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MODO FONTEVECCHIA
ANÁLISIS DE GOBIERNO

Sergio Berensztein: "El nivel de pragmatismo de Milei aumenta a lo largo del tiempo"

El analista político señaló que, con el avance de su gestión, el Presidente demuestra una "mayor versatilidad", aprendiendo de sus errores y adaptándose a las circunstancias. "Hay síntomas saludables de curvas de aprendizaje que son tal vez más rápidas de lo que algunos suponían", sostuvo.

Sergio Berensztein
Sergio Berensztein | Instagram @sergioberensztein

Sergio Berensztein indicó que el presidente Javier Milei se muestra mucho más pragmático y versátil que cuando asumió la presidencia, pero advirtió sobre la existencia, aún, de componentes autoritarios que pueden complejizar su gestión. Sostuvo que la paciencia social que demuestra la sociedad, aun frente a un ajuste económico sin precedentes, se complementa con un “sesgo pro-gobernabilidad” del sistema político, donde muchos actores políticos demuestran su apoyo al gobierno, pese a que este no se esfuerce en buscarlo. “Hay una notable cantidad de actores que están gobernando que no quieren precipitar ningún tipo de crisis, y cuando se ponen duros lo hacen ante situaciones extremas, como en la cuestión jubilatoria, la SIDE o el financiamiento educativo”, agregó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Sergio Berensztein es consultor político y presidente de Berensztein Consultora de análisis político y estratégico. 

Alejandro Gomel: El fin de semana publicaste una columna en La Nación titulada “Paciencia social y oxígeno político, claves de la gobernabilidad”, en la que analizás el presente de la gestión libertaria. ¿Cómo se explica esta pasividad o paciencia social que, como decía tu artículo, es el oxígeno político que tiene hoy el presidente Milei?

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Veo dos cosas ahí que se complementan, se retroalimentan.

Por un lado, una sociedad que tolera un ajuste que no tiene precedentes, donde llama la atención no solamente la pasividad, sino los niveles de apoyo que todavía efectivamente tiene la administración del presidente Milei en su gobierno.

Y el otro elemento es un sesgo pro-gobernabilidad del sistema político. Es decir, hay una notable cantidad de actores que están gobernando, tanto en el Ejecutivo de las provincias como sobre todo en el Congreso, que efectivamente tienen vocación de colaborar con el Gobierno, que no quieren precipitar ningún tipo de crisis y cuando se ponen duros lo hacen ante situaciones extremas, por ejemplo, la cuestión jubilatoria, el dinero para la SIDE o el financiamiento educativo.

En general, uno ve todavía una vocación colaborativa muy fuerte con un Gobierno que tampoco se esfuerza demasiado en conseguir apoyo.

Ambos elementos me llaman la atención y creo que son parte de una realidad muy compleja que tenemos en la Argentina, y muy diferente a la que la mayoría de los actores preveía antes del inicio de esta experiencia tan singular que es el gobierno de Milei.

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AG: Hablábamos hace un ratito con Carlos Bianco, el ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, y casi como una queja decía, que hasta la semana pasada los llamaban del gobierno de Jorge Macri para actuar en conjunto, pero de repente se dieron vuelta y fueron a la foto con Milei. ¿Ahí apareció el Milei político? ¿O el acuerdo con Jorge y Mauricio?

Creo que hay un presidente que es mucho más pragmático de lo que se suponía y ese nivel de pragmatismo aumenta a medida que pasa el tiempo. Del primer Milei más duro, incluso cometiendo errores infantiles en relación al Congreso, en febrero de este año, vemos a un Milei que se junta con los bloques personalmente, con gobernadores, como en este caso Jorge Macri, tratando de solucionar problemas en algunos casos históricos. Por ejemplo, el traspaso de la línea de colectivos, parece mentira, pero ni siquiera durante el gobierno de Mauricio Macri, con Horacio Rodríguez Larreta de jefe de Gobierno de la Ciudad, pudieron solucionar la cuestión del traspaso del transporte, cosa que era obvio que debería haber avanzado.

