Myriam Bregman opina que la condena de Cristina Kirchner “excede claramente el propio caso” y representa un ”avance antidemocrático” que amenaza a toda la ciudadanía. Sin embargo, no desconoce que durante el kirchnerismo hubo casos de corrupción. “Desde la dictadura militar hasta ahora, cuando se acuñó el término ‘la patria contratista’, todo el que toca la obra pública termina manchado por hechos de corrupción”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Myriam Bregman es una destacada dirigente del Frente de Izquierda. Fue diputada nacional hasta junio de este año y ha sido candidata a diversos cargos: en 2015 fue candidata a vicepresidenta, en 2017 fue legisladora por la Ciudad de Buenos Aires y en 2023 se postuló como presidenta. También fue diputada por la provincia de Buenos Aires. Bregman es conocida además por su rol como abogada de Jorge Julio López, el testigo que desapareció en 2006 tras declarar contra el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Vos fuiste una de las pocas dirigentes ajenas al peronismo que se solidarizó con Cristina Kirchner tras la condena de Casación. Marcelo Duclos, el biógrafo de Milei, dijo que “no es momento" para que "un zurde se haga kuka". Más allá de la terminología denostativa, me pregunto si finalmente el hecho de que se condene a Cristina Kitchenette rno la engrandece, y termine sucediendo como con Lula, un acercamiento de sectores ajenos al kirchnerismo, creando un gran bloque alrededor de él dándole posibilidad de una tercera presidencia.
Creo que no tenemos nada que ver con el kirchnerismo, y seguiremos sin tener nada que ver con el kirchnerismo. El problema aquí es que estamos analizando un fallo judicial, o más bien una política judicial, que excede claramente el propio caso de Cristina Fernández de Kirchner. Por eso nos pronunciamos tan rápido y siempre hemos sido claros al respecto. Lo que hace este biógrafo de Milei —a quien no conozco y no sé qué escribe— es lanzar una chicana electoral. Parece que todo lo que hacen y piensan es en términos electorales, polarizando con Cristina Kirchner y especulando si conviene que sea la candidata del peronismo o no.
Nosotros, como le contesté en redes sociales, tenemos principios y pensamos las cosas de otra manera. Creo que un avance antidemocrático como el que vimos ayer va a repercutir en todos los que luchan y en cualquiera que pueda tener una causa judicial en manos de estos jueces. Esta condena, primero que nada, la conocimos por los diarios; es decir, varios días antes ya sabíamos el resultado a través de algunos medios.
Esto ni siquiera guarda el mínimo velo de independencia política que dice tener el Poder Judicial. Más allá de la opinión que tenga sobre este sistema, se supone que es independiente. Bueno, aquí no tiene nada de independencia, porque lo que iban a resolver ya estaba en algunos medios de comunicación.
En segundo lugar, los jueces y fiscales que intervinieron son notorios amigos y compañeros cercanos del ex presidente Macri, incluso juegan al fútbol juntos, es decir, son cercanos a un adversario político de Cristina Kirchner. Siempre pongo el ejemplo: ¿qué pensaría Macri si en las causas que él ha tenido —múltiples, por contrabando y otros temas— los jueces que lo juzgaran fueran a tomar el té al Instituto Patria y desde allí escribieran la sentencia? Creo que no se sentiría muy cómodo ni diría que eso representa el pleno funcionamiento de las instituciones.
En tercer lugar, déjame mencionar algo muy grave para Argentina y para toda la región: que los jueces se reserven la posibilidad de decidir quiénes pueden ser candidatos o no. Me parece que estamos ante un hecho de gravedad que, si lo reducimos a una discusión kirchnerismo vs. anti-kirchnerismo, al menos a mí no me representa.
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Pero finalmente esto empuja a la polarización del sistema político. ¿No creés que genera, más allá de que uno se ubique o no en el kirchnerismo, un efecto de adhesión hacia Cristina Kirchner?
Sí, evidentemente lo hacen para eso; también es uno de los motivos por los que estas causas son manipuladas y recortadas en cuanto a quiénes involucran y a quiénes no, qué hechos se investigan y cuáles no.
Yo, al revés, voy a seguir insistiendo en que toda la obra pública, bajo estos gobiernos en democracias capitalistas, ha estado rodeada de hechos de corrupción. Eso no lo niega nadie. Desde la dictadura militar hasta ahora, cuando se acuñó el término "la patria contratista", todo el que toca la obra pública termina manchado por hechos de corrupción.
Que hubo corrupción en el gobierno de Cristina Kirchner no lo niega ni la propia Cristina Kirchner. Ella no se hace responsable políticamente, habló de José López y de algún otro, dice "yo no sé, no tengo nada que ver, no conozco", y no da explicaciones muy concretas, pero no lo niega. Ni siquiera ella puede negar que bajo su gobierno hubo hechos de corrupción.
