Por primera vez en más de 100 años, los argentinos elegimos un presidente liberal, marcando el hecho político más importante de los últimos 80 años.
El grito libertario que lo llevó a la presidencia no surgió de las élites, sino de los jóvenes y las clases trabajadoras, disputándole al peronismo la representación de los sectores populares. Jóvenes que vivieron toda su vida adulta en recesión y crisis, trabajadores formales que cayeron en la pobreza y millones de personas que eligieron a Milei no por convicción, sino aterrados ante el posible retorno del kirchnerismo. A diferencia de quienes votaron a Macri en 2015 y 2019, cuyos votos se concentraron en las clases medias altas, el voto a Milei es totalmente transversal.
El programa libertario es ambicioso en todos sus ejes: dolarización, reducción de ministerios, recorte del gasto público por 15 puntos del PBI, eliminación y reducción de impuestos, apertura comercial, reforma laboral, eliminación de regulaciones, mayor participación del sector privado en salud y educación, y reformas en seguridad y justicia.
Para implementar sus reformas, enfrentará un Congreso dominado por el peronismo y la férrea oposición de organizaciones sociales, sindicatos, empresarios prebendarios y otros grupos de poder que se benefician del status quo.
Las corporaciones darán batalla. Podríamos ver paros, marchas de movimientos sociales y trabajadores públicos, de la izquierda, y feroces críticas de medios de comunicación afectados por la quita de la pauta oficial, que dirán que está loco y que no tiene gobernabilidad. El peronismo se ilusionará con derrocarlo en los primeros meses, sabiendo que, si sobrevive, le irá bien.
El éxito del gobierno de Milei se define en un objetivo: pasar el verano. En el primer mes de gestión, tomará medidas para alcanzar el superávit fiscal primario y resolver la cuestión de las Leliqs. Estas medidas serán inicialmente inflacionarias y provocarán un aumento inicial de la pobreza. Pero son las necesarias para asegurar el crecimiento de largo plazo. Nos esperan los meses más turbulentos de los últimos 20 años debido al inevitable proceso de reacomodamiento macroeconómico.
Milei debe mantener la firmeza para evitar que medidas correctas, que necesitan cierto tiempo para mostrar beneficios, sean revertidas frente a la presión de estas corporaciones. Deberá usar todo su carisma y capacidad para convencer a los votantes de que el camino, a pesar de las dificultades iniciales, es el correcto. Los primeros 100 días serán cruciales.
No podemos esperar grandes éxitos parlamentarios del gobierno de Milei en los primeros dos años, pero debido al favorable contexto global, alcanzar el superávit fiscal, unificar el tipo de cambio y resolver la cuestión de las Leliqs es suficiente para que nuestro país vuelva a crecer.
Si Milei logra comenzar a bajar la inflación, habrá ganado la mitad de la batalla. Esto permitirá reducir la pobreza y comenzar la recuperación de los salarios. También lo dejaría bien posicionado para las elecciones de medio término y le permitiría construir un mayor apoyo político para avanzar con reformas estructurales más profundas. Un logro muy importante sería si lograra aprobar su reforma laboral, que plantea reemplazar la indemnización por despido con un seguro similar al que funciona en la industria de la construcción.
Con la llegada del otoño, un boom de exportaciones podría impulsar la economía, convirtiéndose en un motor de crecimiento a largo plazo. En 2025 podríamos alcanzar los US$ 100 mil millones en exportaciones, gracias al campo, el petróleo, el gas, el litio y los servicios tecnológicos.
Frente a la incapacidad de mostrar éxitos económicos durante los primeros meses, deberá focalizarse en eliminar los excesos de la política, como asesores, choferes, y cerrar medios públicos.
En resumen, el gobierno de Milei es un conjunto de buenas medidas con poco apoyo político, pero considerable apoyo social, en un contexto global muy favorable. El regreso a una Argentina abierta al comercio, al capital, la tecnología y con un Estado más pequeño son noticias muy alentadoras. Es volver a las ideas que hicieron grande a esta nación, las mismas ideas que entre 1880 y 1930 lo convirtieron en uno de los países más prósperos del mundo.
* Asesor financiero.