OPINIóN
Oportunidad de crecimiento

Argentina ante un cambio de paradigma empresarial

“De cada 70.000 empresas que se crean en el país, solo 1.500 logran sobrevivir” argumenta el autor y explica porqué la informalidad laboral es un obstáculo para el desarrollo económico.

En 12 meses, se redujo en 120.000 personas el empleo privado en blanco.
En 12 meses, se redujo en 120.000 personas el empleo privado en blanco. | reperfilar

Argentina está atravesando una transformación sin precedentes en su modelo económico, dejando atrás décadas de intervención estatal para avanzar hacia un esquema basado en la iniciativa privada y la competencia global. Esta transición, impulsada por un nuevo enfoque gubernamental, exige que las empresas adopten una postura más autónoma y flexible para enfrentar los desafíos de un mercado cada vez más exigente.

Históricamente, nuestro país ha tenido una baja densidad empresarial en comparación con economías de la región y del mundo. Mientras que en países desarrollados la cantidad de empresas por cada mil habitantes es considerablemente mayor, en Argentina la cifra sigue siendo preocupantemente baja. A esto se suma una escasa presencia internacional, que limita las posibilidades de crecimiento y expansión del sector productivo.

Uno de los principales retos que enfrentamos es la formalización del empleo. Según datos recientes, de cada 70.000 empresas que se crean en el país, solo 1.500 logran sobrevivir. La informalidad laboral sigue siendo un obstáculo para el desarrollo económico, afectando la competitividad y la sostenibilidad de las empresas. La reciente reforma laboral busca revertir esta situación, promoviendo la inscripción de trabajadores informales como monotributistas para que puedan acceder a beneficios como créditos, obra social y aportes jubilatorios.

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La reducción de la litigiosidad laboral es otro aspecto clave en este nuevo contexto. Durante años, los juicios laborales se convirtieron en una carga pesada para las pequeñas y medianas empresas, desalentando la contratación formal. Con un marco legal más claro y equitativo, se espera que las empresas puedan contratar con mayor seguridad y previsibilidad, lo que contribuirá al crecimiento del empleo formal y al fortalecimiento del ecosistema emprendedor. Esta reforma laboral continuará durante todo el 2025.

Cómo atraer inversión para Argentina

No obstante, la falta de representación efectiva del empresariado sigue siendo una asignatura pendiente. Muchas veces, los intereses de las pymes y emprendedores no han sido adecuadamente defendidos ante el gobierno y la sociedad. Es fundamental que los dirigentes empresariales asuman un rol más activo y estratégico, impulsando políticas que fomenten la inversión, la innovación y la productividad.

Otro punto crucial es la internacionalización de nuestras empresas. A pesar del talento y la capacidad productiva que caracterizan a Argentina, el país ha estado históricamente cerrado al mundo, con barreras comerciales y regulaciones que dificultaron la exportación de productos y servicios. La apertura económica actual representa una oportunidad única para posicionarnos en mercados globales, diversificando nuestra matriz productiva y generando nuevas oportunidades de empleo e inversión.

Para lograr un crecimiento sostenido, también es imprescindible una política de estímulo a la inversión privada. En un país donde la volatilidad económica ha sido la norma, recuperar la confianza de los inversores será clave para generar capital productivo. La estabilidad macroeconómica, la reducción de la carga fiscal y la previsibilidad jurídica serán factores determinantes en este proceso.

Si logramos consolidar estas reformas y consensuar un camino claro hacia el desarrollo, Argentina tiene el potencial de experimentar un crecimiento sin precedentes. El desafío es grande, pero también lo es la oportunidad de construir un país más próspero, basado en la formalidad, la transparencia y la competitividad.

Es el momento de dejar atrás la dependencia del Estado como motor del desarrollo y abrazar un futuro donde la iniciativa privada y el esfuerzo individual sean los pilares de un nuevo modelo de progreso.

Sabemos que nuestra dirigencia empresarial, aunque lo niegue en público y lo negocie en privado, prefiere un estado benefactor que determine ganadores y perdedores, pero esa forma de hacer negocios concluyo. No solo en Argentina, sino en el mundo. Los próximos años estarán signados por los que se supieron adaptar y aprovecharon la oportunidad, y por los que siguieron aullando contra los vientos globales.