MúSICA
Entrevista exclusiva

Maxi Trusso, sobre la "autodestrucción" como la clave para reinventarse: "Te destruís para renacer"

El cantante y productor argentino dialogó con PERFIL tras el lanzamiento de "Heaven", su tema que promete ser "la vuelta a los hits" y el inicio de una nueva etapa en su carrera musical.

Maxi Trusso
Después del estreno de "Por suerte existo yo", un tema de estilo rock con acento italiano, el DJ presentó "Heaven". | CEDOC

"Cuando vos sentís internamente que algo empezó a morir, automáticamente tenés que autodestruirte", reflexionó Maxi Trusso en diálogo con PERFIL. El cantante y productor argentino, que supo posicionarse en la escena con éxitos como "Please Me" y "Same Old Story", lanzó "Heaven", un sencillo que promete ser "la vuelta a los hits" y que lo hace sentir que está "empezando de nuevo". En esa "vuelta a los inicios", el músico destacó el rol de la "autodestrucción" artística como la clave para reinventarse. 

Después del estreno de "Por suerte existo yo", un tema de estilo rock con acento italiano, el DJ presentó "Heaven", una pista que reafirma su formato electro-pop y fusiona melodías pegajosas con un ritmo envolvente. Desde su lanzamiento, Trusso afirmó que se trata de una nueva etapa en su trayectoria de más de tres décadas, luego de consolidarse como uno de los referentes del electro-pop contemporáneo.

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Al respecto, indicó que su nueva canción fue elaborada "desde otro ángulo" distinto al de otros hits como "Nothing at All", uno de sus himnos más exitosos. "Yo la había compuesto como una balada, medio rock. Cuando lo toco en vivo, lo hago en mi versión, no electrónica, generalmente", explicó, a la par que aseguró que busca un sonido distinto, ya que las "fórmulas no funcionan" en su carrera musical.

"Cuando empecé con la música me sentía muy puro. Después hice cosas, seguí avanzando, y en un momento, sentí que era un poco programado. Algunos piensan que repetir fórmulas puede funcionar para siempre y para todos. Pero a mí no me funcionaba repetir la fórmula, no me funciona hacer lo mismo que hice antes", profundizó.

La inspiración y la necesidad de la reinvención constante

—Tu primer noviazgo te inspiró a crear "I Don't Care" en los años '90. Pasaron más de tres décadas y seguís componiendo. ¿Qué te inspira en la actualidad?

—Al final son las mismas cosas las que me inspiran: la música en general y, aparte de eso, la vida, todo. Es raro lo que me pasa, siento que no tengo mucha conciencia del tiempo. Entonces, no me acuerdo si eso fue ayer o hace mucho tiempo. A veces siento que esas cosas fueron ayer, que no fueron hace 30 años. Es muy raro, pero siempre me pasó lo mismo. Yo siento que no pasó el tiempo. Se ve que debo tener un metabolismo muy lento, entonces siento que esto fue ayer.

La única cosa que por ahí te hace entristecer es cuando alguien se muere, y eso lo perdés. Ahí tomás conciencia. Si no, no tomo conciencia del tiempo. De verdad, no tengo conciencia absoluta de nada. Siento como que si ayer hubiese pasado. No me doy cuenta tanto.

A veces lo que noto es que lo ideal es no sobrecargarse mucho de cosas para que no te terminen aburriendo y para siempre encontrar nuevas motivaciones. No dejar que las cosas te aburran. Eso intento que no me pase en la vida. El resto no me preocupa tanto. Siempre me encuentro problemas nuevos o dificultades nuevas para poder inspirarme.

—¿Y cómo hacés para no caer en ese aburrimiento después de tanto tiempo?

—Cuando vos sentís internamente que algo empezó a morir, automáticamente tenés que autodestruirte. Me autodestruyo, entonces siempre renazco. Te destruís para renacer. Es difícil, porque a veces tiene momentos de dificultad, pero es mi personalidad, no lo puedo cambiar.

Maxi Trusso

—Justamente, en una de las reflexiones que compartiste, en paralelo al anuncio de "Heaven", mencionás que sentís que estás "empezando de nuevo, como si no hubiese hecho nunca nada".

