Hace pocos días, UNICEF presentó cifras alarmantes que reflejan la situación de vulnerabilidad de los niños y adolescentes en nuestro país, revelando un impacto multidimensional. Un aspecto clave de esta vulnerabilidad es la falta de seguridad vial para los más jóvenes. Es crucial adoptar un enfoque integral que permita implementar políticas públicas efectivas para su protección.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial, las lesiones derivadas de siniestros viales son la principal causa de muerte entre niños y jóvenes de 5 a 29 años. La primera medida de prevención es el uso de sistemas de retención infantil (como cinturones de seguridad, sillas para bebés y asientos elevadores). No obstante, un estudio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) reveló que solo el 26,4% de los menores en Argentina viaja en la posición trasera y con la protección adecuada.
Los siniestros viales causan 1,4 millones de muertes y 50 millones de heridos graves anualmente en todo el mundo. Estas cifras subrayan la urgencia de que organismos públicos y privados tomen medidas para encontrar soluciones.
En el ámbito local, los accidentes viales en Argentina representan un problema grave, cobrando la vida de 12 personas al día en 2022, según la Dirección de Estadística Vial del Observatorio Vial. El informe preliminar indica que 4.369 personas fallecieron en 3.642 siniestros viales en todo el territorio nacional en 2023, de las cuales el 4% eran menores de 14 años.
Además, el informe destaca que el 21% de las víctimas fueron mujeres, con mayor presencia en siniestros ocurridos en horarios relacionados con el ingreso y egreso escolar.
4.369 personas fallecieron en 3.642 siniestros viales en todo el territorio nacional en 2023; el 4% eran menores de 14 años"
¿Cómo actuar ante estas cifras alarmantes? La educación y concientización vial son fundamentales para mejorar la seguridad en las rutas y calles de Argentina, especialmente cuando se trata del transporte de niños. Un verdadero plan nacional, que involucre a todos los actores relevantes (gobiernos, organizaciones no gubernamentales, empresas, entre otros), debería incluir los siguientes ejes:
- Programas educativos en escuelas: Introducción de materias obligatorias de educación vial desde edades tempranas, con simulaciones, talleres y charlas sobre seguridad vial.
- Campañas masivas de concientización: Difusión en medios de comunicación tradicionales y digitales sobre temas como el transporte seguro de menores, el uso del cinturón de seguridad, la prevención de accidentes por alcohol, el uso del celular y el respeto por las señales de tránsito.
- Capacitación obligatoria para conductores: Refuerzo de los requisitos para la obtención y renovación de licencias, con exámenes teóricos y prácticos rigurosos que incluyan la educación sobre el transporte correcto de niños.
- Promoción del transporte seguro: Incentivo al uso de transporte público, bicicletas y otros medios sostenibles, junto con la infraestructura adecuada y segura, como ciclovías y señalización clara.
- Controles y sanciones más estrictos: Aumento de la frecuencia de controles en rutas, como pruebas de alcoholemia y velocidad, con la aplicación de sanciones severas para infracciones graves.
- Uso de tecnología y datos: Implementación de tecnología para monitorear y analizar patrones de tráfico, identificar zonas de alto riesgo y tomar medidas preventivas.
- Educación continua para profesionales del transporte: Formación constante en técnicas de conducción segura y mantenimiento adecuado de vehículos, con especial énfasis en el transporte escolar.
Finalmente, ninguna de estas medidas será efectiva si no se promueve la participación comunitaria, involucrando a la sociedad en programas de vigilancia y seguridad vial, fomentando la denuncia de conductas peligrosas y colaborando en la creación de entornos más seguros.
La implementación integral y sostenida de estas acciones puede contribuir significativamente a reducir los accidentes de tránsito y mejorar la seguridad vial en Argentina, protegiendo especialmente a los más vulnerables: nuestros niños y niñas.
