"La competitividad del agro argentino depende de un tipo de cambio único y de una menor presión impositiva", afirmó Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural. El productor rural afirmó que el derecho de exportación es un impuesto “injusto” y abogó por su eliminación. “Hay muchas actividades que han dejado de tener derecho de exportación”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Nicolás Pino es presidente de la Sociedad Rural Argentina. Es técnico agropecuario recibido en la Universidad Católica Argentina. Pertenece a una generación de tres generaciones de productores agropecuarios.
¿Si fueras un productor agropecuario en la zona de lo que sería “La Pampa norteamericana”, estarías contento o preocupado con El Triunfo de Donald Trump? ¿Cuál es la relación del sector agrario estadounidense con el nuevo presidente?
Como vos sabés bien, no soy un analista de temas internacionales, pero evidentemente Estados Unidos, y fuertemente el Estados Unidos “de adentro”, digamos, donde se realizan las actividades del agro, votó ampliamente a favor del candidato Donald Trump.
Vos sos más memorioso, pero creo que esto es algo que se viene repitiendo en Estados Unidos…
Exacto. Las costas votan por los demócratas, y todo el centro por los republicanos…
Me parece que es una acción que se viene repitiendo desde hace tiempo. Veremos cómo repercute en Estados Unidos, hacia nosotros y hacia el mundo.
Volviendo a Argentina, hubo lluvia. ¿Cuáles son las perspectivas respecto de la cosecha, aumentar las exportaciones, e impulsar la economía en su conjunto?
Hay algo claro, que es que cuando llueve los productores se ponen contentos. Sabemos que no llueve pasto ni certezas, pero lo que más necesitamos nosotros es que el clima nos acompañe, y eso se está dando.
Después, vivimos en Argentina, y tenemos precios internacionales en los que no podemos influir, que no son los mejores de los últimos años. Si sos productor de soja, está el tema retenciones, derechos de exportación, todo se hace realmente muy fino en números, porque el costo argentino es alto para producir. El productor de soja paga quizás más del 70% de impuestos, una presión impositiva realmente muy alta que viene desde hace muchísimos años.
Lo que sucede es que, bueno, cuando el precio internacional de la soja estaba 600 USD se podía apechugar de una manera, pero cuando no llega a los 400 USD se pone más difícil. En líneas generales, hay expectativas hacia adelante, pero con un negocio muy finito.
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En los 90, con el dólar uno a uno, con un retraso cambiario que sería equivalente a un dólar hoy de $600, aún sin retenciones, al campo no le fue bien. ¿Existe alguna conclusión respecto de que, aún eliminando las retenciones, en una economía con un dólar más cercano al de la convertibilidad que al que tuvimos los últimos años, finalmente en la ecuación, el campo termine otra vez pagando “el pato de la boda”?
Creo que el tema derecho de exportación lo vamos a seguir demandando y peleando, porque nos parece un impuesto realmente muy injusto. Hay muchas actividades que han dejado de tener derecho de exportación, o han bajado su porcentaje, por ejemplo, la carne.
El presidente Milei, en la exposición rural, vos te acordarás, sacó el derecho de exportación para categoría de vaca y bajó el derecho de exportación a toda la producción de proteínas: leche, cerdos, a la carne de novillos. Eso se hizo, y mejoró la exportación de carne, que hoy está en niveles históricos de los últimos 50 años.
Cuando no hay tanta presión impositiva y las cosas se ven un poco mejor en el negocio ganadero se empieza a desarrollar un círculo virtuoso.
Escuché a distintos economistas hablar de que la relación del dólar con el peso está relacionada con el grado de confianza que tiene la sociedad. En los últimos 50 años, el dólar de equilibrio en la Argentina está más cercano actualmente a $1200, pero si nos vamos a 1920-1930, cuando el país era una potencia mundial, el dólar de equilibrio sería más bajo que el de la convertibilidad, cercano a 500 o 600 pesos. Mi pregunta es si puede ocurrir lo que se denomina la “enfermedad holandesa”, que las ventajas competitivas de un producto atrasen el tipo de cambio, y que aún sin que existan retenciones, finalmente el campo termine teniendo que “apechugarla” por la revalorización del peso. Lo opuesto a lo que estamos acostumbrados, como ocurrió en los 90.
Creo que la Argentina de hoy, más allá del valor del dólar, necesita llegar a un tipo de cambio único. Si vos tenés un tipo de cambio único, donde vas a vender tu producido al mismo dólar que vas a comprar tu insumo, bueno, eso ya es un logro. Y eso, en los números de hoy, más o menos ya está pasando.
Ahora, lo que tiene que ver el Gobierno es que, a un mismo nivel de tipo de cambio, tenemos que ser competitivos. ¿Y cómo somos competitivos? Bueno, lo que tenemos que analizar es por qué no se nos permite ser competitivos, y es ahí donde yo veo, o nosotros vemos desde la Rural, que hay otros factores que influyen, como los impuestos. Principalmente las retenciones, pero también el impuesto a los combustibles, el impuesto al cheque; todo eso hace que perdamos competitividad.
Entonces, lo que vamos a necesitar los productores en esta Argentina que viene es lograr competitividad, porque vamos a producir más y mejor. Pero el Gobierno tiene que darnos la pauta de que parte de esa competitividad tiene que venir también de la mano de una baja de impuestos.
FM