—Cuando empecé con la música me sentía muy puro. Después hice cosas, seguí avanzando, y en un momento, sentí que era un poco programado; algunas cosas eran demasiado autoprogramadas. Ahí, con la repetición y la búsqueda de fórmulas por el entorno, las discográficas, o toda la gente que te acompaña o está detrás del negocio, piensan que repetir fórmulas puede funcionar para siempre y para todos. Pero no por ahí no funciona para todos, a mí no me funcionaba repetir la fórmula, no me funciona hacer lo mismo que hice antes.

Si bien disfruto lo que hice, no lo podría hacer parecido. Por ejemplo, el tema "Heaven" lo compuse con los mismos productores de "Nothing at All", pero esta fue una canción que tomamos desde otro ángulo. No la habíamos editado; la hicimos hace como dos años. Yo la había compuesto como una balada, medio rock. Cuando lo toco en vivo, lo hago en mi versión no electrónica, generalmente. Creo que las fórmulas no funcionan tanto en mí.

—Es un pensamiento que va un poco contra la corriente, cuando pareciera que hoy en día la industria fomenta la idea de repetir la fórmula y pensar en el corto plazo.

—Todo es muy cortoplacista. Pero igual me parece que eso llegó a un límite. Todo ese cortoplacismo ahora va a intentar cambiarse por cosas un poco más profundas, menos de corto plazo. Cuando te das cuenta de que algo funciona, ves el resultado económico rápido, entonces le seguís exprimiendo el jugo. Para algunos no está mal, pero en otras personas puede provocar algo muy negativo, por ejemplo. Si tenés cierto amor por el arte y por la profundidad artística, un poco te sentís como si te estuvieras traicionando. Entonces, te cuesta hacer eso.

El papel del amor en la música y la vida: "La falta de amor hace mal al arte"

—Siguiendo con esta profundización artística de la que hablás, en muchas de tus canciones la temática del amor está presente. ¿Qué significa el amor para vos y cómo influye en tu música?

Es el resumen de la vida. La felicidad, un poco, es eso: ser querido, querer a otra persona, sentirse acompañado. Después de eso, el resto es consecuencia del amor. El amor es la base de cualquier cosa. Nunca podés estar feliz sin amor, es mentira. Es raro, es imposible no tener ningún tipo de amor. Algún tipo de amor tenés que tener siempre, ya sea paternal, de parientes, de noviazgo o de amistades. Si no, creo que vivís un vacío que es difícil de llenar... No lo llenás nunca.

—También es difícil aceptar esa idea, ¿no? Hoy en día se promulga tanto la noción del amor propio o, quizás, de estar bien por y para vos.

El amor propio es medio destructivo, peligroso para mí, según lo que viví. Porque el egoísmo te hace ver sensaciones, te hace esclavo del consumismo. El consumismo te degrada y te hace equivocar. Cuando vos estás lleno de otro tipo de amor, no necesitás tanto consumo.

Ese lado no lo estamos viendo tanto hoy, pero hay mucho de eso. Al final, la felicidad es cuando sentís que alguien te quiere y vos querés a alguien; te sentís pleno por eso. No te llenan la vida los objetos. Por más que tengas diez autos, terminás siendo esclavo de cuidar esos diez autos o de cuidar veinte casas. Eso no tiene sentido si no tenés alguna especie de luz o algo que te motive el porqué de hacerlo, no sé, un hijo o algo así. Si no hay nada, por vos solo es acumular cosas al pedo. Yo me di cuenta de eso, lo viví. Me destruyó un poco, pero en un modo negativo, no en un modo creativo. Te vaciás por dentro. La falta de amor hace mal al arte.

—Y en el caso de la música, ¿qué es eso que te motiva?

—El amor, el sufrimiento también. El sufrimiento tiene que ver con el amor porque es algo que te falta: una persona, el amor, algún error que hiciste por falta de amor. Aunque parezca medio retórico, todo tiene que ver un poco con las relaciones. La vida son las relaciones de los seres humanos.

