OPINIóN
Tiempos modernos

Construir el lenguaje de los vulnerados

Pareciera que los tiempos que vienen serán dominados por el mercado; productores y consumidores serán los protagonistas. ¿Qué fue de la solidaridad y la conciencia social?

14-07-24pobreza
POBREZA Y PRECARIZACION. La informalidad y precaridad de puestos laborales recrudece el impacto de la inflación. | Cedoc

Hay ideas y palabras dominantes. Traducen al orden social vigente como natural, bueno y justo, aunque no lo sea. Las palabras crean una realidad. Tal vez no toda, pero sí, una realidad.

Nuestra forma de llamar a las cosas, las determinan. Somos los que hablamos. Las palabras crean contornos, que siempre son accesibles a nosotros mediante el lenguaje, para luego pasar al pensamiento. La batalla tambien es por el dominio del mundo simbólico y cultural no solo del material.

Por eso existe un mapa conceptual del sometimiento que manejan quienes tienen mejor apropiación de las palabras, medios de comunicación, institucionalidad que amplía voces.

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Ante eso hay que tener conceptos distintos que construyan una lengua de los vulnerados, pero que no son los vulgarismos de la incultura y la carencia de escolarización, sino claras palabras que expresen sentidos, sentimientos y sensibilidades distintas a las que tienen los que, como dijo Jauretche, manejan los diccionarios.

No existe resolución individual a problemas sistémicos. No hay, como dice Ulrich Beck (1944/2015 sociólogo alemán, profesor de la Universidad de Munich y de London School of Economics) “respuestas biográficas a problemas sociales, sistémicos”.  Algo así como aquel concepto peronista de nadie se realiza en una sociedad que no se realiza. Por lo tanto, ¡basta de biografías que ensalzan individuos y alimentan egos! Vamos en serio por respuestas colectivas a problemas sistémicos.

Según un informe de la Universidad Di Tella, la pobreza crece a un ritmo de un millón de personas por mes

Estamos peligrosamente llegando a un estado mental donde el sistema, al menos la parte del sistema que se aplica en Argentina, solo impone como valor cultural y social el individualismo, un sentido heroico del emprendedurismo y la meritocracia y la deconstrucción a favor de una comunidad o sociedad de mercado como único validador para ponerse en contra del bienestar y las formaciones de nada menos que la familia, la escuela, los gremios y hasta el propio Estado Nacional. 

Estamos peligrosamente llegando a un estado mental donde el sistema, al menos la parte del sistema que se aplica en Argentina, solo impone como valor cultural y social el individualismo"

Todo es mercancía, todo tiene un valor de economía desprendiéndose de magnitudes históricas y culturales que construyeron este pais. Todo eso es antiguo y no sirve para los tiempos que vienen que serán protagonizados por productores y consumidores, ambos fuera de cualquier marco de solidaridad y de conciencia de su calidad social.

Los trabajadores de servicios con buena remuneración han ido decayendo en su poder adquisitivo"

No hay trabajadores con sentido de su clase, no hay empresarios con sensibilidades compartidas hacia lo común, no hay destinos nacionales a lograr y llegan al extremo de justificar, por ejemplo (Serenellini 22/7/24) que ha bajado el consumo de carne pues es cierto que “antes se comían 10 kilos per cápita y ahora 5 pero lo que ocurría antes no era real”.

¿A izquierda o a derecha?

Las pymes, los trabajadores de servicios con buena remuneración han ido decayendo en su poder adquisitivo y se van hermanando con los asalariados en general, formando un nuevo y más grande componente socio/económico donde todos, en mayor y menor medida, pasan a una condición de precariedad o desorden en su consumo, alimentación y salud. 

Y esto se rodea de una poderosa corriente antipolítica, que intenta hacer débiles aquellas formas de representación, participación y elección que garantizan cierto equilibrio a favor de los más desposeídos. 

Capitalismo o comunismo: ¿cuál promete un mundo mejor?

Es la pretensión, quitar a la política sus ya débiles formas de decisión soberana, de universo popular y entonces se buscan formas de cambiar leyes electorales, se atacan situaciones que poseen algunos vicios más de forma que de contenido, como las listas sábanas, las Paso, el votar cada dos años, las circunscripciones electorales, todos detalles menores que no hacen sino a la necesidad de agraviar a la política y, de a poco, hacerla desaparecer de las necesidades de una sociedad. Tema éste que conlleva, y hay que decirlo sin dramatismo, pero con vigor, un alejamiento de mejores formas democráticas.

Históricas épicas que construyeron conciencia y patriotismo son reemplazadas por  posmodernos relatos de salvación individual"

A históricas épicas que construyeron conciencia y patriotismo desde expresiones masivas, y en general dotadas de una conciencia o nacional o de clase (luchas por la independencia en el siglo 19 y episodios como el 17 d octubre del 45 o el Cordobazo o la lucha por la democracia hasta 1983) se las reemplaza por posmodernos relatos de salvación individual.

Hoy existen motivos de injusticia, sufrimiento, miseria y explotación que en otros tiempos hubiesen provocado la ira colectiva popular y ciertas poderosas acciones movilizadoras para enfrentarlas, esa práctica social común que ponía en las calles y en las plazas a millones de argentinos para pelear por derechos conculcados, se convirtió en una inusitada prioridad para atender su metro cuadrado individual. 

¡Cuidado! Esto denota derrota cultural y agotamiento de rebeldías. Y, como bien dijo algún filosofo chino del siglo 12 “la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer” y esto quiere decir que mal podemos achacar responsabilidades a millones de argentinos desmovilizados sin mirar primero a la dirigencia, que en todo orden, político, institucional, partidario, gremial y empresarial condujo con poder de decisión y manejo casi omnímodo, los últimos quince años.

Estamos obligados a generar conciencia en el pensamiento y que ese pensamiento sea negar, con énfasis, la realidad hoy imperante. Sin debilitarnos por los escarnios ni temer en seguir creyendo en utopías comunes más que en ciertos bienestares individuales. Esa utopía, o sea lo que queremos ser y hoy no somos, no es un elemento ajeno a la realidad, tambien es parte de la realidad y tiene la misma validez. 

Los que somos peronistas por identidad no estamos solos, tenemos el compromiso de esa misma identidad en millones de argentinos.
La realidad que no nos gusta, solo es un aliciente más para cambiarla. 
Siempre que existe una realidad, hay otra que puede reemplazarla.

*Diputado Nacional mc, PJ, Río Negro