Corea del Sur es un país que tiene características únicas. Estado soberano, su frontera con Corea del Norte, un reptil en torno al paralelo 38°, es la más militarizada del mundo y la única que sobrevive como rezago de la Guerra Fría en el siglo XXI.
Adicionalmente, los problemas derivados por la invasión de Corea del Norte a Corea del Sur de 1950 motivaron que el presidente Harry Truman confrontara con el general Douglas MacArthur. Este veía en la guerra una oportunidad para eliminar el comunismo, empleando inclusive la bomba atómica; Truman, deseaba limitarse a restaurar la situación anterior a la incursión. La destitución de MacArthur tuvo implicaciones mundiales para la política exterior de Estados Unidos.
Después de la Guerra de Corea, Corea del Sur fue uno de los países más menesterosos del mundo. Con su economía en ruinas, infraestructura destruida, industrias devastadas y una población empobrecida, carecía de recursos naturales y era agraria su aniquilada y aniquiladora economía.
Ad astra per aspera, a las estrellas por el camino difícil. Surgiendo de un contexto de pobreza extrema, en los últimos 50 años, pasó de ser un país en el que el 50 % de su presupuesto se componía de ayuda económica de los desarrollados, a asistir a Europa del Este, Asia, África, Medio Oriente y Centroamérica. En términos de riqueza per cápita, el Producto Interno Bruto es de aproximadamente 33.121 USD, uno de los más altos del mundo.
El hombre que amaba las palabras / Por Rafael Bielsa
En 70 años, su población ascendió de 20 millones de habitantes en 1953 a 51 millones en 2025. No han transcurrido más de 50 años desde que el primer hombre de Cromañón surcoreano saliera de su cueva de cristal de roca persiguiendo al bisonte estepario en el escenario global.
Después de 1960, la cultura del trabajo intensivo impulsó el llamado “Milagro del Han River”, que transformó su economía asolada en una de las más competitivas del mundo. Los valores confucianos de disciplina, respeto por la jerarquía y esfuerzo, fueron claves para fomentar los grandes conglomerados familiares (chaebols), que jugaron un papel crucial. El “Milagro…” fue un factor decisivo en el desarrollo de empresas como Samsung, LG y Hyundai.
Dentro de este contexto, Corea del Sur tiene la segunda tasa de fertilidad más baja del mundo, aproximadamente 1.11 hijos por mujer, solo precedida por Taiwán con 1.09. De las 17 ciudades y provincias del país crecieron 3; las ciudades de Incheon (al oeste de Seúl) y Sejong (localidad al sur de la capital) y la isla de Jeju (suroeste del país). Son realidades que minan el crecimiento.
A pesar de ofrecer un sistema de salud universal y contar con una de las infraestructuras en la materia más avanzadas del mundo (en 2023, el gasto público per cápita en salud fue de aproximadamente 1.917 euros por habitante), Corea del Sur tiene la tasa de incidencia de tuberculosis más alta entre los países miembros de la OCDE.
En diciembre de 2024, el presidente Yoon Suk-yeol declaró la ley marcial, lo que generó una gran oposición. La Asamblea Nacional destituyó a Yoon, y Han Duck-soo asumió como interino, para ser destituido a su vez al final del mes. Esta situación generó un estado de incertidumbre sin precedentes a nivel mundial.
Una historia argentina / Por Rafael Bielsa
Oscar Wilde confesó a su amigo André Gide que, si quería saber cuál había sido el drama más grande de su vida, debía pensar en que él había puesto su genio en su vida y sólo su talento en sus trabajos. Es una frase muy útil para entender qué sucedió con Corea del Sur.
Si bien hay eruditos que insisten en que las Naciones Unidas no mencionan a la familia en sus resoluciones, y en que es menester defender la vida, Dios y patria para decidir el futuro, no faltan los filósofos que sostienen que el actual capitalismo ha extirpado el futuro conceptual de la sociedad contemporánea.
Durante los últimos 150 años, la modernidad ha asimilado la idea de futuro con un proceso de progreso y mejora en las condiciones económicas, sociales y nacionales, y en este sentido ha obtenido logros. Sin embargo, hay una vieja idea que tiene una impactante vigencia: un planeta acotado no puede proyectar un crecimiento indefinido. Y cuando lo hace enfrenta limitaciones.
En Corea del Sur el cuidado infantil y la vivienda acarrean costos elevados. Los impulsos para ver en la educación el principal vehículo para lograr un alto estatus social condujeron a una “fiebre educativa”, en la que los padres invierten grandes sumas de dinero en la enseñanza privada de sus hijos.
La persistencia de las brechas salariales de género, de las más altas entre los países desarrollados, hace que las mujeres se enfrenten a la disyuntiva de que, para dedicarse al cuidado de los hijos, deban sacrificar sus carreras. La mayor parte del trabajo doméstico y del cuidado de los niños sigue siendo responsabilidad de las mujeres, lo que limita sus oportunidades profesionales y contribuye a la decisión de no tener hijos.
Un león no se va del Serengueti / Por Rafael Bielsa
Durante la segunda mitad del siglo XX, los coreanos del sur pudieron determinar su destino. En los años 60, había jóvenes de colegio primario cuyo trabajo consistía en cocinar congee (papilla) acuoso, usando maíz para ganado donado por el Ejército de los Estados Unidos. Aquel pueblo ideó una posibilidad de expansión vinculada al concepto de futuro.
En el año 2025, los teléfonos celulares están llenos de aplicaciones para exhibir lo que ni siquiera vale la pena buscar, lo que está lejos de los valores confucianos. La llegada de Donald Trump a su segunda presidencia, dado que ha denigrado las relaciones bilaterales como ningún otro presidente norteamericano, produce en los surcoreanos la intuición de que esperan años de aislacionismo, unilateralismo y transaccionalismo directo y de beneficios mutuos. Eso los inclina a idear un plan nuclear propio. Es como pensar que los atormentados sólo pueden emanciparse de su papel de víctimas transformándose en verdugos.
Hay una expresión surcoreana que dice: “Incluso si conoces el camino, pregunta”. Es útil no sólo en el este de Asia.