Hablar de otras cosas al final es llenar vacíos que no tienen sentido. Podés hablar un poco de la humanidad, pero es hablar del amor también. En el fondo, cuando hablás de la humanidad, de los problemas de todos, hablás del amor. Si querés, contás cómo sos, pero en el fondo contás cómo sos para que alguien te entienda. Siempre, siempre se vuelve el tema del amor un poco, de un modo u otro. La espiritualidad también; temas espirituales tienen que ver con el amor. El mundo gira alrededor del amor, en el fondo. Aunque parezca tonto, es así.

—Lo artístico te deja expresar mucho ese lado. En otros trabajos, como los corporativistas, no tenés el espacio para expresar esa importancia del amor, como sí se puede en la música.

—Siempre se puede buscar algún modo para pensar en eso, para pensar en alguien, en las cosas lindas. Siempre podés tomarlo de un modo o hacerlo por alguien. En la música, tenés que decididamente profundizar en la búsqueda de los sentimientos. La creación consiste en buscar siempre sensibilizar, transmitir, poder motivar a otros, hacer que puedan inspirarse, ayudar a otra gente a inspirarse.

Yo creo que en cualquier trabajo se puede hacer eso. Es verdad que el arte requiere todavía más profundización. Entonces, no podés desconectarte tanto de esa idea, porque si no, apenas tiene algo de búsqueda corporativa, ya sentís que te estás equivocando. Te puede salir bien una o dos veces, pero ya después de la tercera, cuarta, ya empezás a caer en un chiste. Te das cuenta que perdés el valor de vos mismo, es como que caés. Ahí sí se pierde la autoestima, cuando te sentís traicionado.

La búsqueda del éxito y las deudas pendientes: "La euforia no está en el éxito"

—Otro de los mensajes que compartiste en redes sociales es que "la euforia no está en el éxito". Entonces, ¿dónde se encuentra la euforia para vos?

—Celebrar solo el éxito no está bueno, porque es un minuto. Es muy fácil estar contento cuando tenemos éxito. Creo que la euforia está también un poco en las relaciones, en la alegría, de vuelta un poco en eso del amor. La dificultad o el sentimiento de haber perdido algo, la tristeza también tiene euforia, la nostalgia.

Y eso te hace un poco creer de vuelta. La nostalgia es un sentimiento para no hacer que todo sea pasajero, sino que aceptar la vida, aceptarnos y aceptarse uno, buscar cambiar. Pero, entender que ciertas cosas han pasado; que la vida tiene sus cosas buenas, sus dificultades... Pensarlas, no hacer como si no existieran.

—En la música tuviste cosas buenas: teloneaste a los Rolling Stones, tocaste en distintos festivales, tus canciones fueron hits...

—Sí, siento que me costó más por ahí cuando llegué que cuando tenía que llegar. O sea, por ahí fui llegando; siempre pude llegar, no sé por qué, si fue por mi personalidad o algo así, pero siempre pude lograr alcanzar más o menos ciertas metas que me había puesto en la música. Y sin siquiera buscarlas o hacer lobbys terribles, se me fue dando. Pero siempre hubo dificultades, no directamente con la música, sino que la vida te pone de vez en cuando situaciones difíciles. La vida me puso situaciones difíciles en contraposición a victorias artísticas.

No me sentía mal en mi momento de mayor éxito, estaba contento porque encontré un trabajo y encima algo que me gustaba. Eso también ayuda porque sentís que podés estar mejor con todos también, o sea, tenés una relación, no tenés que seguir buscando, buscando, buscando, buscando, buscando. Cansa estar todo el tiempo buscando, así que cuando encontraste un oasis festejás y te relajás. Pero no todo es eso. Cuando estás mal tampoco es que todo está tan malo; lo mismo cuando estás bien, no todo está super bien. Es normal, siempre hay algunos ingredientes de distintas cosas. La vida es imperfecta.

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—Mirando para atrás en tu trayectoria, ¿sentís que hay algo que te queda pendiente?

—Siempre tenés que inventarte cosas. Por suerte no se me dio todo tan de una. O sea, me salieron las cosas, pero no tan grandes que las pude quemar. Eso me permite siempre estar como volviendo a empezar. Siempre me siento como que no llegué ahí: no trabajé con tal productor o músicos, no compuse tal tipo de canción... Es infinito. Podría estar siete vidas haciendo pelotudeces. Si me das 200 años, en el año 159 sentiría que ni empecé todavía. Mi personalidad es esa.