Entonces, uno ve mayor versatilidad y un gobierno que aprende luego de los errores no forzados que tienen impacto, que no son triviales. En definitiva, a nueve meses de gestión hay síntomas, por un lado, saludables, de curvas de aprendizaje que son tal vez más rápidas de lo que algunos suponían, y al mismo tiempo otros síntomas preocupantes, como un liderazgo que tiene también componentes autoritarios o de tonalidades de una derecha dura que tal vez tampoco estaban previstos en el comienzo de esta gestión. Por ejemplo, en los cambios en la cuestión del acceso a la información u otros elementos de las características de Milei candidato que se ratifican con Milei presidente, como por ejemplo, el ataque a diferentes medios de comunicación independientes.

Elizabeth Peger: Un tema que empiezan a advertir algunos analistas es que la inflación deja de ser el foco de las preocupaciones sociales y la principal inquietud se desplaza en favor de otros problemas, como el desempleo y la pobreza. A la par, también hay una alerta sobre el crecimiento de demandas de gestión, de "hacemos el aguante, la Ley Bases ya está y ahora queremos medidas". Empieza a aparecer eso sobre todo en el análisis cualitativo de los últimos informes. ¿Eso no es un elemento que genera inquietud respecto de hasta cuándo o cómo se puede medir la paciencia en el tiempo?

La verdad es que uno trata de evaluar distintos indicadores para, justamente, comprender ese asunto de la paciencia que es un intangible muy difícil de precisar y operacionalizar. Pero en la opinión pública siempre hay una frustración enorme, y es que nunca sabemos qué capacidad predictiva tienen los datos con los cuales uno se maneja. Sabemos de todo excepto qué va a pasar en el futuro. Y esto, por supuesto, nos obliga a una enorme cautela.

La sociedad argentina ya nos ha sorprendido muchas veces en ese sentido. Por ejemplo, muchos pensaban que la sociedad argentina no iba a volver a tolerar cifras tan altas de inflación, y las toleró. Que después de la experiencia hiperinflacionaria no íbamos a volver a las andadas de responsabilidad fiscal, y tuvimos 20 años de manejos fiscales más bien irresponsables. Con lo cual estas afirmaciones tan contundentes que se hacen, a veces, finalmente no se comprueban en la realidad. Por eso yo estoy obligado aquí a decirte que no sabemos si la paciencia va a seguir y, si no sigue, qué es lo que va a quebrarla. A veces el hilo se corta por lo más delgado.

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AG: Después del 2017, nadie pensaba que Cristina Kirchner podía rearmar al PJ.

Por ejemplo. Pero sobre todo en la opinión pública, uno nunca puede evaluar el timing de cambios importantes en las tendencias.

Dicho esto, en principio, mirando la experiencia de la Argentina y de otros países, claramente acá hay una cuestión fundamental que tiene que ver con qué cuestiones de la economía influyen más en el humor social. Hasta ahora, efectivamente, la preocupación por la inflación fue predominante, pero esto cedió espacio y ahora predomina más el miedo a la inseguridad, a pesar de que en muchas partes del país esto también ha mejorado mucho, Rosario en particular. Y sobre todo se instaló esta cuestión que es la incertidumbre respecto de cómo sigue esto. Entonces, ¿cuánto tolera la Argentina una recesión larga? Hemos tolerado recesiones de tres o cuatro años, por ejemplo, entre el 98 y el 2001 hubo una recesión eterna y la sociedad argentina la toleró bastante bien, sobre todo en los primeros tiempos. 

Entonces, yo creo que ahí hay un problema importante y es que el Gobierno sabe que buena parte del apoyo que tiene de la sociedad depende de seguir mostrando que la inflación baja. Pero fíjense ustedes que, ahora mismo, muchos funcionarios están preocupados porque ven a la economía recuperándose bastante rápidamente, esto no se siente todavía en la opinión pública, pero es cierto que hay cifras que muestran una leve recuperación de algunos indicadores. Creen que esto puede impactar en una mejora en los salarios y que eventualmente puede generar alguna tensión inflacionaria. Frente a eso prefieren priorizar su compromiso por bajar la inflación a su predisposición a dejar que la economía se recupere.

Tal vez eso puede llegar a ser una trampa para el Gobierno, lo digo como un signo de pregunta, porque efectivamente si ellos enfrían demasiado la economía, corren el riesgo de que la gente, que todavía espera que la cuestión mejore el año próximo en materia económica, sienta alguna decepción.

