"¡Hay reencuentro! Se viene un nuevo Ritual Piojoso. Después de 15 años nos volvemos a encontrar". Esas tres simples frases evocaron un sinfín de emociones para los fanáticos de Los Piojos que soñaban con un nuevo concierto de su banda, que en 2009 se despidió luego de un mítico show en River. La espera culminó el pasado 14 de diciembre, en lo que fue la primera de siete noches de fiesta piojosa en el Estadio Único Diego Armando Maradona, en la ciudad bonaerense de La Plata.
Con guiños y estrenos que vislumbraban (o generaban esperanza) por un nuevo show, tales como el lanzamiento en álbum de la última presentación en el Monumental y pasacalles con la frase “No te sorprenda volverme a ver" en el lugar donde nacieron, el grupo confirmó el pasado 4 de septiembre la noticia que sus seguidores llevaban años esperando: Los Piojos volvían a los escenarios. De esa manera, casi 400 mil personas consiguieron sus entradas para ver una vez más a la banda que llevan en banderas y en la piel.
El legado de un sueño que volvió real
"Sabemos que desde el primer momento muchas almas esperaron volver a congregarse en un Ritual Piojoso más. Compartir con sus hijos que nunca lo vivieron, aquello que llevan tatuado. También están los que por edad o el destino nunca pudieron vivirlo. Ahora y por unos meses podremos disfrutarlo. Es tremenda la respuesta que tuvo nuestro llamado", agradecieron los músicos en redes sociales, a excepción del bajista Miguel Ángel "Micky" Rodríguez, quien se bajó de la vuelta, tras asegurar que no estaba al tanto de la convocatoria y que usaron su nombre sin informarle.
Al igual que en las mejores bandas de rock, detrás del éxito de Los Piojos se encuentra la historia de un grupo de amigos del barrio (en este caso, El Palomar, al oeste de la provincia de Buenos Aires) que encontró en la música una pasión sobre la cual incursionar. "Este proyecto musical formado por un grupo de amigos nació, creció y se consolidó sobre la base de tenacidad, convicción y riesgo", resume el historiador Jorge Núñez, autor del libro "Los Piojos. Una historia documentada. De El Palomar a River". "El crecimiento de Los Piojos fue constante, sin pausa, sin prisa y en silencio, hasta transformarse en una de las bandas más importantes del rock nacional y del latinoamericano", sentencia.
"¿Cómo hicieron los de El Palomar para llegar a la cima sin abandonar la bandera de la independencia y la autogestión? ¿Y para sostenerse ahí? ¿Por qué la crítica especializada se resistía a reconocer su éxito a pesar de la masividad? ¿Qué hizo que su legado permaneciera en el tiempo?", se pregunta el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien, a partir un gran fondo de archivo que va desde miles de suplementos de rock hasta un informe de inteligencia de la Policía Bonaerense, reconstruyó el origen de la formación hasta su gran consagración en el Monumental.
1986-1989: la prehistoria piojosa, el "cambio fundamental" y el "bautismo de fuego" del Indio Solari
La historia comienza a más de 20 kilómetros del estadio que los vería consagrarse. Era fines de 1986 cuando Daniel Alberto "Piti Fernández", Daniel Buira y Miguel Ángel "Micky" Rodríguez comenzaron a incursionar en el mundo de la música. Los dos primeros se conocieron en el Colegio Bernardino Rivadavia y con el tercero coincidieron como plomos de la banda de Fabiana Cantilo y los Perros Calientes. Con distintos miembros que pasaron por el conjunto inicial (entre ellos, Pablo Guerra) se presentaron en diversos clubes y tocaron covers bajo el nombre de Los Piojos del Submundo. "En la primera formación éramos malísimos, no sabíamos tocar", recordó Fernández en la biografía piojosa de Leonel Tueso.
El "cambio fundamental" que sería clave para el éxito de la banda llegaría a finales de 1988 de la mano de una armónica. Es que en esa época se uniría al grupo Andrés Ciro Martínez para reemplazar a Diego Chávez como cantante. "No es que lo rajamos, Andrés lo aplastó. Diego no tenía carisma, Andrés tiene toneladas; subió a tocar la armónica en un tema y la gente se volvió loca", contó Guerra en ese mismo libro.
"No había dudas, la figura de Andrés Ciro Martínez, indiscutida ya por ese entonces sobre el escenario, pedía pista y reunía todos los requisitos para ocupar el lugar más preciado, el del frontman", indicó Tueso, quien además afirmó que los miembros restantes del grupo concordaron en que el alejamiento de Chávez era algo "lógico" e "inapelable".
