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MODO FONTEVECCHIA
ANÁLISIS POLÍTICO

Santiago Cúneo: "Ricardo Quintela es un ejemplo de gestión"

El periodista señaló que el gobernador de La Rioja tiene "posiciones peronistas claras", destacó su valentía y lo consideró una gran opción para renovar la cabeza del Partido Justicialista. "La reforma de la Constitución de La Rioja me parece un acierto extraordinario", expresó.

Santiago Cúneo en la Universidad del Sur de Buenos Aires
Santiago Cúneo en la Universidad del Sur de Buenos Aires | CEDOC - Perfil

El comunicador Santiago Cúneo reivindicó la gestión de Ricardo Quintela en La Rioja, dijo que es una muy buena opción para la presidencia del PJ y destacó que podría dejar atrás la “conducta prostibular” de Alberto Fernández. Además, sostuvo que Guillermo Moreno "está muy equivocado" y que distorsionó los principios del peronismo acercándose a Victoria Villarruel. Indicó, también, que los discursos sobre reabrir causas de exmilitares son una distracción a los problemas actuales del país, y que son discusiones que pertenecen al pasado. Opinó sobre Santiago Caputo y lo catalogó de “cachivache de la City y administrador de cuevas”, argumentando que el Gobierno no gestiona y tiene un plan de negocios que fracasa. “Este Gobierno tiene ausencia de gestión absoluta, hace nueve meses que nadie gestiona”, declaró en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Santiago Cúneo es empresario, comunicador y uno de los principales referentes del peronismo nacionalista. Es una de las voces del peronismo que más se posiciona frente al cuidado del “ser nacional” y del concepto de patria.

Usted supo ser muy amigo de Guillermo Moreno, ¿qué lectura hace ahora de los constantes guiños del exsecretario de Comercio hacia la vicepresidenta Victoria Villarruel tratando de asimilar nacionalismo con peronismo?

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La amistad corre por curvas separadas de las opiniones políticas, sino seguramente muchos de nosotros no tendríamos familias. Los afectos no se pierden en la discusión política, por lo menos no en mi caso. Yo a Guillermo le tengo mucho cariño y profundo aprecio, pero está muy equivocado. Está transitando un rumbo de desvarío intelectual en materia de doctrina del peronismo. Se ha alejado cientos de kilómetros, y ha llegado a subirse a los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo reivindicando a Villarruel.

Con lo cual, tenemos que tener en cuenta, en un momento tan confuso que está viviendo la Argentina, sin gobierno y sin oposición, que la tarea más razonable que debemos emprender es la de la identidad. Si no sabemos qué somos y no podemos proclamar el ser, no podemos saber qué es lo que tenemos que hacer. 

Esto no es una cuestión de ganar o perder elecciones, sino de tener un triunfo de un modelo. Y ese modelo que el peronismo proclama es la tercera posición, es el peronismo de la revolución industrial, de la revolución tecnológica. Evidentemente en el siglo XXI, un Perón que hablaba 70 años para adelante y nos habló de ecología, de las luchas por el agua potable, de las tecnologías aplicadas, también nos dijo que el 2000 nos encontraría unidos o dominados. Bueno, estamos dominados.

En esos términos, la liberación en el siglo XXI no es la lucha armada, es la construcción de un país poderoso en materia de desarrollo sustentable.

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La vicepresidenta, Villarruel, adelantó que pedirá que se reabran las causas de exmilitares, montoneros y otros sectores de la ultraizquierda de los 70. ¿Cómo recibe usted esta insistencia y qué consecuencias cree que puede producir?

Ese es el discurso que ella recibe de su jefe político, Alfredo Astiz. Es el discurso de la teoría de los dos demonios y la reconstrucción de un planteo de negociación. Esto es, nos sueltan a nosotros o vamos por ustedes.