Igual me siento tranquilo de que si me muero hoy, algo hice. No fue un inútil en la Tierra. Al menos pude probar hacer algo. Por ejemplo, el primer disco, que por ahí no lo escuchó casi nadie, ya sentí que me saqué una mochila ahí. Las mochilas me las fui sacando, pero siempre me invento nuevas zanahorias, absurdas, ridículas casi. Algunas sin sentido, pero que después lo tienen. Sueño y deliro con muchas cosas. Hay gente que me dice: "Lo que estás diciendo es cualquiera, estás delirando con cualquier cosa". Pretendo a veces que el mundo sea de un modo que no es, pero pienso en mi cabeza que es así. Eso me ayuda a seguir siempre fresco.

—Esta idea de reinventarse constantemente podría ser condenada hoy en día porque no está aceptado eso de decir: "Bueno, hiciste esto, te está funcionando, ¿cómo vas hacer algo distinto?".

Es un ejercicio y también es un trabajo. No es que pasas de un estado bueno a uno buenísimo. Para pasar de un estado bueno a uno mejor, hay un sacrificio que hacer. Hay que estar dispuesto también o ser medio inconsciente para estar dispuesto a hacerlo. Lo mío es medio inconsciente, que no lo pienso mucho y me tiro para hacerlo.

Pero cuando siento que no da para más algo, intento, de algún modo, destruir un poco. No quiero vivir ese conformismo triste. Ese decir: "Estoy un poco lleno, pero en el fondo me estoy vaciando y no estoy escribiendo más nada". Es como siempre leer la primera hoja. No quiero leer siempre las primeras hojas.

El arte como motor de la humanidad

—En "Heaven" mencionás que "el Cielo está en la Tierra". ¿Cuál creés que es ese Cielo?

Un poco es eso de buscar en lo sencillo. En la música, en las canciones, es encontrar esos detalles que te hacen sentir que a veces las pequeñas cosas te hacen muy feliz. Esas cosas a veces son más tontas de lo que uno cree. Yo me acuerdo, por ejemplo, momentos muy felices míos: una vez que acompañé a mi madre a un supermercado y había una disquería cerca, fui y encontré tres discos de un género que nadie escuchaba, pero que yo siempre los había buscado. Fue una felicidad interna.

A veces esas pavaditas o encontrar pequeñas cosas que te hacen más feliz que ir a comprar un buen auto. Eso es más fácil, pero lo otro es más mágico. Obvio que es lindo satisfacer el consumo, pero después aprendés que no va por ahí. Es mantener un poco la felicidad en las pequeñas cosas, en pequeños detalles, y eso siento que es el Cielo en la Tierra.

—Ese tipo de reflexiones también las compartís con tus seguidores en redes sociales. ¿Qué es lo que te motiva a mostrar un lado más humano en esas plataformas?

—Me gusta contar un poco quién soy también. No lo pude hacer tanto en otro momento, por el tema de las canciones o que no se dio, entonces ahora me siento mejor para poder comunicarme con la gente que escucha mi música o con la gente que está ahí. La gente te va conociendo un poco, entonces vas contando lo que sentís.

Yo me di cuenta de que, en el fondo, uno convive más con la madurez que con la juventud. Vivís más tiempo siendo grande que joven. Por eso muchos se mueren a los 27, porque en el fondo no pueden pasar esa etapa. Después de los 27, es verdad que uno empieza a ver la vida de otro modo y empezás a ver que todo parece tonto. Después te das cuenta que no, tenés que pasar esa etapa y te das cuenta que no es todo tonto y que al revés, tenés que convivir con la adultez. La adolescencia es un tiempito muy corto; muy, muy lindo, pero muy corto.

Entonces, creo que también contar un poco esto sirve para darse cuenta de que nada tiene tiempo. O sea, no es tan importante la edad y cualquier momento es bueno para hacer cualquier cosa, porque nada cuenta. No hay que preocuparse tanto porque, al final, todos vivimos la mayor parte de la vida siendo adultos. Es muy poco el tiempo en la vida.