De esa manera, en enero de 1989 quedó establecida la formación de Los Piojos con Andrés Ciro Martínez (voz y armónica); Pablo Guerra y Daniel Fernández (guitarras); Lisa Di Cione (teclados); Daniel Buira (batería), y "Micky" Rodríguez (bajo). Ese año, se presentaron más de diecisiete veces en Villa Gesell en una quincena, a cambio de comida y de prestar sus instrumentos a otra banda.
En uno de esos shows, entre el público se encontraban Skay Beilinson y la Negra Poli, guitarrista y mánager de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, quienes "quedaron impactados por la banda". Sumado a esto, se incorporó como mánager Osvaldo González, quien estaría detrás del viaje del grupo a Francia para participar de un festival contra el racismo. "Pero el bautismo de fuego fue el voto del Indio Solari, que para la encuesta anual del influyente suplemento Sí! de Clarín eligió a Los Piojos como la mejor banda nueva de 1989", destacó Núñez en su libro.
1990-1991: el reconocimiento del público, las causas sociales y el viaje de iniciación a Francia
El crecimiento continuó de manera considerable para 1990, año en el cual "casi triplicaron" la cantidad de recitales ofrecidos, aunque la mayoría de ellos era junto a otras bandas, como Las Pelotas y la Mississippi Blues. "A lo largo de su historia, Los Piojos nunca pararon de crecer: en la cantidad y calidad de los shows, en el público que asistía, en sus notables composiciones (...) funcionaban como una máquina cohesionada que avanzaba a paso firme, sin prisa pero sin pausa y con un bajísimo perfil", describió el historiador.
Al igual que con el Indio, ese año fueron "bien ponderados" en la encuesta anual del Sí!. En esa edición, recibieron los votos de los músicos de Divididos y Los Redondos, así como de referentes de la cultura under como Symns. "Paradójicamente, a partir de ese momento, Los Piojos empezaron a crecer a niveles inimaginables entre el público a la par que fueron desapareciendo de las preferencias de los votantes de dichas encuestas, sus propios colegas".
El 1991 se caracterizó por ser un año en el que la banda tocó en distintos eventos relacionados con causas sociales, tales como el festival Babilonia Gana la Calle (donde tocaron junto a La Renga) y el Festival contra la Represión (con la Mississippi Blues y Bersuit Vergarabat). Esa fue la antesala a su primer recital más allá de las fronteras del país y del Atlántico: después de endeudarse con una financiera para comprar el billete de avión, el conjunto se presentó en Francia para participar del Festival de Música Antirracista de Países del Tercer Mundo.
"Tocaron el 26 de mayo de 1991 ante más de cinco mil personas. Al parecer, gustaron y mucho, puesto que a la semana siguiente, fuera de cartel, volvieron a tocar «de noche y bajo techo en un gimnasio», según recordó Andrés Ciro". A partir de esa experiencia, algunas revistas del under porteño comenzaron a poner la lupa en la banda, tales como Fierro, El Porteño y Cerdos & Peces. En paralelo, "a Los Piojos los seguía un centenar de personas, que ya tenían en su mente el camino independiente que los caracterizaría y que se negaban a ser el invento de una compañía discográfica".
La experiencia tampoco pasó desapercibida para los propios artistas, ya que "fue una bisagra" en su historia. Al respecto, les permitió conocer nuevos estilos musicales que luego implementarían para sus canciones, descubrieron el llamado primer mundo "y especialmente se percataron de que tenían que mejorar mucho musicalmente". De esa manera, se votó la salida de Guerra, quien pasó a integrar Los Caballeros de la Quema. En su lugar ingresó Gustavo "Tavo" Kupinsky, que conocía al grupo gracias a su novia.
1992-1994: los dos primeros discos y la llegada al "templo del rock"
En 1992 llegó el primer álbum de Los Piojos: "Chactuchac", compuesto por once temas y bajo el sello discográfico de DBN, el cual fue presentado el 24 de octubre de ese año en Arpegios. Sobre su público, Martínez indicó en entrevistas en aquel entonces que iba "gente de todo tipo, de todo sexo, de todo barrio, de toda edad, pibes de 14-15 años y tipos de 30". En cuanto a su material, aseguró que le interesaba "hacer un aporte a lo que es la identidad nacional (...) cosas que tengan que ver con la gente de acá".
En la prensa, el fenómeno piojoso seguía pasando más desapercibido. Al respecto, el Sí! no hizo mención de la salida del LP, mientras que el No de Página/12 informó sobre "una andanada de rock en castellano", destacando el material de la banda de El Palomar, así como lanzamientos de G.I.T. y Los Enanitos Verdes.
Sumado a esto, en la primera encuesta anual del No, Ciro fue uno de los artistas invitados a participar, a la par que Los Piojos recibió el voto de Bruno Puricelli, de Insectos. En la del Sí!, tanto el productor Gustavo Gauvry como Puricelli eligieron a la formación como "banda nueva". "Marginales para la mirada endogámica de músicos y productores, en crecimiento constante para el público", sentenció Núñez.