¿Por qué la gente te va a votar el año que viene? ¿Porque mejoró la cuestión inflacionaria o porque empezó a recuperarse la economía? Esta población es un poco simplista por la experiencia del menemismo, porque ahí se dieron las dos cosas juntas. Se frenó la inflación, 91, 93, 95, y se recuperó rapidísimo la economía. Acá todavía no se ha frenado tanto la inflación y sobre todo no se ha recuperado tanto la economía, por eso me parece que hay que ser cautos respecto de lo que va a ocurrir de acá al año próximo. Sobre todo porque ya veo algunas definiciones, en mi opinión, muy arriesgadas respecto del proceso electoral.

 

Javier Milei y Jorge Macri
Javier Milei y Jorge Macri.

 

Claudio Mardones: Usted decía que el presidente Javier Milei empieza a reunirse con los bloques parlamentarios. De hecho el viernes encabezó una reunión con el PRO, y se dice que ahí también habló de construir un frente para derrotar al kirchnerismo el año que viene, así que ahí la variable electoral sobrevuela. Pero está el tema de la inflación, que parece que empieza a desdibujarse como la principal preocupación, le sigue la pobreza, la desocupación y la inseguridad. ¿Cómo evalúa usted que está impactando esta nueva tensión en torno a la discusión jubilatoria? Hay muchos que están preocupados, incluso en el PRO, diciendo que bancan el veto del presidente, pero no dicen nada porque los perjudica con su propio electorado. Otros dicen que el Gobierno decide sobreactuar y abrazarse al veto para construir otra narrativa porque está lejos de las elecciones, y otros lo miran con mucha preocupación y dicen que esto es muy piantavotos, aún a un año de las definiciones electorales. 

Cuando uno mira los números, hasta ahora el apoyo que el Presidente está obteniendo en sectores que efectivamente cobran la jubilación mínima no es menor. Definitivamente yo creo que esto va a ser un tema en las elecciones, pero el efecto baja de la inflación ha operado positivamente en un electorado muy sensible, como es el que cobra la jubilación mínima. Recordemos que la Oficina de Presupuestos del Congreso reconoció que las jubilaciones mínimas, a pesar de los bonos y demás, perdieron 5% desde que llegó Milei a la presidencia, que es un número muy importante.

Entonces, lo que creo aquí es que en materia electoral muchas veces lo más importante es la ambigüedad. Entonces, si en un frente electoral, por ejemplo, tenemos a un referente como Milei que, en caso polémico, apoya obviamente la nominación del juez Ariel Lijo, y a Victoria Villarruel que se opone, o incluso a Mauricio Macri, ¿eso es bueno o malo para el frente? Bueno, no perdés ningún voto si van juntos. Si la Libertad Avanza y el PRO efectivamente coordinan una estrategia electoral para el año que viene, por lo menos en los principales distritos, eso no significa una definición que lo hace perder votos, la verdad es que electoralmente es positivo, no es negativo.

Lo mismo ocurre con las jubilaciones. Podes decir, “en nuestro frente hay gente que apoya y gente que critica, pero lo importante es que todos queremos bajar la inflación”, por ejemplo. Esto te da versatilidad y riqueza, en la medida que puedas evitar que haya cuestiones que te hagan perder segmentos de electorado.

Creo que en esa antigüedad se mueven algunos de los estrategas que están pensando qué hacer el año próximo. Me parece muy prematuro saber si esto va a ser una alianza formal o no. Creo que las realidades provinciales van a obligar a la flexibilidad. Hay provincias en las cuales el PRO está aliado al radicalismo, Juntos por el Cambio que no existe a nivel nacional, pero sí, no con esa denominación, con otras manifestaciones a nivel subnacional, por ejemplo, en Santa Fe, Mendoza y Corrientes, todo eso obliga a mucha flexibilidad por parte de los liderazgos nacionales.

Así que me parece que vamos a ver una geometría bien compleja en materia electoral, donde creo yo, en todo caso, el año que viene no nos va a permitir entender qué va a ocurrir en el 2027 donde, como se pelea por la presidencia, el premio es distinto.

Pero ahora que tenemos elecciones parlamentarias, excepto en dos provincias, Santiago del Estero y Corrientes, donde por una cuestión de calendario electoral y viejas intervenciones, quedó modificado respecto del calendario nacional, el año próximo me parece que vamos a ir a una situación intermedia de transición. Una elección que no nos va a permitir predecir el 2027, pero sí medir quién pesa más y dónde, y en todo caso, cómo eso puede influir en una negociación distinta a partir del 2025.

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