Lo que debería suceder en la Argentina es que la justicia se expida y ponga coto a este delirio político en el que hemos ingresado, volviendo 45 años para atrás a los tiempos de plomo, donde estamos discutiendo temas que, para la sociedad argentina moderna, los más jóvenes, los que necesitan saber de qué van a vivir y cómo van a desarrollar sus vidas, son discusiones obsoletas, oscuras y que no forman parte del futuro, y mucho menos de un presente lógico de una clase política. Lo digo con desprecio, porque la política no puede estar dirigida por una clase.

Han tomado como botín de guerra al Estado para discusiones menores que tienen que ver con sus propias aspiraciones, bandos o facciones, que nada tienen que ver con la realidad de quien nos está escuchando y tiene que ver cómo le da de comer a su hijo, cómo mantiene al día sus impuestos, si es que puede, cómo deja de ser embargado por una política económica genocida que está destruyendo la pequeña y mediana industria argentina, que atenta contra la ciencia y la tecnología. Con lo cual yo creo que son discusiones de facción y que son una falta de respeto a la realidad del pueblo argentino.

Ayer asistimos nuevamente a escenas dantescas, frente a la protesta de los jubilados, que muestran que somos un pueblo desagradecido y mal aprendido, porque aquel que no honra a sus mayores no puede de ninguna manera pretender tener futuro. Así que creo que son discusiones absurdas y que la justicia, la Corte Suprema fundamentalmente, debería expedirse de manera taxativa en cuanto a que los asesinos y criminales de lesa humanidad no van a salir nunca de la cárcel, y que las causas, si están prescritas, están prescritas, y se termine de hablar o de discutir sobre temas que la sociedad no puede, porque no tiene ni el tiempo ni la capacidad para interpretar, más allá de las posiciones individuales de pasiones. Todas las pasiones son excesos, y lo que necesitamos es racionalidad.

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¿Puede ser que una de las consecuencias es que, al contrario, se reabra aquella grieta de los 70 y que personajes de entonces emerjan? 

Sí, claro. Desgraciadamente si uno, en vez de construir con la mirada en el horizonte, utiliza el espejo retrovisor, siempre va a ver el pasado, con lo cual no es difícil que aparezcan los fantasmas de esas noches oscuras de la Argentina, de violación de derechos humanos, asesinatos, crímenes, secuestros extorsivos y tortura.

Ese pasado está escrito y, obviamente, hay dos maneras de tratarlo. Aprender para no cometer los mismos errores en el futuro o frustrarse y volver a esa sensación de que valía la pena la violencia. La Argentina tiene que aprender que la violencia sólo existe en términos de la defensa individual, de lo que es la legítima defensa. Y la legítima defensa no está justificada en democracia porque están garantizados todos los instrumentos para dar batallas políticas en las conquistas de las aspiraciones individuales y colectivas.

Es más, en este momento, quien debe mesurarse y buscar rápidamente un equilibrio emocional es el Gobierno, que utiliza las fuerzas de seguridad federales como si fueran la Gestapo de un gobierno que le falta el respeto a la ley, al orden y a la institucionalidad.

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Yo me refería concretamente a Firmenich, porque, de hecho, el gobierno de Alfonsín detuvo y juzgó a Firmenich junto con los principales comandantes de aquella dictadura. Y fue Menem, reivindicado por Javier Milei, quien los indultó. ¿Imagina que puede haber alguna respuesta, incluso del propio Firmenich, respecto de lo que dice la vicepresidenta?

Sí, claro. Yo creo que abrir estos discursos peligrosos, como me decías vos al principio, con un comunicador como Moreno, que lo hace desde supuestamente una autorreferencia o autopercepción del peronismo, de abrir la caja de Pandora, de tomar posiciones de extremo, trae los recuerdos, por supuesto, de tener en claro que la operación Retorno fue la traición del propio Firmenich en un acuerdo con Massera. Entonces uno hace memoria y siempre va a encontrar los extremos unidos y que todos aquellos que han sido violentos encontraron, después de muchos muertos, las excusas para traicionar su propia historia y transformarse en empresarios en los 80.

