Los primeros años de vida tienen una gran importancia en el futuro de cada chico. La forma en cómo estimulamos a ese niño hace una gran diferencia en cómo se prepara después para su educación superior.
Los chicos comienzan a adquirir el lenguaje desde que nacen. Todos lo hacemos de la misma forma. Y lo interesante de incorporar un segundo lenguaje a edades tempranas es porque se ha demostrado que cuanto más pequeño un chico se expone a una segunda lengua, con mayor naturalidad la puede aprender.
El bilingüismo es la forma de aprender un segundo idioma y es muy beneficioso hacerlo, desde que uno es pequeño: ese aprendizaje se logra estimulando circuitos neuronales diferentes y aumentando las sinapsis neuronales del cerebro que llevan a que el chico pueda comprender primero esa segunda lengua y después pueda producirla con naturalidad.
Por otro lado, existen otros elementos que contribuyen a que los chicos puedan desarrollar su estimulación temprana: la música, el arte y el ejercicio físico. El incorporar la música a través de instrumentos a edades tempranas tiene una semejanza a lo que es aprender un idioma.
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Cuando uno posibilita que un chico investigue a través de un instrumento, pueda generar música en forma intuitiva, por experimentación, por copiar a otro y por repetición, sabemos que es la forma más natural de aprender música. Porque para tocar un instrumento uno tiene que repetir, concentrarse, y esto trae grandes ventajas para el neurodesarrollo de los chicos a edad temprana.
Hay instituciones escolares que promueven este modelo de estimulación temprana a través del bilingüismo, el deporte y el desarrollo de la música; de hecho, algunos colegios incorporan el violín a partir de sala de cinco, un instrumento muy valioso que se aprende a través de un método denominado Suzuki que contribuye a que los chicos logren una mayor flexibilidad y desarrollen la perseverancia.
En el consultorio muchas veces los papás y mamás me preguntan cuál es la edad ideal para que su hijo inicie el jardín. Creo que es importante entender que los chicos tienen capacidad de socialización alrededor de los dos años.
Dejar a un niño en su casa jugando, por más que tenga juego libre, reciba estímulos a través de la lectura o desde intercambio lúdico, no es lo mismo que insertarlo en un ambiente pensado y estructurado para que pueda verdaderamente potenciar sus capacidades y adquirir habilidades junto con otros, además de las propias.
A la hora de optar por una institución educativa en el nivel inicial, es importante que se pueda considerar aquel espacio escolar que pueda brindar un entorno de juego, que contemple actividades al aire libre, que el niño pueda vincularse con la música y que idealmente pueda estar expuesto a una segunda lengua.
Es clave entender que esas son las mejores herramientas que uno le puede aportar al niño/a, más allá de todo lo que uno le pueda brindar en el hogar, para así poder llegar a una segunda infancia o a una etapa de preescolar o de primer grado, con una mochila plena de habilidades, sabiendo que es el cerebro el que tiene esta plasticidad y esta capacidad de desarrollo neuronal y de sinapsis neuronal y de circuitos que hacen la diferencia en los primeros años de vida.
*Dra en Medicina, Jefa de Pediatría del Hospital Británico, y Presidenta del boardy ex- alumna del Northlands School