Uno de los efectos de la pandemia covid-19 ha sido amplificar la “globalización” que tenía como ejes el comercio internacional, las transacciones financieras y la difusión de las tecnologías de la información. Al mismo tiempo contribuyó a opacar los otros aspectos de las crisis mundiales que estamos viviendo. Ahora navegamos entre la incertidumbre y la búsqueda de una interpretación compleja de la Historia.
Lo que podemos decir sobre la situación mundial está inevitablemente cargado de pesimismo. Las crisis económica, sanitaria, social, ecológica, política y educativa han penetrado todas las interpretaciones. Los acontecimientos que estamos viviendo nos dejan sin palabras, las hipérboles del pasado hoy nos parecen modestas aproximaciones.
Crisis. Se puede colocar la crisis económica por delante con cifras de la parálisis en todas partes y con más de 400 millones de desempleados. Con perspectivas inciertas sobre el relanzamiento económico. América Latina es una de las regiones más afectadas.
Aunque se puede ubicar a la crisis sanitaria en segundo lugar, las cifras de 4,2 millones de muertos y 200 millones de infectados en julio de 2021 son impresionantes. El hecho de que tanto la pandemia como la crisis económica afecten a más de seis mil millones de personas sobrepasa los diagnósticos más pesimistas.
El efecto más notable de la crisis social podría resumirse en el número de pobres y excluidos que a nivel mundial supera los mil millones de personas en todos los continentes. Un vasto proletariado que en su mayor parte sobrevive con dos dólares diarios pero que en países con mejores ingresos también padecen hambre, desamparo, disgregación familiar. ¿Cuál será el futuro de este proletariado emergente?
El fenómeno de los excluidos se manifiesta también en el número de los desplazados. La Oficina Internacional de Migraciones estimaba en 2020 que había cerca de 272 millones de migrantes internacionales. Muchos buscan desesperadamente emigrar a otros países para sobrevivir, otros para vivir mejor. Las migraciones se han vuelto planetarias. Llegan fugitivos y migrantes a los lugares más recónditos del mundo.
En los últimos meses han pasado a primer plano los incendios forestales, las inundaciones, las sequías, el deshielo de las zonas heladas del hemisferio norte y del hemisferio sur del planeta. Aquí contamos con centenares de incendios y millones de hectáreas de bosques que se pierden. La cantidad de personas que han sido desplazadas, las expectativas catastróficas suscitadas por la continuidad del calentamiento global, la insuficiencia de las decisiones de los países para enfrentar las catástrofes ambientales son motivo de inquietud en todas partes. El informe del 9 de agosto de 2021 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, Naciones Unidas) anticipa que con las tendencias actuales en 2030 se acumularán más incendios, sequías, inundaciones.
Desintegración. Esta brevísima síntesis bastaría para justificar la afirmación de que se trata del cuadro más dramático que haya enfrentado la Humanidad en todos los tiempos. Lo que no solo genera incertidumbre y angustia. Los procesos en curso acentúan la desintegración social en muchos países, inclusive en las regiones más desarrolladas como Estados Unidos o la Unión Europea donde las oleadas de inmigrantes desesperados superan las capacidades del Estado.
Cada una de las situaciones en curso alcanza niveles tan dramáticos que justifican los análisis focalizados en la crisis social, en las catástrofes ecológicas, en el desempleo, en la pobreza o el derrumbe de los Estados. Muchos economistas siguen pensando que sus enfoques pueden explicar la mayor parte de los problemas. Los dirigentes de los Estados elaboran interpretaciones a partir del despliegue de sus intereses y estrategias.
La Unión Europa ha sido el espacio mundial donde más se ha intentado conciliar la diversidad y las diferencias de intereses en un proceso de convergencia de 26 países en torno a ciertos valores comunes como el desarrollo, los derechos humanos y la solidaridad. Pero aún en este espacio las tensiones etnocéntricas y hegemónicas son muy fuertes.
Pensar de manera compleja y actuar en consecuencia resulta un ejercicio muy aventurado. No porque falten informaciones y estudios de especialistas, sino porque tanto en la opinión pública como entre las clases dirigentes se prefieren las versiones o teorías simplistas.
En las últimas décadas se observa el avance del “pensamiento complejo” que Edgar Morin ha tratado de sistematizar. Este enfoque constituye un mejoramiento de la teoría de sistemas aplicado a la sociedad global pues reconoce las contradicciones, diversidades y singularidades que pueden intervenir. No todo es reductible a un análisis racional.
Las ciencias sociales no han terminado de construir una visión sintética de los comportamientos humanos. Pero es evidente que la división del trabajo académico entre disciplinas incluso muy próximas (sociología, antropología, psicología, historia, economía, política) ha llevado a fragmentaciones o reduccionismos en la interpretación de los procesos sociales.
Nuevas realidades. Apelar a los teóricos sociales clásicos resulta pertinente para disponer de algunos conceptos fundamentales, pero no parece realista invocarlos para comprender la diversidad de crisis que estamos viviendo en este momento. Necesitamos nuevas categorías para comprender las “nuevas realidades”. He aquí una lista de temas e hipótesis relevantes.
◆ El mundo experimenta al mismo tiempo una crisis económica global, una pandemia, una explosión demográfica y de la pobreza, una crisis ambiental que provoca catástrofes en distintos lugares del planeta, un debilitamiento de los Estados como agentes de control e integración social.