Firmenich es alguien que debería estar preso por sus crímenes, sin lugar a dudas, pero la Justicia operó en función de la normativa de la ley. Entonces los argentinos tenemos que entender que a la justicia debemos ingresar desposeídos de argumentos políticos o la justicia no es justicia.

Y si la lucha la vamos a trasladar únicamente al teorema de la opinión, entonces vamos a volver a ver personajes siniestros como Firmenich contestándole a personajes siniestros como Astiz, y ellos estarán ganando la batalla de que la sociedad no progrese, de que la sociedad no encuentra a los nuevos referentes de un sub-50, que seguramente tienen que ser a quienes acompañamos para gobernar esta patria de los argentinos con nuevas capacidades, nuevas virtudes, y libres de ese triste y oscuro pasado, porque cuando uno va a buscar comida al basural, come basura. Entonces debemos alejarnos de estas discusiones propias de los que están en el basural de la historia de la Argentina.

Esto hoy pareciera ser la propaganda de una pelea entre Astiz y Firmenich, que en cualquier momento hará su parte en la sociedad para retornar con sus discursos de violencia y justificación de la muerte. Y allí, estaremos enredados en una discusión que no arregla las exportaciones, no arregla la producción, no arregla la devaluación, no arregla el aparato productivo caído, no arregla la vida del empresario quebrado, no arregla la cuestión macroeconómica de una Argentina en default. Con lo cual, yo espero que la reaparición de estos personajes, que creo inevitable en el contexto de estos discursos de odio, sean rechazados por la sociedad a partir de ignorarlos, dejarlos de costado, no prestar atención, y subirse a buscar en nuestros hijos, en las mesas donde cenamos y comemos, los que todavía podemos, en familia, y ver en la carita de los chicos que viajan esforzadamente a estudiar a una universidad, los que tienen que reemplazar esa oscura noche para que simplemente queden los libros de historia.

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La visita de los diputados libertarios a los exmilitares juzgados por delitos de lesa humanidad.

 

Claudio Mardones: Quería consultarle qué caracterización hace, dentro de las caracterizaciones que hace sobre el gobierno de Javier Milei, de Santiago Caputo, el estratega presidencial en este momento. Algunos dicen que está en un segundo plano, especialmente porque las señales que empiezan a surgir, especialmente en el Senado, es que el famoso DNU 656 que amplía en 100 mil millones los fondos reservados para la SIDE, tiene los días contados. Y en ese contexto, parece que Santiago Caputo, por fuera del respaldo del presidente Javier Milei, estaría afrontando cierto deterioro. ¿Qué caracterización hace usted de Caputo?

 

Creo que es nada más que un cachivache de la City y administrador de cuevas, que obviamente lo que se le imputa o se le adjudica como estratega político queda muy lejos de la realidad.

Este Gobierno tiene ausencia de gestión absoluta, hace nueve meses que nadie gestiona, que todavía hay cargos públicos vacantes y las líneas no están completadas. No han venido a gestionar, han venido con un plan de negocios, y ese plan de negocios lo administra la familia Caputo, y claramente genera todo tipo de distorsiones en la concepción de lo que es la política. Por eso hay abandono de la gestión política y únicamente hay respuesta represiva, porque cuando la política no funciona, el gobierno se expresa a través de la represión, porque tiene esa sensación de frustración de algo que no salió.

Pensaban que, como Macri en su momento, con la foto de Milei les alcanzaba para traer más dólares prestados, más endeudamiento, y se encontraron con una carpeta de crédito cerrada que dice “definitivamente en default”, y que la Argentina no es agente oficial de crédito en ningún lado del mundo. Y eso los pone en apuros que los han llevado a liquidar oro del Banco Central, un delito por el que deberán responder oportunamente. Espero que la justicia deje de ser oficialista alguna vez y tome medidas durante la comisión de los delitos para preservar el patrimonio de los argentinos.

