OPINIóN
Orgullo argentino

El “gran padre” muere

260425_papa_francisco_feretro_na_g
Francisco. El duelo que deja la partida es de carácter colectivo. | NA

La muerte del papa Jorge Mario Bergoglio activa en la Argentina algo más que la despedida de un líder religioso. Su figura, por origen e historia, y por su presencia en nuestras conversaciones a lo largo de los años, ocupó un lugar de identificación colectiva que trasciende lo espiritual.

Durante más de una década, Francisco fue una referencia argentina en el escenario global; para muchos acá seguía siendo Jorge: el que viajaba en subte, el que conocía el barro y las villas. Su elección fue inesperada y su figura se mantuvo ambigua. No fue celebrada por todos, pero estuvo ahí, y su existencia condensaba algo que en la Argentina genera orgullo inmediato: un compatriota ocupando un lugar central en la historia.

Como ocurre con Maradona o Messi, el Papa nos representaba ante el mundo desde una singularidad difícil de repetir. Cuando alguien en otro país escucha nuestro acento y nos identifica como argentinos, “como el Papa”, se activa una identificación que con su muerte podría comenzar a apagarse. Porque Francisco funcionaba como una especie de “papá” que nos representaba en el mundo, y ese lugar –aunque persista como recuerdo– ya no está habitado.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Su acento porteño y su historia de barrio nos hacían sentirlo cercano, aunque con el correr de los años, aunque seguía siendo un símbolo argentino, se fue alejando. El Papa dejó de hablar en español y, a la distancia, su figura se convertía en algo más institucional que local. De cualquier manera, lo que se pierde con su muerte no es solo una voz referente: es la conexión viva entre lo argentino y aquel lugar de poder global. Lo que se pierde es una excepción histórica –un argentino ocupando el lugar del Papa– que nos hacía visibles afuera de nuestras propias fronteras.

Su investidura, lejos de borrar su origen, lo hizo más visible. Era un argentino en el centro del mundo. Y eso, en un país acostumbrado a mirarse desde la periferia, tiene un efecto determinante incluso para quienes tenían voces disonantes, quienes no lo apoyaron ni lo tomaron como propio referente. Más allá de la relación personal con la figura de Francisco, él funcionó como punto de referencia. Y ahora, cuando una figura así desaparece, se va también una brújula simbólica que, sin darnos cuenta, muchos seguíamos mirando.

El duelo que deja la partida de Francisco es de carácter colectivo: Se va el papa argentino. Se va el “gran padre” simbólico de una generación que, probablemente, no vuelva a verse reflejada en un lugar como ese. Porque en el fondo, su figura cumplía esa función: no la del padre que impone, sino la del que representa. Quien lograba unir lo íntimo y lo colectivo; lo local y lo global. Y, como a todo padre, también se lo critica y Francisco no fue la excepción. Su presencia siempre generó tensión porque, justamente estaba implicado íntimamente en la historia emocional del país.

Quizás por eso se esperaba su regreso a la Argentina. Como cuando Messi mete un gol y sentimos que algo de eso nos pertenece, muchos deseaban que el Papa volviera a “nuestro país”, como si él todavía fuera nuestro. Porque la identificación no es racional, sino afectiva. Y en la Argentina pocas cosas movilizan tanto como sentir que alguien nos representa en el exterior.

Como toda muerte simbólica, su muerte deja preguntas abiertas: ¿Quién ocupará ahora ese lugar? ¿Qué otras figuras quedarán en pie cuando los pocos íconos comunes empiezan a desaparecer? Quizás no haya respuesta clara. Pero el eco de su ausencia ya está instalado. Y eso –como todo duelo real– no se tapa, se atraviesa.

*Psicoanalista, coautora de Imperfectos y Verdades no dichas, y cofundadora de RedPsi.

Disfrutá nuestra newsletter
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas y editores especializados.