Las autoridades de universidades públicas y privadas venimos manteniendo un debate en torno a la reestructuración de las carreras de grado y de pregrado en función de los nuevos perfiles de nuestros estudiantes y de sus necesidades formativas y laborales. Este eje de trabajo responde a que las propuestas académicas que ofrecemos las universidades no queden desactualizadas ante los cambios sociales y del mercado de trabajo.
En ese sentido, el Consejo de Universidades recientemente aprobó el nuevo Sistema Argentino de Créditos Académicos Universitarios (SACAU). Se trata de un sistema que empezará a regir obligatoriamente desde el año 2027 y que apunta a transparentar el tiempo total de aprendizaje que le requerirá al estudiante cumplir las obligaciones académicas; es decir, incluye las horas de interacción entre docentes y estudiantes y también todo el trabajo autónomo que se espera que el estudiante realice por fuera del aula.
Este punto es importante, ya que uno de los problemas del sistema universitario es la distancia entre la duración teórica y la duración real de las carreras. Según el último informe Síntesis de Información Universitaria 2022-2023, que elaboró la subsecretaría de Políticas Universitarias, hay una brecha muy amplia entre ambas duraciones: solo el 26,6% de los estudiantes universitarios argentinos egresan en el tiempo teórico previsto.
Esa duración real se relaciona con las biografías personales —estilos de vida, situación socioeconómica, obligaciones familiares y laborales— pero también con las posibilidades que presentan las propuestas curriculares y sus continuidades, demoras y rupturas en la formación y el egreso.
El SACAU crea el Crédito de Referencia del estudiante (CRE) como unidad de tiempo total de trabajo académico. Las carreras de grado tendrán 240 CRE, lo que corresponde a 6.000 horas de trabajo total; mientras que las horas de interacción pedagógica se establecerán en un valor mínimo de 2.100 horas.
Los parámetros del SACAU rigen para el caso de todas las carreras a excepción de aquellas reguladas por el artículo 43 de la Ley de Educación Superior, cuyos títulos corresponden a profesiones reguladas por el Estado y cuyo ejercicio pudiera comprometer el interés público, como las Ciencias de la Salud, distintas terminales de Ingeniería, Arquitectura, Abogacía, Contador, entre otras. En estos últimos casos, regirán las horas fijadas en los estándares determinados por el Ministerio de Capital Humano, a propuesta del Consejo de Universidades.
Solo el 26,6% de los estudiantes universitarios argentinos egresan en el tiempo teórico previsto"
Ya existen ejemplos en el ámbito de la Universidad Nacional de La Plata que se condicen con las características del SACAU y la búsqueda de nuevos perfiles de los estudiantes en función de satisfacer las demandas laborales. Por un lado, el inicio este año de la carrera de Ciencia de Datos en Organizaciones, iniciativa conjunta de las facultades de Ciencias Económicas y de Informática que finaliza su primer año.
Esta innovadora propuesta atiende un área de vacancia al formar expertos en el manejo de datos que resuelvan demandas del mercado laboral y que combinen habilidades de gestión e informática a gran escala en los distintos ámbitos de la economía. Otro ejemplo reciente es la Tecnicatura Universitaria en Cultivos Protegidos y Ambientes Controlados de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, que apunta a contar con profesionales capaces de gestionar de manera sostenible los recursos naturales, abordar responsablemente los desafíos ambientales y garantizar la seguridad alimentaria.
Otro punto relevante de este sistema nacional de créditos académicos es que establece parámetros para el reconocimiento de la trayectoria de los estudiantes en el sistema universitario nacional y en instituciones universitarias de otros países. Este mecanismo favorecerá las estrategias de internacionalización y, en particular, la movilidad de estudiantes y su experiencia de transitar una carrera con más autonomía y trayectos formativos más flexibles.
Para mejorar las condiciones de formación y no deteriorar la calidad educativa, la reestructuración de las carreras de grado podría ser complementada con una oferta de carreras y programas de posgrado, algunos de los cuales podrían ser no arancelados y por políticas que optimicen el tránsito de los estudiantes de grado durante el calendario académico.
Las carreras universitarias más cortas y dinámicas, y más flexibles en el reconocimiento de las trayectorias de los estudiantes son una tendencia en Europa, Estados Unidos y la región. En Estados Unidos las carreras de grado duran cuatro años mediante sistemas de créditos. Mientras que en la mayoría de los países europeos occidentales como Francia, Alemania, Italia y España también funcionan sistemas de créditos en los grados con duración de tres o cuatro años y se complementan con maestrías de uno o dos años. En todos los casos existen excepciones con carreras de mayor duración, como Medicina e Ingenierías.
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Otra reciente propuesta aprobada por el Consejo de Universidades también favorece el funcionamiento y la calidad del sistema universitario. Hablamos del nuevo programa de certificación voluntario de la calidad para las carreras que no están incluidas en el artículo 43 de la Ley de Educación Superior. Los sistemas institucionales de aseguramiento de la calidad (SIAC) estarán a cargo de cada universidad y tendrán como tarea desarrollar instrumentos de evaluación institucional certificados por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
Si bien no hay un único factor que determine la calidad universitaria, es importante que las instituciones tengan mecanismos de evaluación de todas sus carreras. Actualmente las únicas carreras con procesos de calidad son las del artículo 43 que, si bien son las que se identifican de riesgo, representan menos de la mitad de las carreras totales que ofrece el sistema universitario. A partir de la resolución se busca que todas las carreras del sistema pasen por procesos de evaluación.
Todas estas modificaciones en materia de créditos académicos, reestructuración de carreras y sistemas de aseguramiento de la calidad, atienden a las nuevas realidades para que las propuestas académicas que ofrecemos no queden desfasadas frente a los cambios sociales y laborales.
Se trata de trabajar con nuevos enfoques en la formación y el aprendizaje, haciendo hincapié en las competencias técnicas y transversales que demanda la sociedad del conocimiento. Son, en definitiva, iniciativas para mejorar en los próximos años el sistema universitario y las posibilidades de inserción de nuestros estudiantes y graduados en la economía del conocimiento.
* Presidente de la UNLP