Yo lucho, la verdad, por otro sistema social totalmente distinto, donde estas cosas no ocurran ni se naturalicen, y donde unos pocos no se enriquezcan a costa de las mayorías populares. Entonces, que el gobierno tienda a la polarización a mí no me incluye para nada. Tengo principios, tengo determinados valores, y no voy a analizar una política como esta —que fue pensada en Estados Unidos para la región de América Latina— según a quién afecta o no.
Es evidente que es lo mismo que pasó con Lula, donde incluso el propio gobierno de Lula había aceptado la ley de "ficha limpia", y él terminó siendo víctima de una política que Estados Unidos le aplica a la región pero no en su propio país. Allí no te exigen esos condicionamientos para ser candidato, ni siquiera para ser presidente, ya que puedes serlo aun estando procesado.
Es claramente una política; y en este punto tampoco coincido con Cristina Fernández de Kirchner. Me parece un despropósito que se compare con Trump, porque Trump tiene causas por acoso, tiene un intento de toma del Capitolio sobre sus espaldas. Al compararse con Trump, le quita el principal eje a esta política, llamada "lawfare", que es una política proimperialista: la manera, a través de determinadas leyes pensadas en Estados Unidos, de decidir quién es candidato o candidata en nuestra región mediante el Poder Judicial.
Un poder judicial que participa cada vez más activamente en golpes institucionales y en políticas antipopulares de este tipo. Por eso tampoco coincido en eso. Sé que Lula lo utilizó hábilmente en Brasil para crear una gran coalición que le permitiera llegar al poder. De hecho, en las últimas elecciones hizo acuerdos con candidatos del partido de Bolsonaro para acceder a lugares de poder en las legislativas que se celebraron hace unas semanas. Así que esa sería otra gran discusión: cuáles son los mecanismos de aquellos que se dicen populares para acceder al poder.
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¿No se estará cometiendo un error político Javier Milei al polarizar así con Cristina? ¿No terminará colocándola como ganadora de las elecciones en la provincia de Buenos Aires el año próximo?
Siempre está ese riesgo. Yo espero que podamos dar una pelea para construir una fuerza política nueva que se ponga de pie junto a todos los que vienen resistiendo a Javier Milei en este tiempo, sin especulaciones.
Los partidos tradicionales, algunos por pasividad y otros directamente por complicidad, han dejado que Milei aplique este plan brutal contra los trabajadores, el pueblo pobre, las mujeres y las disidencias. Así que puede ser que Javier Milei quiera eso, pero a mí me va a encontrar dando una pelea bien diferente .
Claudio Mardones: En vísperas de un año electoral, surge una pregunta a partir de lo que nos estás contando sobre una posible nueva fuerza política o espacio de articulación que confronte al gobierno de Javier Milei. ¿En quiénes están pensando como posibles puntos de contacto? ¿Hay una “pata” peronista en esa propuesta?
Yo no lo pienso como una fuerza electoral en este momento. Por supuesto, debe contar con la participación de la izquierda, pero lo concibo más como la unidad y coordinación de todos aquellos que no hemos especulado en este tiempo, que no hemos mirado hacia otro lado cuando se reprime a los jubilados o se les recortan medicamentos, y que hemos acompañado a la juventud en su lucha por sus derechos y por la educación pública. Estoy pensando verdaderamente en otra cosa, no en un ámbito electoral.
Si me preguntás específicamente por el peronismo, diría que este viene en un sentido contrario. Lo vimos en la última sesión del martes, donde en cada instancia se va desgranando una parte de ese frente para "ponerse peluca". No son solo los radicales los que están “con peluca”; el peronismo asumió con una lista que incluso incluía candidatos como Juan Grabois y Sergio Massa. Sin embargo, con el tiempo, distintos frentes, como los de Misiones, Salta, Tucumán, Catamarca, San Juan, Neuquén en Diputados, y en el Senado Jujuy y Mendoza, terminaron votando junto con el gobierno en leyes muy, muy antipopulares.
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No veo para nada ni en su discurso ni en las cartas que escribe Cristina Kirchner, donde habla de la necesidad de una "modernización" de las reformas laborales (y ya sabemos lo que eso significa en la "moderna doctrina"), un giro de ningún sector dispuesto a romper con la política tradicional y decir “basta, llegó el momento de luchar”. Incluso aquellos sectores que apuntaban a un discurso más popular, como el Partido de Grabois que mencionaba antes, se han integrado por completo en el peronismo y ahora son una parte dentro del mismo aparato y sistema electoral.
Han apoyado sin cuestionamientos a Sergio Massa, y en el Congreso han votado por disciplina de bloque absolutamente todo, junto con los peronistas tradicionales. Así que creo que verdaderamente debemos pelear por algo nuevo, algo que sea una superación histórica del peronismo, y que nos permita pensar en una fuerza donde la política esté diseñada en función de los intereses sociales y de los trabajadores y trabajadoras, y que sea profundamente anticapitalista.
Si vamos a una discusión de fondo, el problema que enfrentamos es este sistema capitalista, donde el 30% de la comida que se produce en el mundo se tira, donde aumentan las guerras —ya llegó la guerra al centro de Europa— y donde cada día vemos mayores restricciones hacia las mayorías populares.
FM