Para mí, Santiago Caputo es nada más que la expresión de alguien muy pequeño. Son seres pequeños que desgraciadamente el pueblo argentino empoderó porque claramente decidió terminar con un ciclo que los lastimaba, que los golpeaba, en el que básicamente se sintieron traicionados por el accionar del gobierno de Alberto Fernández, y decidieron pegar un volantazo, pero se estrellaron contra el guardarrail.

Esperemos que rápidamente aparezca el nivel político que la Argentina necesita como el gran país y la gran patria que es, para poder encaminar rápidamente una discusión de ideas, que es lo que falta a todas luces en la discusión pública.

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Elizabeth Peger: Me interesa saber su opinión acerca de los planteos del Gobierno para alentar el pliego del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema, y los rumores que hablan de una negociación con la expresidenta, Cristina Kirchner, para que el kirchnerismo acompañe en el Senado, ya que los votos de kirchnerismo son determinantes para que pueda avanzar el pliego.

Mirá, es absolutamente cierto que la democracia es una permanente negociación, pero la gente tiene hartazgo de los negociados. Obviamente, los miembros de la Corte deberían tener un sistema de selección que les permita la autonomía de una clase política corrompida que busca en los jueces impunidad futura o una impunidad retrospectiva para imputaciones o delitos cometidos.

Particularmente creo que la justicia debe dejar de ser un poder judicial para ser un servicio público, y que obviamente hay negociaciones que oscurecen, que por ejemplo llevaron a los 72 senadores a votar por unanimidad el blanqueo de capitales. Ahí se muestra claramente que las divisiones ideológicas tienen un final claro, porque cada vez que hemos generado un blanqueo, seguramente Al Capone se debe arrepentir de no haber nacido en la Argentina, porque si hubiera nacido acá estaría viviendo en Puerto Madero después de los cinco blanqueos de los últimos 15 años.

Entonces en la Argentina robar no es un delito, es solamente esperar el próximo blanqueo. En la Argentina, nombrar un juez de la Corte no es un hecho que tenga que ver con las virtudes o la excelencia de quien va a ejercer el cargo, sino de quién es más funcional a los intereses de aquellos bandos en pugna que han conquistado a partir del empoderamiento legislativo la capacidad corporativa para defenderse de su delito. 

Es triste y aleja al pueblo del Congreso, tanto que hace muchos años que las barras del Congreso no están abiertas al público, y ahora usan la Gendarmería para hacer una circunvalación de anillos de seguridad que tiene más de 300 metros. Así no hay democracia posible.

La juventud sindical de la CGT quiere a Quintela en la presidencia del PJ nacional

Ricardo Quintela y Santiago Cúneo
Ricardo Quintela y Santiago Cúneo.

Lo vi en una foto con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. ¿Lo imagina presidente del Partido Justicialista?

Me parece un ejemplo de gestión y le tengo profundo afecto a lo que ha hecho. La reforma de la Constitución de La Rioja me parece un acierto extraordinario. Es un gobernador valiente, y que tiene obviamente posiciones peronistas claras, con lo cual creo que sería una buena instancia para dejar atrás la conducta prostibular de quien todavía, a pesar de su renuncia que no ha sido tratada en el Consejo del Partido, sigue siendo el presidente del partido, Alberto Fernández. Así que Quintela me parece un hombre íntegro, con capacidad de gestión, y probado que podría renovar claramente el pejotismo.

Yo no soy pejotista, soy peronista. Y el peronismo es un movimiento, no un partido. Perón jamás fue presidente del Partido Justicialista, ni presidente por el Partido Justicialista, ni afiliado al Partido Justicialista. O sea que los peronistas vimos en el pejotismo un instrumento electoral que está secuestrado hace muchos años. Y lamentablemente Cristina, copiando a Galtieri, nos ha dicho a los peronistas, durante muchos años, que las urnas están bien guardadas

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