Uno de los primeros sueños cumplidos llegó el 14 de agosto de 1993, cuando el grupo se presentó el Estadio Obras Sanitarias (el "templo del rock"), como soporte de Los Perros. Su show les valió mayor repercusión en la prensa, tales como un lugar destacado del No, así como apariciones en las revistas Pelo y Generación X.
"Luego del suceso en Obras, Los Piojos volvieron a Arpegios y a Cemento. También fueron a Ramos Mejía, donde brillaron en el Club Estudiantil Porteño, y luego participaron en el Festival contra los Festejos por el Día de la Raza, junto con Las Manos de Filippi, Un Kuartito y Atrofia General", explicó el historiador. Además, en noviembre de ese año, dieron su primer recital en el interior del país. El sitio elegido fue el Club Universitario de Bahía Blanca. A excepción del teloneo en Obras, para esa altura ya tocaban solos en los escenarios.
"En 1993, el mundo del rock no le dio ni un solo voto a Los Piojos en las encuestas realizadas por ambos suplementos [Sí! y No]. ¿Cómo conciliar un crecimiento sin pausa, unos shows electrizantes, una concurrencia cada vez mayor de público fiel y el inicio de giras en el interior con la ausencia total de votos por parte de rockeros y productores?", se preguntó Núñez, a la vez que mencionó que, por primera vez, Martínez fue convocado para participar del sondeo del suplemento de Clarín.
Después de distintas presentaciones en la costa, Bahía Blanca y Buenos Aires, en septiembre y octubre de 1994 volvieron a hacer dos funciones seguidas en Arpegios. Para esa ocasión, salieron avisos pagos en el Sí! y el No, siendo que se trató de la primera vez que apareció el icónico dibujo del piojito.
En noviembre de ese mismo año presentaron "Ay ay ay", su segundo disco, compuesto por trece temas y lanzado bajo la misma discográfica que su antecesor. "Si bien en 1994 Los Piojos tocaron en 34 oportunidades (casi un 20% más que el año anterior), sacaron su segundo disco, tocaron en el interior y llenaban Arpegios, el universo de músicos y productores los ignoraba casi por completo. Esto cambiaría al año siguiente".
1995-1997: la explosión de éxito, la relación con Diego Maradona y la validación del público
Para 1995, Los Piojos ya estaban consolidados. "Tocaron en 43 oportunidades. Casi cuatro veces por mes y un 30% más de shows que el año anterior. Dos discos en la calle, videos girando en MTV, festivales a beneficio, giras por el interior de la provincia de Buenos Aires y otros puntos del país, desborde de piojosos y piojosas cada vez que tocaban". En tanto, desde la prensa apuntaban a que el crecimiento de los palomarenses se debía no al marketing, sino a "la constancia y la humildad de hacer las cosas a conciencia".
En esa época, también tocaban en vivo el tema "Maradó", el cual sería incluido en el tercer disco "3er arco". Los músicos eran fanáticos del astro del fútbol, al cual le habían dedicado su segunda placa. "Si mañana Diego se da un saque de LSD y se va al carajo, vamos a sentir por él lo mismo que hoy", respondió Ciro en una ocasión en diálogo con el No.
Su admiración había llegado a oídos del futbolista, quien en una entrevista radial sostuvo que quería ir a verlos. "Pocho [Rocca, el mánager de Los Piojos], rápido de reflejos, «se apersonó en las oficinas de Guillermo Coppola para llevarle entradas a Diego. Todavía no pudo concurrir a ninguno de los shows pero en cualquier momento habrá novedades»", destacó una nota en el suplemento de Página/12.
Al año siguiente, salió a la venta "3er arco" con 15 mil unidades en la calle. Compuesto por trece temas y editado por la misma discográfica que sus predecesores, fue presentado en el Obras, en lo que sería el primer recital de Los Piojos como solistas en el templo del rock. Como el LP "se posicionó en ventas", a lo que se añadía que "Verano del '92" ya era hit, debieron sumar una función más en el estadio porteño.
"El año 1996 fue el boom de Los Piojos: explosión de ventas de 3er arco, más de treinta recitales desbordados de público tocaran donde tocaran (Arpegios, La Trastienda, Obras, Microestadio de Ferro, etc.), las canciones sonando en todas las radios AM y FM, sus videoclips «Maradó» y «Babilonia» girando en MTV y Much Music".
