OPINIóN
Otra crisis más

China tiene un nuevo dolor de cabeza: Paquistán

Si Paquistán no logra pagar sus deudas a China, las consecuencias serán devastadoras. La estabilidad de una potencia atómica en crisis económica es un asunto delicado, con consecuencias impredecibles y peligrosas. Aumentaron las tensiones entre ambos países y EEUU los observa.

China y PaKistán 20240619
Relaciones entre China y PaKistán. | Pixabay X @BRICSinfo

Beijing se encontró ante una noticia que pondría a prueba la fortaleza de sus estrategias internacionales: Paquistán, un aliado de larga data y pieza clave en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), está al borde de una crisis económica. La razón, una deuda colosal de más de US $15 mil millones con productores de energía chinos.

Paquistán, enfrenta una creciente presión financiera y busca desesperadamente reestructurar esta deuda, extendiendo el plazo de vencimiento de los préstamos en cinco años para aliviar los costos del servicio de la deuda.

Este escenario, sin embargo, no era simplemente un asunto de números y plazos. Las tensiones entre ambos países aumentaron debido a ataques contra ciudadanos e intereses económicos chinos en Paquistán, complicando aún más la situación. China, una potencia económica acostumbrada a manejar préstamos e inversiones estratégicas con un control férreo, ahora está en una posición delicada.

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Si Paquistán no logra pagar sus deudas a China, las consecuencias serán devastadoras. China podría negarse a reestructurar los préstamos, obligando al gobierno paquistaní a pagar la totalidad del monto antes de lo previsto. Esto desencadenará una crisis financiera sin precedentes en el país. Este escenario traería consigo un aluvión de problemas para ambos países y más allá.

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En Paquistán, el pueblo enfrentará una subida en los precios de la electricidad, un crecimiento económico estancado y una posible pérdida de empleos. Para los inversores y productores de energía chinos, la falta de pago significará no recuperar su dinero, poniendo en riesgo sus propios negocios e inversiones. Pero la pieza más crucial en este rompecabezas era el Corredor Económico China-Paquistán (CPEC), un proyecto vital dentro de la BRI.

China, una potencia económica acostumbrada a manejar préstamos e inversiones estratégicas con un control férreo, ahora está en una posición delicada"

El CPEC, destinado a ser una arteria comercial que conectará a China con el puerto de Gwadar en el mar Arábigo, era más que una simple infraestructura; era un símbolo de la colaboración entre China y Paquistán y una manifestación tangible de la ambición global de China. Si Paquistán no continúa con el proyecto debido a su crisis de deuda, las repercusiones serán significativas, no solo para estos países, sino para toda la región.

En el plano geopolítico, la situación se vuelve aún más tensa. Paquistán, una potencia nuclear, enfrentando una crisis económica severa, podría desestabilizarse, generando preocupación a nivel mundial. Estados Unidos, con intereses estratégicos en la región, observa atentamente. La estabilidad de una potencia atómica en crisis económica es un asunto delicado, con el potencial de desencadenar consecuencias impredecibles y peligrosas.

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China, enfrentada a la posible caída del CPEC, considera alternativas costosas y complejas. Evitar Paquistán significa buscar rutas alternativas para sus importaciones y exportaciones de energía. Una opción sería a través de Irán, pero esto requeriría inversiones masivas en nueva infraestructura, como carreteras, ferrocarriles y puertos. Otra posibilidad sería redirigir esfuerzos hacia otros proyectos de la BRI en el sudeste y centro de Asia, aunque estos también requerirían inversiones significativas y podrían no ofrecer la misma relevancia estratégica que el CPEC.

Lo que decida China es crucial no solo para mantener la estabilidad en una región donde Estados Unidos también tiene intereses estratégicos, sino también para evitar la desintegración de un aliado nuclear en crisis económica, cuyo impacto podría resonar a nivel mundial"

En un contexto de crecimiento económico más lento en China, con desafíos como una deuda creciente y una desigualdad en aumento, la falta de retorno de las inversiones en el CPEC podría agravar la situación económica interna. La reducción en la actividad económica y los empleos en sectores clave sería un golpe duro para la economía china, ya de por sí tensionada.

Ante este panorama, Beijing se encuentra en una encrucijada. Acceder a la solicitud de Paquistán de posponer el pago de la deuda es la única opción viable para evitar un colapso mayor del proyecto CPEC y, por ende, de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en su totalidad. Esta medida es crucial no solo para mantener la estabilidad en una región donde Estados Unidos también tiene intereses estratégicos, sino también para evitar la desintegración de un aliado nuclear en crisis económica, cuyo impacto podría resonar a nivel mundial.

En definitiva, la trampa de las deudas que China ha tejido a través de sus préstamos para infraestructura se vuelve en su contra en este caso crítico con Paquistán, dejando a Beijing con una lección amarga sobre los riesgos de su ambiciosa estrategia global.

Las cosas como son.