El gobierno argentino ha dejado trascender en la prensa que se retirará del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
En realidad, la Argentina no integra en la actualidad este órgano de 47 miembros elegidos por la Asamblea General de Naciones Unidas, pues concluyó su mandato a fin de 2024. Sin embargo, nuestro país presentó su candidatura para el período 2026/2029 y hasta hace poco la Cancillería hacía campaña para su reelección, ofreciendo a otras naciones intercambios de votos. Es probable que este proceso quede ahora suspendido y que la Argentina se ausente en adelante de este foro.
Uno de los argumentos del gobierno para explicar la retirada es que el Consejo no condenó los atentados del 7 de octubre de 2023 en Israel. Si bien es cierto que por diferencias irreconciliables entre los estados miembros en el marco del conflicto en Medio Oriente no se pudo concretar una sesión especial por estos hechos, sí existieron reacciones de mecanismos especiales de la estructura del Consejo.
En su conformación, este organismo de las Naciones Unidas diseñó una serie de procedimientos imparciales a cargo de expertos para velar por la protección de los derechos humanos en el mundo. Al respecto merecen citarse dos ejemplos que se aplican a este caso.
El 12 de octubre de 2023 cincuenta relatores especiales del Consejo entre los que estaban los encargados de monitorear hechos de tortura, desapariciones forzadas, discriminación contra la mujer, racismo, ejecuciones sumarias o extrajudiciales, emitieron una declaración en la que condenaron “los horrorosos crímenes cometidos por Hamas los cuales constituyen odiosas violaciones del derecho internacional y son crímenes internacionales para los que debe haber una urgente responsabilización” (Ver Press Release/Special Procedures 12 October 2023-OHCHR).
El 10 de junio de 2024 se publicó también el informe de la Comisión Independiente Internacional de Encuesta sobre los territorios palestinos ocupados, Jerusalén Oriental e Israel (documento A/HRC/56/CRP.3 del Consejo de Derechos Humanos).
En esta minuciosa investigación sobre los ataques llevados a cabo el 7 de octubre, la Comisión concluyó que “los comandantes militares de Hamas deben ser considerados como responsables criminales de los actos de sus subordinados” y estableció “los nombres y las identidades de los individuos responsables del planeamiento, de las ordenes y de la ejecución de esos ataques, que constituyen crímenes de guerra”.
Se trata de “serias violaciones y abusos de los derechos humanos cometidas por Hamas contra el derecho a la vida, a no ser sometido a torturas, violencia de género tal como el abuso físico, sexual y psicológico, además de obligar a niños a presenciar el trato inhumano infligido a sus padres incluyendo el asesinato”.
Este informe tiene un inequívoco carácter condenatorio y fue producido por una comisión del propio Consejo de Derechos Humanos.
De estos dos documentos se infiere que muy a pesar de las controversias interestatales el Consejo de Derechos Humanos ha podido generar mecanismos neutrales en condiciones de poner en conocimiento de la comunidad internacional los hechos que constituyen violaciones a los derechos humanos fundamentales.
Es inevitable que en la confrontación política de un mundo fragmentado y diverso los organismos internacionales sufran de bloqueos y paralización de sus actividades, pero en este caso la existencia de los procedimientos mencionados pudo sortear estos obstáculos y cumplir con la función asignada.
Retirarse del Consejo de Derechos Humanos significa debilitar a un organismo que como se vio en los ejemplos citados pudo cumplir con su tarea de denuncia.
Además, la renuncia a dar la batalla diplomática en ese foro por el respeto a los derechos humanos favorece a aquellos países a los que la temática importa solo para evitar ser investigados, con lo cual se termina esterilizando completamente su función.
La salida “facilista” de retirar colaboración a un órgano principal del sistema de Naciones Unidas como el Consejo constituye un abandono de la tradición diplomática de la Argentina democrática que tuvo como eje principal, transversal a todo el arco político argentino, la de la cooperación internacional para la promoción y protección de los derechos humanos.
*Ex Vicecanciller