El doctor en psicología Sergio Zabalza comparó el estilo confrontativo del gobierno de Javier Milei, a quien calificó como un “desquiciado”, con el nazismo y observó el uso de “metáforas biológicas para denostar al enemigo”. “Cuando un Presidente acusa a determinadas personas por su manera de satisfacer la sexualidad, estamos frente a algo muy grave”, manifestó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Sergio Zabalza es doctor en psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), magíster en Clínica Psicoanalista de la Universidad de San Martín (UNSAM) y autor de los libros Intimidados en internet: Versiones de lo intimo, lo público y lo privado en la era del ciberespacio y El cuerpo impactado: Noticias del prójimo en el despertar adolescente, entre otros.
Me gustaría empezar por un síntoma que se evidenció hace poco cuando, en el mismo día, el presidente Milei dijo el canal de televisión A24 que lo habían saboteado con el sonido. Al mismo tiempo, echó a la hija del exministro Cavallo, porque el ministro lo había criticado. Nos gustaría que usted nos ayudara a ver si hay un sesgo paranoico, o si usted percibe algo respecto de la tendencia del Presidente a percibir que aquellas cosas que no le gustan son el resultado de algo que hace alguien para perjudicarlo.
Sí, la palabra paranoia habla bastante por sí sola. La paranoia requiere de la existencia de un enemigo al que hay que exterminar. Esta es la palabra, exterminar, y es la palabra que define lo que se llama fascismo. Por eso, desde mi punto de vista, la marcha del primero de febrero fue acertada, porque fue una marcha antifascista. Este Gobierno, quizás desesperado y con un mandatario desquiciado, apela a recursos que van directamente contra la convivencia democrática. No solo son los insultos, no solo es la degradación del otro, sino que ahora es la proscripción de un opositor. Es decir, ya no se trata de antagonismos políticos: todo el énfasis está puesto en exterminar al otro.
Agrego algo más, que es el empleo de metáforas biológicas para denostar al enemigo, como el virus woke, que enunció Elon Musk y del cual se hizo eco el Presidente, que hemos conseguido y la acusación de pedófilos hacia los homosexuales. Esto tiene que ver con este recurso propio del nazismo, del fascismo, de utilizar metáforas biológicas para denostar al enemigo. Detrás de esto, por supuesto, hay un pensamiento único: no se admite la diferencia.
Hay algo particular en esto a tener en cuenta, y es que lo que define a los seres humanos es la diferencia. No hay un cuerpo hablante que se satisfaga igual que otro. A diferencia del resto de las criaturas del planeta, no estamos gobernados por un instinto, somos muy diferentes uno del otro. Con lo cual, cuando se habla de especie humana, es un grave error. El nazismo fue el intento de transformar a la humanidad en una especie. Lo que nos destaca a la humanidad es la diferencia, por eso es tan importante la política, por eso es tan importante el disenso. Cuando un presidente acusa a determinadas personas por su manera de satisfacer la sexualidad, estamos frente a algo muy grave.
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Luego, existe la necesidad de generar un enemigo al cual hay que exterminar. Esto no empieza hoy, ya viene desde el macrismo, Patricia Bullrich provocó un desaparecido y propuso la doctrina Chocobar de matar por la espalda. Mauricio Macri, ya después de ser presidente, habló de Alemania como la raza superior, y luego apoyaron a Milei.
Desde el punto de vista psicoanalítico, podemos tomar información de que Freud escribió todos sus textos sociológicos, como El malestar en la cultura, El yo y lo ello, y demás, durante la República de Weimar, y luego de que Hitler fuera designado canciller. Es decir, que se dedicó a ilustrar de manera detallada la forma en que un pueblo se deja tomar por la oratoria delirante y desquiciada de un sujeto.
