OPINIóN

Anatomía de un despropósito

El autor sostiene que el gobierno de Javier Milei no representa el cuarto ciclo neoliberal de la Argentina, sino una ruptura más profunda, que implica el retiro total del Estado. "Educación, salud, vivienda ni generación de trabajo genuino son prioridades", sostiene.

Milei
Javier Milei, Presidente de la Nación | Cedoc

Por estos días, los cientistas políticos y sociales debaten acerca de si el ciclo abierto por Javier Milei hace diez meses representa el cuarto ciclo neoliberal de la Argentina, luego de las experiencias de la última dictadura militar (1976-1983), la década menemista (1989-1999) y el gobierno encabezado por Mauricio Macri entre 2015 y 2019. 

Desde mi punto de vista, considero que no. Que es otra cosa. Ni siquiera es el transitar por los mismos senderos, pero más rápido.Este Gobierno simboliza el intento de una ruptura más profunda: es nada de Estado y todo al mercado a lo bestia.

El liberalismo clásico sostenía que las instituciones estatales debían abstenerse de intervenir en la economía, dejando librado su funcionamiento a las leyes naturales de la oferta y la demanda. Pero también establecía que sí debían hacerse cargo dela gestión de la salud, la educación, la justicia y la seguridad, porque el Estado iba a recuperar cada peso invertido en una población trabajadora sana y con capacitación laboral.

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No hay prioridades en educación, salud, vivienda, generación de trabajo genuino, ni hay impulso a la producción y el valor agregado de nuestras economías regionales"

Bajo el influjo de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, el paradigma neoliberal prescribía la apertura unilateral de la economía, la reforma del Estado, la privatización de empresas públicas, la reforma fiscal, las desregulaciones, la disminución del gasto público, el mantenimiento del equilibrio de los índices macroeconómicos y la flexibilización laboral. En ese esquema, el Estado debía impulsar la infraestructura de gran escala (con participación del sector privado) y establecer regulaciones para los servicios de salud y educación,aunque su gestión quedaba en manos de los gobiernos provinciales y municipales. También contemplaba la implementación de políticas sociales focalizadas, que buscaban contener a las víctimas del ajuste, como el Bono Solidario y el posterior Plan Trabajar, puesto en marcha por el gobierno de Carlos Menem en 1995.

La pobreza trepó al 52,9% y afecta a casi 25 millones de personas

Durante su discurso de presentación del Presupuesto Nacional 2025, el presidente Milei fue muy claro con respecto a su visión del Estado nacional. Señaló que tiene que hacerse cargo sólo de tres ejes: manejar las variables macroeconómicas; las relaciones internacionales; y la administración de la Justicia, con el objetivo de cuidar la propiedad privada. Esas son sus funciones. El resto, corresponde a los Estados provinciales, a los municipios o al sector privado. Y si no, que no lo haga nadie y punto.Total, no hay fallas de mercado.

Esto es una idea de “derrame”, pero sin nada de Estado; asistimos a la anatomía de un despropósito, de un experimento sin sentido"

No hay prioridades en educación, salud, vivienda, generación de trabajo genuino, ni hay impulso a la producción y el valor agregado de nuestras economías regionales. Ni siquiera hay políticas para compensar a los que están más complicados. No hay lugar para las universidades y los hospitales nacionales, ni para la obra pública, ni mucho menos para regular el transporte público de media y larga distancia, ni para las tasas de interés de las familias endeudadas o para garantizar el derecho a la vida de las personas electrodependientes. 

Estamos, entonces, ante un ciclo distinto, es la búsqueda de modificaciones muy profundas. Es el retiro absoluto del Estado, sobre la idea de que el país va a funcionar si el sector privado no tiene ningún tipo de regulación y se desarrolla sin ningún tipo de contratiempo. Una vez que eso comience a funcionar, va a terminar integrando a la sociedad. En cierta forma, es una idea de “derrame”, pero sin nada de Estado. Asistimos a la anatomía de un despropósito, de un experimento sin sentido, que nos lleva a un modelo con un tercio de la población integrada y globalizada, y dos tercios afuera de todo.

Está claro que nuestra sociedad cambió profundamente en los últimos años y muchas personas votaron en el balotaje de noviembre de 2023 agobiadas por la presencia del Estado. Sabemos que no podemos volver a las recetas del pasado.

Quienes nos enfrentamos al modelo de ultraderecha que encarna este Gobierno, tenemos el deber de construir nuevas ideas y avanzar hacia modelos de equilibrio entre Estado y mercado, hacia modelos de desarrollo y de planificación generados a partir de grandes consensos nacionales.Porque la Argentina necesita más mercado, pero también un mejor Estado, que acompañe y potencie las posibilidades de quienes estudian, trabajan y producen.

*Diputado nacional (Unión por la Patria)