Históricamente, el sector jurídico ha sido prudente en la adopción de nuevas y disruptivas tecnologías. Sin embargo, este escenario parece estar cambiando rápidamente: el 72% de los profesionales del segmento legal creen en el potencial de la IA como una “fuerza para el bien en su profesión” y la mitad de los bufetes de abogados en el mundo encuentran la exploración del potencial y la implementación como su máxima prioridad.
Estos datos constan en el último informe del Thomson Reuters Institute, “Future of Professionals”, que encuestó a más de 2000 profesionales de diversas áreas en todo el mundo sobre el impacto de la IA generativa en su trabajo.
Para los profesionales del segmento legal, la posibilidad de automatizar tareas manuales, repetitivas y administrativas con herramientas como la IA generativa permite centrarse en actividades de mayor valor agregado para trabajar más de cerca con clientes, contar con mayor tiempo para la planificación y el asesoramiento estratégico o para enfocarse en el desarrollo empresarial y crecimiento de la firma.
La IA es una herramienta para mejorar la eficiencia, reducir las imprecisiones y proporcionar análisis avanzados que faciliten la toma de mejores decisiones, lo que no deja de presentar una serie de desafíos para los profesionales y las organizaciones, tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
Tecnología vs. habilidades blandas: cómo sobrevivir a la era de la IA
Cultura y ecosistema: pilares para la integración de la IA.
Antes de adoptar e integrar plenamente una tecnología transformacional como la IA, es fundamental construir un ecosistema basado en contenido curado y validado, que proporcione fuentes transparentes y se guíe por datos sólidos y principios éticos.
En definitiva, se trata de un desarrollo cultural clave para acompañar los nuevos modos de generación de valor en respuesta a las altas expectativas de los clientes. En este ecosistema, donde hablamos de optimizar procesos de decisión y colaboración, de unificar los flujos de trabajo y construir soluciones personalizadas, escalables y flexibles para los clientes, los profesionales y las organizaciones que decidan apostar por esta transformación digital y cultural, definitivamente obtendrán ventajas competitivas muy significativas.
Ya durante el transcurso del 2023, y en conjunto con el estudio Marval O’Farrel Mairal, Thomson Reuters había detectado en Argentina las principales tendencias y desafíos del sector legal en términos de innovación. En el “Estudio de Departamentos Legales 2023”, del que participaron más de 100 líderes jurídicos del país, se identificó la adopción de innovaciones tecnológicas por parte de un 60% de los encuestados, y dos tercios de ellos, declararon estar avanzando en la automatización de procesos.
Sin embargo, más del 50% afirmó que no usa sistemas de gestión legal interna aún, y la mayoría no emplea herramientas de Data Analytics ni otros indicadores de rendimiento. La inteligencia artificial, como ChatGPT, también refleja una baja adopción, según el estudio, debido a preocupaciones sobre seguridad y confidencialidad.
La importancia de un marco jurídico para la Inteligencia Artificial en Argentina
Estándares para un paradigma de confianza y calidad
Para fomentar una cultura de innovación que nutra a un ecosistema basado en la seguridad de los datos, la ética y la confianza, también es necesario establecer regulaciones claras y efectivas, para toda la industria.
Según el informe “Future of Professionals”, el 57% de todos los profesionales encuestados consideran que sería beneficioso introducir procesos de certificación para los sistemas de IA. Además, el 55% opina que los organismos profesionales o de la industria deberían desarrollar sus propios estándares.
En Argentina, contamos con iniciativas recientes que buscan trabajar en este sentido. En julio de este año, el Sistema Argentino de Información Jurídica (Ministerio de Justicia de La Nación) lanzó el Programa Piloto de Uso Estratégico y Responsable de IA Generativa, que busca identificar posibilidades de aplicación de esta tecnología, sensibilizar y alfabetizar a los integrantes de los órganos judiciales en la materia, y promover un uso estratégico, ético y responsable de la herramienta.
Este es un buen antecedente para pensar que el futuro de la IA no está predeterminado y que es nuestra responsabilidad colectiva darle forma. Al construir un ecosistema robusto y una cultura de innovación, estaremos sentando las bases para un futuro en el que la tecnología y las personas trabajen de la mano, basados en un paradigma que persiga la calidad, la seguridad, y la confianza.
Con una estrategia bien definida y una mentalidad abierta al cambio, la IA es una herramienta poderosa no solo para el progreso, sino para permitir a las personas a reconectarse con tareas más estratégicas, creativas y de alto valor agregado, aquellas que en definitiva permiten nutrir la esencia de sus profesiones.
* Vicepresidente Legal Professionals LatAm en Thomsom Reuters
