OPINIóN
Conductas

Construiré una balsa

20242707_colon_carabelas_america_cedoc_g
Navíos célebres. La Pinta, la Niña y la Santa María, entre otras. | cedoc

Navegar es un verbo, una palabra que, a lo largo de su uso, fue adquiriendo significados más amplios.

Navegar es, desde el origen, desplazarse por el agua en una embarcación. Luego se incorporó el concepto de moverse por el aire en un globo o avión.

Recientemente, navegar sumó un nuevo alcance: moverse a través de una red o redes o sistemas informáticos.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Que se use “navegar” aplicado a las redes fue producto de instalar una computadora en una biblioteca de Liverpool (EE.UU.). En 1992, Jean Armour Polly, bibliotecaria, publicó una guía sobre el uso de la web y la denominó Navegando por internet.

Utilizó “navegar” porque el apoyo de su mouse tenía un dibujo de un surfista y le pareció un vocablo adecuado.

Pero navegar, primitivamente, dijimos, se refiere a surcar el agua. Para hacerlo se usan diversas embarcaciones.

La Pinta, la Niña, la Santa María, el Titanic, el Nautilus, el Crucero Gral. Belgrano, el ARA San Juan, el Beagle, el Potemkin, la Fragata Sarmiento y la Libertad hacen un resumido listado de navíos célebres por diferentes motivos.

La mitología griega aporta a Caronte, un barquero del inframundo que, con su barca, guiaba las sombras de los difuntos al otro lado del Río Estigia, el que separaba el mundo de los vivos del de los muertos.

El tiempo y tus pasos

También la Odisea cuenta cómo Ulises, ayudado por los dioses, construye una balsa para regresar al hogar. Otras balsas famosas a citar son la Kon Tiki, la Atlantis, la de la Medusa, las balsas rescatadas en la guerra de Malvinas luego del hundimiento del Belgrano.

“En el baño de la Perla del Once compusiste La balsa”, le dice Javier Martínez, vocalista de Manal, a Tanguito, coautor junto a Litto Nebbia de una de las canciones fundantes del rock nacional.

Curiosamente el tema habla de construir una balsa para irse a naufragar. El naufragio no se busca. El navegante, el balsero, tiene un objetivo, un punto de llegada o de regreso.

Lamentablemente, la situación de muchas personas las obliga a migrar. La búsqueda de mejores oportunidades, sean laborales, económicas, familiares o de educación.

Muchas de estas migraciones se hacen de manera planificada, pero en otros casos la desesperanza, los desastres naturales y la miseria hacen recurrir a lo primero que aparece.

Los balseros cubanos en 1994, en condiciones precarias y estafados, apuntaron sus botes hacia Florida sin derecho al asilo.

El Mediterráneo se ha convertido en el cementerio de migrantes más grande del mundo. Desde varios países de África intentan cruzar el mar en las peores condiciones, tratando de llegar a las costas de algún país de Europa.

Miles mueren al año, naufragando, y miles más, al arribar, son víctimas de trata.

En 2008 recorrió el mundo la foto de Aylan, un niño sirio cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en la costa turca, trataba de llegar en bote a Grecia. Hoy es el olvido.

Las redes llaman a navegar. Se usan para informarse, divulgar, trabajar, comerciar, conectarnos con otros, y también para engañar, confundir y agredir.

El ciudadano desconocido

Los políticos también navegan y, por ende, pueden naufragar. Los mensajes que envían o retransmiten fomentan, en ocasiones, diferencias raciales, sexuales, amenazas, insultos, desvalorizaciones y apodos despectivos.

Se sustenta, desde sectores de poder, un falso nacionalismo que confunde el hablar mal de los otros con valorar lo que somos.

Hay argentinos que emigraron y otros lo están haciendo. No es con balsas, ni botes. Algún día (ya ocurre) sus hijos representarán a otros países en diversos deportes. No vaya a ser que nuestra arrogancia esté escupiendo para arriba.

Uno de los episodios míticos de navegación es el Arca de Noé. Dios le advierte a Noé de un diluvio próximo y lo instruye para construir un gran barco para mantener a su familia, y otras especies, a salvo.

Entre tanto diluvio de palabras, mensajes rencorosos y discriminatorios, qué pasaría si el ingreso al Arca estuviera en manos de quienes suelen marginar.

Ante esas conductas fundamentalistas, ante esa necedad, ante esa lluvia de insultos y degradaciones que vienen desde el poder, nos dejan en este mundo abandonados.

Hagamos una balsa y vayamos a naufragar y que el diluvio no logre detenernos.

*Convencional Nacional UCR.