En el fútbol, cuando un equipo juega de local, debería hacerse fuerte. La hinchada, el conocimiento del terreno y las ventajas implícitas de la localía suelen dificultar la tarea del rival. En política ocurre algo similar: cuando un gobierno tiene el poder con firmeza y logra dominar la escena, con una oposición confundida o desarticulada, la estabilidad parece garantizada. Sin embargo, también en el deporte y en la vida, la fortaleza se sostiene hasta que alguien se atreve a desafiarla. Y cuando esto ocurre, los demás toman impulso.
Javier Milei inició su gestión con un halo de autoridad casi incuestionable, imponiendo su discurso sin grandes resistencias. Sin embargo, las primeras señales de vulnerabilidad han comenzado a aparecer. La secuencia de errores y escándalos comenzó con la pelea con Victoria Villarruel, no era necesario llegar hasta este extremo. Dicen que “querían dar un mensaje de fidelidad ejemplificador para abajo”, lo mismo que con Ramiro Marra, ahí directamente apuntan a la desconfiada secretaria general Karina Milei y la necesidad de control vertical político en La Libertad Avanza. El caso $Libra, sumando además la controversia por el DNU rechazado por la Justicia y los enfrentamientos en el Congreso. A esto se suma la reciente acusación de Elisa Carrió, quien apuntó a Karina Milei como la "cajera" del Gobierno, agregando un nuevo frente de desgaste.
Pero quizás el episodio más significativo fue la represión en la marcha de los jubilados. La imagen de una mujer de 87 años golpeada y el ataque al periodista Pablo Grillo han puesto en jaque la narrativa oficial. Las imágenes que contradicen el relato de Bullrich sobre el fotógrafo herido en la marcha dejaron a la ministra en una posición incómoda. Las explicaciones oficiales fueron endebles y el intento de minimizar la violencia resultó contraproducente. La frase "la señora se cayó sola" quedó como un símbolo del desconcierto oficial. Como consecuencia, gran parte del Gabinete quedó afectado y girando en falso, incluyendo a Guillermo Francos, quien salió a defender lo indefendible de manera torpe e incomprensible.
Los jubilados en Argentina: olvido, miseria y manipulación
El problema radica en que estos excesos de poder pueden terminar perjudicando la gobernabilidad. Un gobierno que abusa de su autoridad y subestima las consecuencias de sus acciones genera resistencias que pueden traducirse en parálisis política. En las próximas acciones de Seguridad la cosa cambiará y algunos reconocen que no se puede entrar como un elefante en un bazar y lanzan la frase: “Ya no es es infalible Patricia Bullrich, se equivocó feo, aunque en el Gobierno muestren apoyo y sonrisas”. “Por eso hay que pulir el accionar e ir a fondo con Patricia, ya que es la alianza que apuesta para disminuir al PRO”.
Hoy el Gobierno enfrenta un escenario distinto: ya no es un poder incontestable. Se han reactivado protestas y movilizaciones; la CGT burguesa y obsoleta, que parecía dormida, comienza a esbozar un plan de lucha, y la oposición encuentra espacios donde antes había dudas. La acumulación de conflictos, en lugar de consolidar el liderazgo de Milei, puede desgastar su capacidad de acción y dificultar la implementación de su agenda.
Es momento de elecciones para los partidos políticos y el Gobierno se juega mucho. Las decisiones del armado político se han tomado desde el inicio, cuando la imagen del presidente era suprema, por lo tanto se decidió en el comando electoral jugar solo en cada distrito, ofreciendo a los candidatos la posibilidad de encolumnarse al éxito de la marca Milei y aprovechar su imagen. Ofrecían a cambio futuro político y alguna participación más adelante en el Gobierno. Con los que pudimos hablar cuentan que fueron a cada provincia o distrito a ofrecer “el pancho, la Coca y espejitos de colores”, por eso cuando uno recorre el país ve pedacitos de todas la ideologías repartidos y jugando individualmente, inclusive las líneas internas de la LLA.

Mientras los “muertos vivos” radicales y peronistas que gobiernan provincias o intendencias conocen el negocio, dividen y dividen, cada fractura o representante de La Libertad Avanza viene con oxígeno del gobernador o intendente, que le dice “vos juga ahí, te doy los recursos para que mantengas esta franja del electorado controlada”.
En este contexto, la pregunta clave es si Milei y su entorno podrán reaccionar a tiempo. Es momento de que las conversaciones en la Casa Rosada sean honestas y no meros ejercicios de adulación. Si el presidente sigue creyendo que es el "rey del mundo", corre el riesgo de que su imagen de imbatibilidad se desvanezca por completo en sus adherentes y, con ello, la capacidad de gobernar de manera efectiva.
Los inversionistas observan con cautela. En el ranking de los países más atractivos para el capital en América Latina, Argentina sigue rezagada detrás de economías como Chile, Uruguay y Costa Rica. La estabilidad institucional y la previsibilidad siguen siendo claves para atraer inversiones, dos elementos que el Gobierno de Milei aún no logra consolidar.
La gran incógnita es si este desgaste político terminará afectando también la confianza económica, alejando incluso más a los capitales que el presidente necesita para cumplir sus promesas de recuperación. Milei llegó con la promesa de un cambio de época, pero si no ajusta el rumbo, el cambio que enfrentará será el de su propia irrelevancia.
"El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones" – Winston Churchill.