◆ El capitalismo financiero supera al capitalismo productivo, las corporaciones transnacionales superan a los Estados. Esto limita las estrategias para lograr los Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS) que propusieron las Naciones Unidas para el 2030.
◆ Ha surgido un vasto proletariado de excluidos y pobres que alcanza a más de mil millones de personas. Equivale a toda la población del continente americano. Las desigualdades no han dejado de crecer en todas partes.
◆ Constituye una novedad la informatización de la sociedad, de la economía, de la cultura y de los sistemas educativos a nivel mundial; esta nueva realidad modifica el uso del espacio, las relaciones intersubjetivas, las transacciones económicas, los sistemas educativos y los modos de vida.
◆ El mundo se encuentra por primera vez en milenios frente al surgimiento de catástrofes ecológicas en el mundo que se pueden anticipar con los índices del calentamiento global.
◆ Se produjo un cambio en el modelo de acumulación económica y en el modo de producción que rápidamente coloca en nuevos escenarios a las economías del mundo. A los factores clásicos de la tierra, el capital y el trabajo hay que agregar las innovaciones y el conocimiento. La digitalización, el cambio de la matriz energética, las innovaciones biotecnológicas, los avances científicos, aparecen como nuevos determinantes.
◆ La idea del progreso histórico hace tiempo que está cuestionada y esto priva a la comunidad mundial de un horizonte prospectivo para construir una inteligencia colectiva hacia el futuro.
◆ El mundo actual con los procesos de descolonización adopta la idea de la igualdad de las culturas: no se justifican discriminaciones entre pueblos más avanzados y menos avanzados; las luchas por el reconocimiento de las diversidades culturales y religiosas se encuentran en el centro de la mayoría de los conflictos actuales.
◆ La expansión de las biotecnologías y la posibilidad de reproducir órganos y seres vivientes coloca a la Humanidad en condiciones de alterar las leyes naturales; esto ha dado lugar a una corriente filosófica que defiende la idea de una Era Trans-humana que se profundizaría con el auge de la Inteligencia Artificial.
◆ El reconocimiento de las diversidades individuales y colectivas están cambiando las relaciones entre hombres, mujeres y sus alternativas (LGTB) lo cual impacta en las familias, en la educación, en la distribución de funciones sociales y políticas.
◆ En medio de situaciones donde se juega la supervivencia de millones de personas y del Planeta en general aparece como un dato contradictorio que a nivel mundial los gastos militares y de defensa alcancen a más 1,981 billones de dólares.
◆ De todos estos contextos surge que estamos viviendo una mutación histórica, ecológica, social, económica, cultural cuya dirección se nos escapa, es decir, que se encuentra fuera de control.
Respuestas. La Humanidad actual dispone de los recursos económicos y tecnológicos suficientes para resolver en corto plazo el problema del hambre. Lograr el “hambre cero” figura como el objetivo número 2 de los Objetivos del Desarrollo Sustentable 2030 de Naciones Unidas. Se ha calculado que la capacidad de producción de alimentos se puede multiplicar rápidamente.
En el terreno ecológico se puede ser al mismo tiempo pesimista y optimista, todo depende de las decisiones que se adopten. Para muchos ecologistas las políticas ambientales en vigencia no son suficientes para impedir las catástrofes. Para otros, sobre todo en la Unión Europea, parece que se pueden aplicar medidas reparatorias y preventivas que pueden evitar los desenlaces trágicos. El equilibrio parece muy incierto.
A nivel económico: ¿cuál sería la capacidad para crear los millones de empleos que se necesitan para asegurar la supervivencia de todo el mundo? En todos los continentes la reconversión de la industria automotriz y de otros sectores provocará más desempleo, aunque también puede generar nuevos trabajos.
Hace tiempo que las agencias de Naciones Unidas y los estudios de diversos especialistas concluyen que la respuesta debe ser global y concertada , o sea, se precisa un nuevo modelo de desarrollo mundial sostenible.
La eficacia de cualquiera de las diversas estrategias ensayadas depende en última instancia del consenso estratégico de los actores (estados, organizaciones sociales, empresas, sistema financiero). De modo que la construcción de los acuerdos se convierte en la pieza maestra de todo intento de evolución inteligente y solidaria del sistema mundial.
Incertidumbre. Sin un acercamiento real entre las grandes potencias (sobre todo, Estados Unidos, China, Rusia, Unión Europea) y una convergencia con los distintos bloques internacionales la Humanidad no está en condiciones de evitar en el corto y mediano plazo las catástrofes sociales y ambientales. Lo cual quiere decir que estamos en un período crítico de desequilibrios. Las estimaciones más pesimistas anticipan pérdidas enormes de vidas humanas y de recursos naturales.
Vivimos en una Era de Incertidumbres porque la complejidad de los procesos actuales constituye la mayor crisis de la Historia humana. El hecho de que dispongamos de los recursos económicos, científicos y tecnológicos para afrontar los desafíos actuales debería infundirnos optimismo. Los obstáculos principales se encuentran en el plano político y en las visiones contradictorias sobre la realidad mundial. La incógnita para el homo sapiens hoy no es saber si hay vida en otros planetas sino saber si podremos sobrevivir juntos en el siglo XXI a pesar de nuestras diferencias.
*Doctor en Filosofía. Profesor de Posgrado en UNTREF y Universidad de Palermo.