La artrosis es una enfermedad que afecta con más frecuencia las manos, las caderas y las rodillas. Se caracteriza por el deterioro del cartílago dentro de la articulación y puede causar dolor, rigidez e inflamación. Consecuentemente también reduce la capacidad de las personas para realizar tareas diarias, deportivas o trabajar.
Algunos estudios recientes señalan que en el año 2050 casi mil millones de personas padecerán artrosis.
Ciertamente, hasta no hace mucho, se pensaba que la artrosis era una enfermedad propia de pacientes de edad avanzada. Pero, recientemente, se empezó a ver que una serie de molestias que implicaba limitaciones en la vida diaria de estas personas jóvenes no era otra cosa que artrosis temprana.
Estas molestias solían tratarse como inflamaciones de la articulación, desgarros musculares u otras lesiones musculares crónicas mal curadas y el paciente se acostumbraba a vivir con un dolor que no cedía y, por supuesto, a perder rango de movimiento y, en definitiva, calidad de vida. Hoy vemos que esto no solo afecta a pacientes de edad avanzada sino que sabemos que aparece en jóvenes y que es preciso trabajar en prevención.
Lula será operado de la cadera: "Con irritación y dolor no puedo gobernar"
Con lo cual, cabe afirmar que podemos tratar la enfermedad o ralentar su evolución natural.
El problema radica en que hace 20 años, a un paciente que tenía dolor le hacían una radiografía simple y le decían que no tenía nada. Ahora, podemos detectar enfermedades del cartílago o pequeños desejes con una resonancia o tomografía en forma precoz. Estos principios de artrosis son perfectamente tratables para evitar terminar con una prótesis.
Afortunadamente, hoy contamos con la tecnología adecuada para tratar estas patologías que predisponen al desarrollo de una artrosis temprana.
Por ejemplo, hoy está en boga el Tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas. El PRP se elabora a partir de la sangre del propio paciente, la cual se procesa mediante centrifugación para concentrar las plaquetas, ricas en factores de crecimiento que pueden promover la reparación y regeneración de tejidos. Esta sustancia se inyecta en la articulación afectada con el objetivo de reducir la inflamación y mejorar la reparación del cartílago dañado.
Estudios clínicos han demostrado que este tratamiento puede ofrecer una mejora significativa en el dolor y la funcionalidad articular en aproximadamente el 60-80% de los pacientes durante los primeros seis meses a un año después del tratamiento.
El tratamiento de plasma rico en plaquetas puede ofrecer una mejora significativa en el dolor y la funcionalidad articular en aproximadamente el 60-80% de los pacientes durante seis meses"
Hay que decir que a pesar de que muchos pacientes experimentan alivio del dolor durante varios meses, los efectos pueden ser temporales, y es posible que se necesiten inyecciones repetidas para mantener los beneficios.
Por otro lado, prácticamente no hay efectos colaterales; a lo sumo puede haber efectos secundarios menores, como dolor temporal, inflamación o hinchazón en el sitio de la inyección.
También hoy existen los Tratamiento con Células Madre que tienen la capacidad única de diferenciarse en varios tipos de tejidos, incluyendo cartílago, hueso, músculo, y pueden desempeñar un papel crucial en la reparación de los tejidos dañados.
Para la artrosis, se suelen utilizar células madre mesenquimales, obtenidas típicamente de la médula ósea o del tejido adiposo (grasa) del propio paciente.
En artrosis se suelen utilizar células madre mesenquimales, obtenidas típicamente de la médula ósea o del tejido adiposo del propio paciente"
La eficacia varía dependiendo de la etapa de la artrosis y el tipo de células madre utilizadas. Estudios han mostrado que entre el 70-90% de los pacientes experimentan alivio del dolor y mejoría en la función articular dentro de los seis meses a un año después del tratamiento.
A diferencia del PRP, los efectos de las terapias con células madre pueden ser más duraderos, con mejoras reportadas que pueden durar de 2 a 5 años en algunos casos.
Por último, hay que señalar que hay factores que contribuyen a la artrosis y no siempre se consideran. Por ejemplo, los microtraumatismos repetitivos, que son actividades que implican posturas forzadas (como agacharse,arrodillarse, trotar, etc).
Lo mismo sucede con los desequilibrios musculares y la mala postura, las dietas ricas en azúcar y carbohidratos refinados o la deshidratación crónica. Hay algunos hábitos caseros para aliviar molestias y dolores como el ejercicio de bajo impacto, la fisioterapia domiciliaria, la aplicación de calor y frío y el control del peso corporal.
En suma, la adopción de terapias regenerativas es esencial para ofrecer alternativas efectivas y menos invasivas para el tratamiento de la artrosis, especialmente en etapas tempranas.
Con una base creciente de evidencia científica que respalda su efectividad, estos tratamientos representan una herramienta clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir la necesidad de intervenciones quirúrgicas en el futuro.
Además, complementar estos tratamientos con cambios en el estilo de vida y hábitos saludables puede maximizar sus beneficios y proporcionar un alivio más duradero para quienes sufren de esta condición.