Esa masividad también estaba reflejada en la opinión pública. Al respecto, el Sí! realizó su encuesta anual con la novedad de abrir la votación a todo el público. Mientras que solo obtuvieron un voto del mundo del rock, Los Piojos "arrasaron con todo" en la selección de los más de 2.000 lectores que participaron (en el conteo general y las categorías "Mejor tema" -"El farolito"- y "Mejor video" -"Maradó"-), lo que les valió ocupar la portada del suplemento, bajo el título de "El tercer arco del triunfo". "Los Piojos eran la banda de rock más trascendente en lo que iba de la década de 1990", apuntaba la nota.
Incluso en 1997 "el boom piojoso no tenía fin". Además de las giras en distintos puntos del país, que incluyeron dos presentaciones en el Microestadio de Racing Club, la banda viajó a México para promocionar su último lanzamiento. En tanto, "3er arco" se convirtió en disco de platino, con cien mil copias vendidas, y "Ay ay ay" se volvió disco de oro. Asimismo, no dejaban de lado su compromiso con las causas sociales, participando, por ejemplo, del festival Ni un Paso Atrás! para celebrar los veinte años de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
1998-1999: el ansiado encuentro con Diego Maradona, el "último ritual del milenio" y el balance de la primera década piojosa
Para 1998, Los Piojos se subieron a un avión y viajaron a Nueva York, Estados Unidos, con el objetivo de masterizar "Azul", su cuarto disco y el más largo hasta ese entonces con dieciséis temas. Ese mismo año, realizaron su primera gira internacional por México y Estados Unidos, siendo que en Argentina los esperaba un nuevo tour por distintos puntos del país. Por si eso fuera poco, también llevaron a cabo su primer estadio de fútbol, tocando en All Boys ante más de 15 mil personas. "Era así: Los Piojos no paraban de picar, de viajar y de tocar para delirio de los —cada vez más numerosos— fanáticos y fanáticas".
El año 1999 también fue intenso para el conjunto. Uno de los eventos destacados de ese período fue que se dio el tan ansiado encuentro con Maradona. En ese sentido, el "10" se hizo presente en dos de las tres fechas del grupo en el Obras. Durante su visita, subió al escenario, le regaló a Ciro los últimos botines que usó en Boca, pidió que toquen "El farolito", hizo jueguito con pelotas, abrazó a Martínez y le dijo: "Todos necesitamos un poco de afecto". Como no podía ser de otra manera, el estadio explotó. "A Los Piojos los tengo acá arriba. Dalma y Gianina los escuchan siempre y yo ya me conozco los temas", había expresado el jugador, según una nota del No.
Además de las presentaciones, ese año se publicó "Ritual", su primer álbum en vivo, que salió bajo el sello independiente "El Farolito Discos", creado por los propios miembros aprovechando que finalizó su contrato con DBN. Compuesto por quince temas, se comercializó en agosto y, en pocas semanas, vendió miles de copias. En una entrevista con La Capital, el frontmant explicó que en la grabación del LP "hay mucha presencia del público, porque cada presentación de la banda es una fiesta para todos, no solo para nosotros. El 50% de la fiesta es la gente".
Como ya era habitual, ese año visitaron distintos puntos del país, volviendo a llenar All Boys en la presentación de su trabajo más reciente. "El sábado 18 de diciembre, Los Piojos tocaron en Atlanta ante más de veinticinco mil personas: cada show superaba al anterior en convocatoria, cada tapa de los suplementos y las revistas de rock refería al «mayor pico de popularidad», pero cada nueva fecha y cada nuevo ritual ponían la vara más alta".
Para cerrar el 1999, brindaron un recital gratis el 30 de diciembre: el "Ritual del fin del milenio", organizado en conjunto con la municipalidad de La Plata y que se llevó a cabo en la Plaza Moreno. Como ya era habitual en sus conciertos en la capital de la provincia bonaerense, temblaron los pisos, muebles y vidrios de las viviendas aledañas.
Una nota del diario El Día concluyó que, en diez años de historia, Los Piojos "alcanzaron todos los sueños a los que puede aspirar un grupo de pibes criados en un barrio obrero. Tienen éxito, pueden vivir de la música y por sobre todo no traicionan a sus raíces originales".
"Al día siguiente del show [en La Plata], cuando los integrantes del quinteto de El Palomar levantaron las copas para brindar por el inicio del nuevo milenio, seguramente hicieron un balance de 1999, el año en que la banda cumplió una década de existencia. Por su mente habrán pasado la veintena de presentaciones en la Capital Federal y varias ciudades (...), los rituales con Diego Armando Maradona en Obras, los estadios llenos, el sello propio y la salida del disco. Ese balance no podía ser más positivo. ¿O sí? ¿Podían seguir creciendo? ¿O, por el contrario, ya habían llegado al techo de su popularidad?", pondera Núñez sobre la primera década piojosa. La historia demostraría que "Tan solo" estaban comenzando y que aún no habían alcanzado la gloria máxima.
cp