El presidente Javier Milei, la ministra de Capital Humano Sandra Petovello, además de otros funcionarios y el gobernador de la provincia de San Juan, Marcelo Orrego, inauguraron en esa provincia cuyana el “Plan de Alfabetización Nacional”.
Petovello habló de la crisis del sistema educativo realizando paralelismo con la vocación educativa de Sarmiento y lo “lejano que se está de ese país”. Sin embargo, la ministra omitió hablar de la responsabilidad de su área en la falta de distribución de alimentos, cuando se sabe que el impacto de las carencias y una mala alimentación afecta el proceso de aprendizaje. Incluso hay centenares de escuelas en las que muchos chicos humildes reciben, o recibían, un soporte alimentario crucial.
Esa no entrega de alimentos y su judicialización no coincide entonces con la voluntad expresada en los discursos de mejorar el sistema educativo, y la alfabetización de los los estudiantes. Pettovello habló de “asistencialismo ineficaz, clientelar e injusto”, culpó a la “casta política, malgastando recursos educativos en ideología, burocracia, corporativismo y negociados”. Pero los constantes ataques a la educación pública y cuerpo docente por parte del Gobierno que integra, chocan de lleno con esas “intenciones” de mejorar la educación. La ministra parecía buscar una justificación para el accionar del Gobierno, dejando de lado preguntas básicas: ¿Qué sucederá con el presupuesto de las universidades? ¿Qué pasará con el Fondo de Incentivo Docente a futuro?
Aportar los recursos, evaluarlos y brindar“ incentivos a los docentes es clave para que los mejores vayan a enseñar a los lugares con peores indicadores de alfabetización”, tratando de revertirlos. Pero para eso sobran las preguntas: ¿Se contemplan mejoras salariales?¿Cómo se puede conjugar una inversión de ese tipo, en más herramientas para los docentes, con la declaración de Milei de “no hay plata”? ¿O peor aún, con las afirmaciones del propio presidente de que quiere "destruir el Estado desde adentro". Paradójicamente, el propio Milei reivindicó a Sarmiento en San Juan, con la frase del prócer de “hay que hacer de la Patria una gran escuela”.
Sin embargo, en muchas de sus afirmaciones, Milei no tiene en cuenta el contexto del tejido social que hay alrededor de las escuelas. El recorte que dispuso el Gobierno al Fondo de Incentivo Docente (FONID), que algunas provincias están pagando con sus propios medios, esa no distribución de alimentos que generó un escándalo, y los prejuicios libertarios contra la educación pública tienen enorme impacto social, afectando de manera directa aprendizaje y la calidad educativa.
Las “acusaciones a la izquierda” como fuente de males despiertan además un clima de violencia política. Describir a la Universidad como “un negocio” que es administrado por políticos está ubicado en las antípodas de Sarmiento. Esa intolerancia de Milei contrasta, por ejemplo, con una postura del prócer, autor de la ley 1420: en su artículo 8° habla de la libertad de culto en las escuelas públicas. La diferencia radica en el carácter plural de los ámbitos educativos anhelados por Sarmiento y los constantes ataques políticos e ideológicos que Milei y muchos de sus seguidores hacen en ámbitos educativos públicos.
Milei habló de “aunar esfuerzos entre gobierno nacional y provincial”. Sin embargo, no ha sido un presidente con vocación de federalismo. Todo lo contrario. Resuenan sus múltiples amenazas de “dejar a las provincias sin dinero”, e incluso el ministro de Economía Luis Caputo advirtió con frenar todavía más partidas provinciales si artículos económicos de la Ley Ómnibus eran rechazados por el Congreso.
Es importante recordar que quien Milei considera como su referente, Alberto Benegas Lynch, en el programa “A confesión de Parte” le dijo a Romina Mangel en abril de esta año "no creo en la obligatoriedad de la Educación”. Agregando que “vos a tu hijo le querés dar lo mejor y muchas veces puede pasar, y sobre todo en Argentina, que no te podés dar el lujo de mandar a tu hijo al colegio, porque lo necesitas en el taller trabajando con el padre. ¿Cómo va a ser el Estado quien decida sobre el chico?”.
Parece una profecía autocumplida: ¿Cómo es posible con la actual crisis económica, en la que ya repercute el desempleo, los chicos de bajos recursos puedan acceder a mejor educación si deben ayudar económicamente en sus hogares?¿Qué pasa con una población sin educación?¿Cómo toman conciencia para reclamar sus derechos?.
También bajo la acusación de 'adoctrinamiento' en la educación pública se ha buscado confrontar padres de estudiantes con docentes. Es de notar que Milei siempre se despide de actos públicos escolares con su tradicional “VLLC”. Curioso en un presidente que dice estar en contra del adoctrinamiento.
* Lic. en Ciencias Políticas.
