OPINIóN
elecciones 2025

Barajar y dar de nuevo

Las razones del electorado para manifestarse suelen ignorar las supuestas astucias de estrategas y consultores.

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‘Bon apetit’ Javier Milei. | Pablo Temes

Año de elecciones. Apenas termine el verano, arrancará el calendario en las provincias y no se detendrá hasta las nacionales de octubre. Sin dejar de escuchar argumentaciones sobre la necesidad de ajustar el “gasto político” se multiplicarán las votaciones en tiempo y espacio. El cálculo no se deja atrapar por los relatos. Con o sin PASO, hay muchas internas que resolver. Fracturas expuestas por donde se mire. El bicoalicionismo (la vieja grieta) implosionó como la antigua URSS. Y se generan ahora expectativas y necesidades de reagrupar los pedazos del antiguo régimen. Una suerte de barajar y dar de nuevo. Empezando por el oficialismo, donde el presidente Milei instruye a su vocero con letra de Serrat: “Acláreles quien manda y quien es el mandado”. Los versos pertenecen al tema A quien corresponda. Y Manuel Adorni no dudó: corresponde cantárselos a Macri, “que se quedó sin nafta”. El jefe de lo que queda del PRO no se resigna fácil y busca extender la pelea para, al menos, custodiar CABA. De allí la iniciativa delegada en el primo Jorge: “Primero Buenos Aires”. ¿Ruptura definitiva por el amenazante “vamos por todo libertario” o solo un golpe táctico para negociar mejor? Veremos. Hasta el cierre de listas nada es definitivo. Detrás de los que alientan la batalla cultural siempre hay operadores pragmáticos. Quizás, lo que hoy es la madre de todas las batallas de la derecha termine mañana alumbrando el acuerdo general que dicen querer ambas partes. Si hay conflicto, no será por las ideas, sino por las condiciones del nuevo liderazgo. Algo similar a lo que sucede cruzando la General Paz, donde la otra Buenos Aires presenta como espejo su propia disputa intestina: CFK vs. Kicillof. También allí se disputa la conducción con la especulación sobre el desdoblamiento de los comicios que alimenta el gobernador. El riesgo de la jugada es idéntico al que ya asumió el jefe del Gobierno porteño: exponer la gestión ante un electorado que goza más castigando que premiando. Por eso es que el Presidente no abandona su rol de justiciero de la casta y Cristina el de justiciera de Milei. Rivales en todo menos en los procedimientos: búsqueda del monopolio de la lapicera y de las elecciones unificadas.

A Cavallo de un dólar barato. “La apreciación real del peso crea preocupación entre productores agropecuarios, exportadores y empresas que compiten con importaciones”, dijo el exministro Domingo Cavallo. Sin embargo, para el oficialismo la pelota no se mancha. Alterar su estrategia cambiaria afectaría su principal activo electoral. Y para la principal fuerza opositora una devaluación no constituye necesariamente una ventaja que pueda capitalizar plenamente pues sus credenciales en la materia están, precisamente, devaluadas. La inflación ideológica de la Argentina no podría convivir en buenos términos con la espiralización de la inflación económica en el contexto de una campaña electoral. Sería demasiado estrés para una sociedad que acumula numerosas frustraciones y se ilusiona, al menos, con un recreo de normalidad. Pero habrá que seguir la discusión de la relación peso dólar para ver si estamos frente a una película repetida o ante una nueva matriz productiva con otro tipo de cambio de equilibrio.

El AMBA en orsay. Mientras tanto, más allá de las fronteras del AMBA, pasan cosas. Muchas e importantes: Neuquén con su Vaca Muerta en expansión, la Vaca Viva en la zona núcleo agroalimentaria (interior de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe), el sur petrolero y pesquero, las tierras del litio en Catamarca, Salta y Jujuy y la minería cuyana, alimentan la ilusión de las provincias de una convertibilidad política: divisas de exportación por peso en el mapa del poder nacional. Una nueva convertibilidad política que proponen los generadores de dólares alejados de la capital y su conurbano. Se saben protagonistas porque aportaron los votos del balotaje en 2023 y los de diputados y senadores clave durante 2024 para aprobar la ley Bases y el RIGI. Una auténtica paradoja: el presidente porteño, que prácticamente no habla de federalismo y subordina las millas de cabotaje a las del exterior, les resulta más atractivo como socio estratégico. Los cambios de la última década en el mapa de empleo e ingresos y en las nuevas pautas culturales de los sub 35 explican también el fenómeno. El subsuelo de la Patria sublevado ya no es el que era. El declive de la sociedad salarial ha sorprendido en orsay al ambacentrismo.

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Equipo que gana, ¿no se toca? Entre las novedades de las elecciones nacionales de octubre estará la Boleta Única. Como toda innovación genera expectativas. ¿Favorecerá a sus impulsores o tendrá efectos adversos para sus padres putativos? ¿Pan para hoy y hambre para mañana? El experimentado Miguel Pichetto se preguntaba días pasados en una entrevista con Jorge Fontevecchia si resultaba prudente para el oficialismo modificar las reglas que le habían facilitado llegar al poder.

El interrogante vale si se tiene en cuenta la experiencia de las PASO que, creadas oportunamente por el kirchnerismo, en la práctica fueron mejor aprovechadas por el mundo no peronista. Muchos ingenieros electorales se engañan con la capacidad real de sus invenciones, atribuyéndoles más influencia en los resultados de los que realmente tienen. Los motivos del electorado para manifestarse suelen ignorar las supuestas astucias de estrategas y consultores. En cuatro décadas de democracia hemos visto oficialismos poderosos derrotados por rivales con menos recursos y estructuras, alternancia en el Poder Ejecutivo, gobiernos sin mayoría en el Congreso, representación de las minorías y la llegada a la Rosada de un verdadero outsider. Todas estas cuestiones –que muchas ONG y otros paladares exigentes suelen pasar de largo cuando cuestionan el régimen electoral argentino– merecen ser consideradas con mayor ecuanimidad para evitar confusiones. Quizá las asignaturas pendientes del sistema no tienen que ver con las condiciones establecidas para resultar elegidos, sino con la capacidad para administrar los asuntos públicos con eficiencia y racionalidad cuando se tiene la oportunidad de acceder al poder.

* Politólogo.