OPINIóN
Una planificación urbana

Aumento de los precios del transporte público

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CABA-GBA. Tres millones y medio de personas viajan con un costo en el boleto subsidiado. | NA

Luego de días de zozobra acerca del aumento de tarifas del transporte público, se postergó el incremento considerable que manejaba el gobierno nacional. En medio de las negociaciones por el traspaso, donde subyace quién se haría cargo de los subsidios de los boletos, el Gobierno de la Ciudad o el nacional, se retrasó la eliminación del beneficio llamado Boleto Integrado Sube. Tres millones y medio de personas viajan entre el Conurbano y la ciudad con un costo en el boleto subsidiado por el gobierno central. La decisión de la quita del aporte significó una pelea política por la cual la diferencia en pesos de la tarifa iba a pagarla el usuario.

Postergación, dice el documento oficial. Aplazamiento, retraso, diferimiento. La prórroga es un relegamiento a futuro. De modo que la suba del transporte recorre como filo a los usuarios, trabajadores y visitantes que van hacia o salen desde la Ciudad. La emergencia económica como causa de la reestructuración de los boletos es un motivo que sostiene el Gobierno desde antes de las elecciones. Pero la economía no es el único móvil. O mejor, detrás de la economía hay otros principios más profundos y, quizás, hasta más verdaderos.

Una ciudad es un proyecto urbano, y un proyecto urbano es un diagrama vital donde se imaginan formas de transacción, de trabajo y de afecto de los habitantes. La ciudad por antonomasia fue Atenas, esa polis celebrada por la palabra y por la imagen, evocada en los discursos oficiales, representada en la escena trágica, muchas veces ilustrada en las vasijas o en los frentes de los templos.

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Forjar mitos es la primera ocupación de un fundador de la ciudad. La ciudad imaginaria eleva símbolos “buenos” y sustituye los “malos” en su actividad mitopoética para uso del cuerpo cívico.

Un territorio, los hombres y el espacio urbano: la colina del poder, la plaza pública y el cementerio nacional (la Acrópolis, el Ágora y el Cerámico). El ciudadano no es engendrado sino fabricado. Las democracias modernas tomaron a Atenas como modelo e inauguraron las urbes desde esa geometría triangular.

Cada momento histórico tiene un trazado de la ciudad que corresponde al mito que se cuenta. Las medidas jurídicas que implicaron la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, por ejemplo, impusieron nuevas normas en el esquema de la metrópoli. Fue así como se transformó París bajo la política urbana de Georges-Eugène Haussmann.

La Revolución Cibernética admite otro tipo de entramado urbano, un espacio donde lo transhumano expande sus signos. La pandemia con la clausura obligada, el encierro que supuso el “quedate en casa” mundial, tuvo no solo un fin asistencial sino un propósito político: el desplazamiento interior.

Carlos Moreno, investigador urbano colombiano, residente en Francia, autor del libro Revolución de la proximidad: de la ciudad-mundo a la ciudad de los quince minutos, asesor de la alcaldesa de París, Ana María Hidalgo Aleu, escribió: “El siglo XIX era el siglo de los imperios; el XX, el de los Estados-nación. El siglo XXI será el siglo de las ciudades”.

La Ciudad de Buenos Aires no solo adhiere al programa de ciudades de quince minutos en el marco de reconversión del Microcentro sino que, siguiendo la reconfiguración ambiental y su impacto social, diseña las calles bajo el lema “del auto al verde” en un plan de cuarenta y ocho calles. Los circuitos cortos en la economía de la proximidad fueron revisitados por las conferencias que Moreno dio hace muy poco en el país.

Las ciudades digitalizadas, ciudades inteligentes o smart cities requieren de una transformación integral de espacios construidos para tiempos de emergencia sanitaria y climática. Bajo guerras ficticias o reales, la vida en las nuevas ciudades tiene como epicentro mítico la seguridad y su otro nombre: la sustentabilidad o sostenibilidad.

Cronourbanismo y topofilia: ahorrar el tiempo y amar el lugar, otro modo de decir, evitar las movilizaciones. Según la consigna de preservar el medioambiente y disminuir la huella de dióxido de carbono, se imprime una nueva cultura urbanística. El uso de bicisendas en desmedro del automóvil, la ampliación de espacios verdes, la entronización de los barrios. Una estudiosa de la globalización, la socióloga Saskia Sassen, afirma que lo global debe comenzar por los barrios. De modo que el perímetro de la nueva ciudad es regido por una política sobre ciudadanos que se ven desestimados en el movimiento y en el traslado más allá de los quince minutos.

Dicho plan ya se ha erigido en otras ciudades. En ese cuarto de hora, el tiempo necesario para recorrer una circunferencia a pie o en bicicleta, queda excluido y segregado un grupo de la población.

Bajo la mirada de la ingeniería del comportamiento, la globalización observa las reglas transnacionales. La debilidad del Estado-nación conduce a la constitución de un Estado mundial único con atomizaciones del poder: las ciudades de quince minutos. La Agenda 2030 que conmina a establecer alianzas transestatales configura y condiciona la vida de las personas determinando la reducción de la locomoción a los puestos de trabajo bajo el incentivo del teletrabajo, la circulación en bicicletas, no sin la sobreviniente supresión del dinero en efectivo y su reemplazo por la moneda virtual.

Ante el calentamiento global, la disminución de los recursos, la explosión demográfica y el impacto digital, la respuesta es la modificación del universo suburbano y periurbano haciendo nacer una nueva cultura urbana que genere otras formas de percibir lo vital. Mutaciones corporales, sociales y tecnológicas buscan aquello que se ha dado en llamar “financiación verde”, es decir, la disposición de autonomía presupuestaria y capacidad reglamentaria con el objetivo de intensificar acciones: autobuses eléctricos, cierre del centro de la ciudad a los automóviles, recuperación de las autopistas para convertirlas en zonas de paseo y cierre de los barrios por territorios de quince minutos de modo de “extranjerizar” al residente de otro distrito.

Postergación del aumento, dice el documento oficial.

Sin embargo, la suba sucederá, inevitablemente, porque el plan político es el desalojo del tránsito en localidades perimetradas. Nacer, crecer y envejecer acaecerá en espacios cerrados; la ciudadela, el enclave, la “countryzación” de las ciudades.

*Escritora. Autora de Dispara hacia atrás.