio del ejército israelí, notó que desde su celda Sinwar completó 15 cursos en los departamentos de humanidades y ciencias sociales. Financió sus estudios con el estipendio mensual que la Autoridad Palestina proporciona a los palestinos que atentan contra, o matan a, israelíes. Tenía buen manejo del hebreo y lo perfeccionó con el tiempo, al punto que llegó a traducir al árabe las autobiografías de dos exjefes del contraespionaje israelí: Matar o morir, de Yaakov Peri, y Shin Bet: Entre las grietas, de Carmi Gillon.

Hugi exploró el currículo al que accedió Sinwar. Algunos de sus cursos fueron: “Jerusalén a través de los tiempos”, que traza la historia de la ciudad desde sus primeros días como asentamiento jebuseo, pasando por los períodos hasmoneo, romano, musulmán, otomano y británico; “Del exilio a la soberanía”, sobre la historia del pueblo judío durante la antigüedad, desde el imperio persa hasta las eras griega, romana y bizantina, incluyendo la revuelta de los macabeos. “La historia del pueblo judío durante el período del Primer Templo” y “Judea y Roma”, le permitieron introducirse en la historia del pueblo hebreo durante el imperio romano. También cursó “Entre judíos y cristianos: judíos y cristianos en Europa occidental hasta la era moderna temprana”, que cubría debates teológicos, persecuciones, libelos de sangre y el fenómeno de los marranos. “En los días del Holocausto”: estudió la vida judía en Europa, el ascenso de los nazis y su plan de exterminio. La calificación más alta la logró con el curso “Entre Sión y el sionismo 1881-1914”, y también tomó “Patrones de la sociedad en Israel”, que examinó las raíces de la sociedad israelí y las relaciones entre sus segmentos. En “Gobierno y política en Israel” se familiarizó con la democracia israelí, la separación de poderes, los partidos políticos, el sistema electoral y sus minorías.

Hugi señala que Sinwar no obtuvo su título, aun cuando le faltaban solo unos pocos cursos. “Tenía el tiempo y los fondos para continuar, pero su objetivo no era obtener un título de una universidad israelí. Su objetivo era extraer el conocimiento que necesitaba”, indicó.

Además de brindarle una educación de grado durante su encarcelamiento, Israel le salvó la vida. Corría el año 2004 cuando Sinwar manifestó un dolor persistente en la nuca, temblaba y caminaba erráticamente. El médico penitenciario que lo revisó concluyó que el paciente podía estar sufriendo un ACV provocado por un tumor cerebral de riesgo mortal. “Tiene que ser hospitalizado de inmediato” aconsejó. Fue trasladado al Centro Médico Soroka de Beersheba, al sur del país, donde fue operado durante dos horas, tras lo cual sobrevivió. Judith Miller, experiodista del New York Times en El Cairo, narró esta anécdota enorme en la revista Tablet y agregó que en la cárcel, junto a una banda de hermanos islámicos, imponía reglas, daba órdenes y formó un consejo gobernante de Hamas. Establecieron una red de comunicaciones entre sí y con otros militantes fuera de la cárcel a través de pequeños teléfonos móviles de plástico que eran contrabandeados por los abogados, esposas y aun en los pañales de los bebés que los visitaban.

Sinwar era un recluso peligroso, pero la suerte estaba de su lado. En 2006, Hamas secuestró al soldado israelí Gilat Shalit. Bajo mediación alemana y egipcia, cinco años más tarde Israel y la milicia fundamentalista palestina acordaron intercambiar a Shalit por 1.027 prisioneros palestinos, entre ellos más de 300 que cumplían cadena perpetua por crímenes violentos. Yahya Sinwar estaba en la lista. A los pocos días de su liberación, sin embargo, criticó públicamente el acuerdo (pues no había alcanzado a toda la población carcelaria terrorista, cómo él pretendía) y llamó a los palestinos a secuestrar a más soldados para asegurar la liberación de sus hermanos musulmanes en prisión.

El 7 de octubre del año pasado, sus hombres entraron a Israel, masacraron a más de 1.200 personas y secuestraron a 251 soldados y civiles en la agresión más atroz que Israel experimentó en su historia. El premier Benjamin Netanyahu dijo entonces que Sinwar era un “muerto ambulante”. En la arena palestina, como observó Jacky Hugi, Yahya Sinwar se convirtió en el mayor enemigo de Israel desde Yasser Arafat. Y uno podría agregar, en su enemigo más ingrato.

*Profesor titular en la Universidad de Palermo (Argentina) y profesor invitado en la Universidad Hebraica (México). Miembro de Profesores Republicanos y del Foro Argentino Contra el Antisemitismo.