Este hombre que hoy tenemos como presidente, está desesperado, y esto puede llegar a aumentar su violencia. Tengo información de que ya hay amenazas en las universidades del interior, por ejemplo, a docentes y profesores titulares que no comparten el pensamiento del primer mandatario. Esto no es casualidad porque la batalla cultural que está librando esta administración libertaria precisamente busca transformar a los seres humanos en una especie. La batalla cultural busca transformar a la raza humana en una especie, como los nazis. Es la libertad que pregona esta administración desquiciada, y se manifiesta y verifica en cada uno de sus actos y dichos a través de los diferentes personajes que pululan alrededor de Milei.
Ayer tuve la oportunidad de entrevistar a Michelle Heffer, profesor de Berkeley y de la Universidad de Londres, considerado una de las autoridades respecto de la emergencia de ideologías extremas. Él planteaba la diferencia entre neoliberalismo y financiarización como el paroxismo del neoliberalismo y decía que no creía que la gente que vota por la ultraderecha lo haga descontenta por la frustración económica.
Él dice que si el tema fuera la economía y consideraran que la pérdida de calidad de vida es resultado de los gobiernos anteriores, en lugar de votar a la socialdemocracia o al peronismo, votarían a la izquierda, y no votan la izquierda. Él dice que el problema es que la socialdemocracia le pide a la sociedad que se esfuerce, que estudie, que trabaje, que en el fondo una meritocracia social de mercado, pero finalmente una meritocracia que para mejorar su calidad de vida. Por el otro lado, la izquierda propone que para mejorar su calidad de vida, hay que unirse, militar, marchar y juntarse.
Finalmente, tanto la izquierda como el centro, le piden algo para cambiar, mientras que esta gente le dice: "No, usted no tiene la culpa, usted es una buena persona. La culpa de que usted haya perdido calidad de vida es de los parásitos, arriba y abajo que tienen privilegios del Estado. Usted no tiene que hacer nada acá. Vengo yo, que voy a radicar a los parásitos de arriba y de abajo, y usted va a mejorar su calidad de vida", porque cree que la gente está votando por el menor esfuerzo. ¿Le parece plausible esta descripción de la realidad?
Ese argumento se basa en creer que las personas somos sensatas y, por lo tanto, si un gobierno ha sido malo en economía, hay que votar a otro, algo con lo que, desde el punto de vista psicoanalítico, no coincido. No se trata de la economía, sino se trata del masoquismo y la pulsión de muerte que es propia de los seres hablantes. Elegimos gobiernos que nos hacen daño, elegimos a un sujeto que goza de la crueldad. Aquellos que estamos a favor de la democracia tenemos que terminar de entender esta cuestión masoquista del ser hablante, porque si no siempre vamos a fracasar en nuestros argumentos.
En estos días me estoy dedicando a leer los discursos de Hitler, que van desde el año 1933 al 1937. Hitler pide sacrificios. Milei, si bien habló de la casta y demás, en todo su recorrido en el año, desmintió las promesas que había hecho. Sin embargo, todavía sigue contando con un margen de apoyo considerable. Entonces, no se trata de razonamientos sensatos. Se trata de que los pueblos, lamentablemente, o por la naturaleza o por lo propio del ser humano, son esencialmente masoquistas y tenemos que tener en cuenta esto.
Cuando un movimiento democrático se planta no solo debe apelar a los derechos que le asisten a una persona por ser persona, sino también a la responsabilidad que le cabe por precisamente ser persona, y apropiarse de esa manera de los logros que logra una comunidad. Un gobernante merece el nombre de digno y de democrático cuando le hace entender a su pueblo que debe ser responsable, no sacrificarse, sino que debe ser responsable de las cosas que está atravesando.
Freud, en El malestar en la cultura, dice que hay una necesidad de castigo. Así llama a este impulso masoquista y lo atribuye a la culpa por los logros obtenidos a expensas del padre. Es decir, que todo avance democrático, luego tiene un retroceso. Freud hablaba sobre cómo crecía el nazismo. Sería bueno que, de una vez por todas, tengamos en cuenta esto, porque si no vamos a seguir repitiendo tragedias. Espero que esta vez prime, en cierto sector de la política, algún resto de lucidez como para poder salir de esta encerrona atroz que estamos viviendo.
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