Por ahí hay que mirarlo del lado positivo, diciendo que en la adultez podés tener sentimientos de niños, que todo puede estar también en la adultez. Podés vivir todo eso en tu etapa adulta, no es que creciste y, forzadamente, ya estás terminado, no podés divertirte más, no podés mentir o tomarte la vida con otro color u otra perspectiva, eso es todo un verso. No tiene por qué ser gris la vida después con la adultez.

Maxi Trusso

—Tomando eso como pie, algo que siempre llama la atención es la forma que te vestís. Es un estilo divertido, pero que a veces genera críticas bajo la excusa de que no te podés vestir así por ser adulto.

—Lo entiendo, pero yo no soy así. Si fuera del modo que ellos piensan, no lo haría, sería difícil. Siento que si no hago ciertas cosas, me voy a morir triste. Prefiero equivocarme en varias cosas, pero sentir que las hice, porque si no, siento que me voy a morir medio triste. Prefiero haber hecho al menos en un porcentaje pequeño. No tiene que ser todo un éxito, lo importante es haber hecho todo lo que soñaba, de algún modo, aunque sea chiquito o en grande.

Por ahí algunos tampoco quieren hacerlo o no sienten que eso los llene. A mí me llena eso, de buscar, encontrar y decir: "Esto quería probarlo, quería hacerlo. Siento que quiero avanzar en esto, quiero escribir cierto tipo de canciones o actuar un segundo en algún lado". Fueron pequeños sueños o ideas que me llamaron la atención y siempre me repican en la cabeza, entonces intento, de algún modo, hacerlas realidad. A veces miro las cosas que hice y digo: "Mirá, qué suerte que me animé". Eran cosas raras, qué loco que estaba, pero por suerte lo hice, porque si no lo hubiera hecho, estaría más frustrado y me habría tirado un poco abajo.

—De cara a futuro, ¿qué es lo que puede esperar la gente de tu carrera?

—Ahora encontré cómo dar un pequeño cambio expresivo. Pienso que estoy logrando expresarme un poco más y contar las cosas. Eso me está ayudando mucho. Después de haber sido mucho tiempo como un bicho de biblioteca, trabajando, estudiando y produciendo, era demasiado perfeccionista en ese lado. Ahora busqué complementar todo eso con la soltura humana de las relaciones, en el sentido de poder decir como artista, músico o cantante lo que voy sintiendo, lo que voy pensando, y contarlo para no irme de la vida sin haber dicho lo que más o menos pensaba.

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—¿Qué te gustaría que la gente recuerde o sienta cuando escucha una canción tuya?

Lo que me dicen los que me escuchan me parece muy lindo, cuando plantean: "Me pone contento", "Me pone alegre", "Me motiva". La música puede ser redescubierta en continuación. Entonces, a algunos los motiva, a otros los inspira... Que vayan pasando cosas. Si no motivara a nadie, creo que directamente no haría música. Si alguien que te escucha no está contento o no le produce nada, no lo haría. Pero, si veo que el resultado es positivo en las personas, o al menos en algunas, sigo haciéndolo.

—Mismo tus letras mantienen ese tono optimista y positivo.

El arte en general, aunque a veces tenga algunas cosas oscuras, siempre te muestra lo positivo de estar vivo, de hacerlo, de escucharlo, de verlo. Creo que el arte está hecho para, generalmente, inspirar. El arte es inspiración pura, para que otros se animen a hacerlo también, para que alguien quiera reproducir eso y hasta copiarlo. Siento que todo el arte en general no tiene una búsqueda de negatividad. Todo lo artístico siempre busca traer algo que te ayude en algún modo. Por eso es tan importante y perdura en el tiempo, hace que la humanidad se mueva.

La ciencia es muy importante, pero tiene arte también. Por ahí la ciencia no podría salvar a nadie si la gente no tuviera sueños. Si no tenés sueños, te querés morir directamente. Entonces, no tendría sentido ni la ciencia sin algo que te haga soñar para querer seguir estando en el planeta, viviendo, disfrutando de la vida, o creyendo siempre en un mañana, creyendo en cada hora que viene.

 

 

Gi