OPINIóN
Efemérides 23 de abril

Día Mundial de la Salud Mental de Niños y Adolescentes

En la sociedad actual, chicos y jóvenes están expuestos a situaciones que dejan al descubierto su vulnerabilidad. “La presión escolar, la búsqueda de identidad y la necesidad de aceptación pueden generar altos niveles de estrés y ansiedad”

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Prioridad. Los gobiernos municipales trabajan para mejorar la vida de niños y adolescentes. | Juan Obregón

La salud mental de niños y adolescentes es un tema de creciente preocupación, especialmente en un mundo que avanza a gran velocidad y presenta desafíos constantes. Durante la infancia y la adolescencia, el bienestar emocional se encuentra en construcción, influenciado por el entorno familiar, social y educativo. Aunque suele asumirse que ser joven es un factor que ayuda en términos de salud mental, la realidad es que niños y adolescentes enfrentan vulnerabilidades específicas a las cuales conviene prestar atención.

En la infancia, la ansiedad es una de las manifestaciones más comunes de malestar emocional. Los niños pueden experimentar miedos intensos, grandes preocupaciones y dificultades para gestionar situaciones nuevas o estresantes. A medida que crecen y atraviesan la adolescencia, el riesgo de desarrollar diferentes tipos de depresión aumenta, ya que enfrentan cambios físicos, emocionales y sociales que pueden ser difíciles de procesar. La presión escolar, la búsqueda de identidad y la necesidad de aceptación pueden generar altos niveles de estrés y ansiedad.

La invalidez emocional, es decir, cuando se minimizan, ridiculizan o ignoran sus sentimientos, puede generar inseguridad, dificultad para expresar emociones y una mayor vulnerabilidad"

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Uno de los factores más importantes en la salud mental infantil y adolescente es la validación emocional. Cuando un niño o adolescente siente que sus emociones son comprendidas y aceptadas por sus figuras de referencia, desarrolla una mayor seguridad en sí mismo y aprende estrategias más saludables para afrontar sus problemas. En cambio, la invalidez emocional, es decir, cuando se minimizan, ridiculizan o ignoran sus sentimientos, puede generar inseguridad, dificultad para expresar emociones y una mayor vulnerabilidad a trastornos emocionales.

El rol de la familia en la salud mental es esencial. La familia actúa como el primer sistema de apoyo en el desarrollo emocional de un niño o adolescente. Un entorno familiar estable, donde se practique la escucha activa y el respeto por las emociones, contribuye a una mejor regulación emocional. En cambio, un entorno conflictivo o negligente puede aumentar el riesgo de desarrollar ansiedad, depresión o dificultades en la gestión emocional. Además, la comunicación abierta dentro de la familia permite que los jóvenes se sientan comprendidos y respaldados en momentos de crisis.

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Las relaciones sanas también son indispensables para el bienestar mental. Durante la infancia y adolescencia, las amistades y vínculos afectivos fuera del núcleo familiar juegan un papel crucial en la construcción de la autoestima y la regulación emocional. Las relaciones positivas brindan apoyo, modelan habilidades de resolución de conflictos y enseñan a gestionar emociones de manera saludable. Por el contrario, las relaciones tóxicas o la falta de vínculos de confianza pueden generar sentimientos de soledad y afectar negativamente la salud mental a corto y largo plazo.

En la adolescencia, un aspecto muy importante del desarrollo es cómo experimentan situaciones a través de roles. Los jóvenes prueban distintas formas de ser y comportarse, buscando descubrir su identidad a través de cómo interactúan con el mundo. En este proceso, puede aparecer la conducta de "acting out", donde ciertas emociones o conflictos internos se expresan a través de acciones impulsivas o disruptivas. Estas conductas no siempre son un signo de patología, o de algo malo, sino que pueden ser intentos de comunicar angustia o de establecer límites en un entorno en el que aún están aprendiendo a moverse. Por eso, es importante que los adultos que los rodean puedan interpretar estas expresiones desde la empatía, ofreciendo orientación sin estigmatizarlos.

Conviene abordar la salud mental, en la infancia y adolescencia, de manera integral, considerando la influencia del entorno, las relaciones interpersonales y la validación emocional. Fomentar espacios seguros donde los niños y adolescentes puedan expresarse sin temor al juicio y recibir apoyo en su proceso de crecimiento es clave para su bienestar a largo plazo.

La prevención y la intervención temprana pueden marcar la diferencia en su desarrollo emocional, ayudándolos a construir herramientas para afrontar la vida con mayor equilibrio y confianza.

*Dr. en psicología (MN: 66869), docente, tallerista y autor

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