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Opinión pública

El ciclo Milei y el péndulo

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gráfico | Cedoc Perfil

Milei no configura un nuevo ciclo, sino que se integra a un contexto que ya venía experimentando una serie de cambios y que él logra representar en una importante medida. Hay al menos tres elementos que comienzan a definirse con anterioridad a Javier Milei, que lo explican y que seguramente lo sobrevivirán. La resignificación del sector privado, la desestructuración de la organización gremial y el trasvasamiento generacional de los hábitos de consumo de información son algunos de ellos. Me focalizaré aquí solo en el primer factor.

Entre los múltiples cambios que provocó la pandemia en la vida de las personas y las instituciones en la Argentina, uno de ellos y de enorme relevancia radica en la transformación de la estructura de valoración atribuida por la opinión pública a la empresa, un actor históricamente subapreciado por el ciudadano medio. El encierro le ofreció, sin quererlo, la oportunidad de proyectar una nueva imagen. En primer lugar, colaboró con mejorar el conocimiento de aquello que constituye al sector privado, a partir de la identificación de su lógica de funcionamiento, algo hasta ese momento muy abstracto, y de la comprensión del significado real del “concepto de riesgo” como enorme aspecto diferenciador del otro gran actor de la actividad económica, el Estado. Sus peculiaridades y vínculos se manifestaron con absoluta claridad. En cuanto a los motores que inyectaron positividad a ese conocimiento, el primero queda vinculado a su humanización dada por la frecuente aparición de empresarios en los medios y redes sufriendo por el cierre de su actividad. Los dueños de empresas eran seres humanos y estaban sufriendo. A eso se sumó la rapidez y efectividad con que estas organizaciones lograron colarse en la vida de las personas facilitándoles, en alguna proporción, una rutina totalmente alterada. Como afirma Michael Ritter, la familiaridad, la cercanía correlacionan positivamente con imagen, y el aislamiento obligó a los comerciantes, prestadores de servicios, productores etc. a desarrollar una logística que les permitiera entrar a esas islas-casas haciendo de la vida algo más confortable.  Es así como a partir de 2020 los índices de confianza en el sector empresarial empezaron a crecer en las encuestas trepando muy por encima de las instituciones políticas. A eso se suma el estrepitoso deterioro en la percepción de la población del concepto del “Estado presente”. Ambos elementos en paralelo generaron la idea, a partir de la pandemia, de que la solución a problemas básicos pareciera venir más por el lado de la movilización del sector privado que por el sector público. La repetición diaria de noticias de pequeños empresarios victimizados por el contexto y angustiados por la posibilidad de cerrar sus puertas y dejar a gente que prácticamente eran sus pares, en la calle, o de grandes empresarios intentando minimizar los impactos, frente a un sector público que casi no percibió los golpes, fue un espectáculo, con garantizada audiencia cautiva, que mostraba cómo el sector privado luchaba por su supervivencia.

Javier Milei viene a sintetizar de manera explícita y bastante ruidosa ese elemento que se incuba en el proceso de construcción de opinión de manera previa, al que se sube y le da claridad e impulso con una sobreactuación impiadosa. El combo se completa con la desestructuración gremial que también deriva en una reconfiguración del escenario político. La informalidad hizo sus propias cuentas y sin obtener nada digno del Estado y pagando todos los costos emigra de las filas peronistas que ya no puede alcanzarla con su discurso. Milei también levantó a esa masa de excluidos.

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El último motor de cambio de ciclo queda constituido por cierto trasvasamiento generacional en el consumo de información. Ya los canales no segmentan por grupos etarios, los jóvenes contemporáneos reciben tanta información como los adultos y las redes sociales se constituyen como la principal fuente de información para todas las edades.  

El nuevo empresario entonces y la proactividad política de informales y jóvenes, que en muchas oportunidades coinciden, comenzaron a partir de 2020 a delinear un escenario diferente que constituirán, muy probablemente, los ejes, durante este ciclo y el próximo, sobre los que girarán las diferentes demandas electorales.

*Politóloga.