MODO FONTEVECCHIA
Nueva SIDE

Miguel Ángel Toma: "Los 100 mil millones para la SIDE no alcanzan para nada”

El ex secretario de Inteligencia afirmó que el aumento del 778% en los gastos de la SIDE no es suficiente para “reconstruir la estructura absolutamente destruida” que se heredó. “Es lógico que los fondos sean reservados para que la información no caiga en conocimiento de quien genera amenaza”, sostuvo.

Miguel Ángel Toma
Miguel Ángel Toma, ex secretario de Inteligencia de la Nación | Captura

Mediante un decreto, el Gobierno dispuso la disolución de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la vuelta a la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Miguel Angel Tomá explicó que “no significa nada un cambio de nombre”, porque lo importante es modificar “la orientación, la estructura y el funcionamiento del sistema de Inteligencia en la Argentina. Además, declaró que quien va a dar respuestas sobre el control de la Secretaría será Sergio Neiffert, independientemente de que lo haya nombrado Santiago Caputo. Sergio Neiffert se llevará el éxito o el fracaso de la gestión, no Caputo”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Miguel Ángel Toma fue secretario de Inteligencia entre 2002 y 2003 y secretario de Seguridad Interior entre 1998 y 1999. Además, se desempeñó como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 1985, 1989, 1997 y 1999. También fue presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados.

¿Cuál es su visión general sobre la vuelta de la vieja SIDE y los cambios que está introduciendo el Gobierno en el área de Inteligencia?

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Este cambio no debiera tratarse de una cuestión semántica, es decir, no significa nada un cambio de nombre. Lo que hay que cambiar es la orientación, la estructura y el funcionamiento del sistema de Inteligencia en la Argentina. 

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El kirchnerismo destrozó la inteligencia y la dejó reducida prácticamente a la nada. Esperábamos una reconstrucción del sistema durante el gobierno de Mauricio Macri, pero lamentablemente eso no sucedió. Espero que en esta oportunidad, con las modificaciones que se están planteando, entremos en una etapa particularmente distinta a los primeros seis meses del gobierno de Javier Milei, que en este tema fueron paupérrimos, cuando no deleznables

El nuevo organigrama plantea la construcción de 4 áreas descentralizadas, que básicamente apuntan a las áreas que deben enfrentar una actividad de inteligente: la problemática interna, la externa, la contrainteligencia y la ciberseguridad. 

La implementación de un área de ciberseguridad me parece un hallazgo por dos razones. Por el desarrollo de la tecnología, hoy por hoy existe una enorme cantidad de información en la web. Esta información no está en la web que ingresamos todos, sino en la deep o dark web, que suele utilizar el crimen organizado, el terrorismo, el narcotráfico o la trata para intercambiar información. 

En el mundo moderno, las guerras cibernéticas ya tienen un rol sustancial. Argentina tiene registro de ataques informáticos, como el reciente ingreso a la base de datos del RENAPER. Es importante proteger nuestras bases, porque son elementos estratégicos para cualquier país. Otro ejemplo de ataques de esta naturaleza es el caso del servidor de Google que quiso ser actualizado y terminó en una catástrofe que impidió vuelos y generó una serie de problemas hace unos días.

La otra cuestión, que espero que se dé, es la profesionalización de esta estructura. La AFI que se heredó, ahora llamada SIDE, está perforada por agentes extranjeros y por militancia rentada.

Por agentes extranjeros me refiero a estructuras de inteligencia de Cuba o Venezuela, que han tenido un rol protagónico en la protección y en la complicidad de determinados hechos, como cuando ingresó a la Argentina el avión venezolano iraní. El jefe mismo de la Inteligencia argentina salió a decir que se trataba de un vuelo de entrenamiento, cuando el piloto era un miembro de la fuerza Quds. La fuerza Quds fue determinante en la voladura de la embajada de Israel y de la AMIA porque es la estructura de operaciones externas de la fuerza iraní en función de actos terroristas. Todo eso hemos heredado. 

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Me parece bien la búsqueda de la profesionalización, tanto en el área interior como en la exterior. Hay dos personas en esas áreas que han servido bajo mi conducción: Alejandro Colombo, que fue delegado de la estructura en España y tiene larga experiencia en materia de inteligencia, y Alejandro Cecati, un hombre de la Policía Federal para la inteligencia interna y que fue miembro de mi custodia cuando era secretario de Seguridad. También tengo que reivindicar que en la formación de los cuadros de inteligencia, a través de la Escuela Nacional de la Inteligencia, han puesto al “Tata” Yofre, un hombre con antecedentes académicos. Creo que este es un buen camino en principio y ojalá se profundice. 

Alejandro Gomel: Hay una discusión acerca de los fondos designados que se le están dando a este nuevo organigrama. ¿Cómo tiene que ser el control de estos fondos?

En principio, hay que aclarar que todas las estructuras de inteligencia del mundo, ya sea los países democráticos o los autoritarios, tienen fondos reservados. Es lógico que así sea, porque esta actividad requiere que la utilización y el destino de esos fondos no sea público para que no caiga en conocimiento de quien genera amenazas a nuestros intereses estratégicos. De eso se trata la inteligencia: de proteger intereses estratégicos frente a amenazas internas o externas.

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Los 100.000 millones no alcanzan para nada desde un punto de vista estrictamente técnico y profesional. Es poco porque, como señalé, hemos heredado una estructura absolutamente destruida. Incluso Cristina Camaño, en su momento, le envió el libro de movimientos de la AFI a un juez de la provincia de Buenos Aires y se puso en superficie el nombre de quien era nuestro agente en el Líbano. Si no lo retiraban rápidamente, ese señor hoy estaría muerto. Consecuentemente, el costo de reconstruir semejante destrucción es altísimo. 

Además, el área de ciberinteligencia es un dato de modernización importante que implica una enorme erogación. Por ejemplo, un banco argentino recientemente gastó 30 millones de dólares para proteger sus bases de datos y operaciones. Si queremos trabajar con servidores que entren en la web profunda y queremos proteger los bancos de datos de la totalidad del Estado argentino, el costo es altísimo. En términos reales, 85 millones de dólares no alcanzan para reconstruir una estructura tan compleja.

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Durante el kirchnerismo, se utilizaban los fondos presupuestarios para financiar una estructura ilegal y paralela de espionaje interno, de la cual hemos sido objeto muchos por ser opositores. También usaron esa plata para la construcción de la estructura de espionaje paralela de César Milani, en cabeza militar, como un mecanismo de control y de represión social.

No se controlaba, porque la Comisión Bicameral de Inteligencia, creada por la Ley 25.520, de la que soy coautor, determinó que la composición de esa comisión tenía 7 senadores y 7 diputados para representar las mayorías y las minorías parlamentarias de ambas cámaras. Como el kirchnerismo tiene mayoría, la comisión se convirtió en una suerte de escribanía que daba fe de todos los desaguisados que se hacían desde la estructura del Ejecutivo en estas operaciones de espionaje interno y de olvido de la inteligencia.

Creo que en esta oportunidad tenemos la posibilidad de que efectivamente funcione la comisión porque el oficialismo no tiene mayoría. El oficialismo tendrá 3 o 4 miembros de los 14 y el resto serán de Unión por la Patria, una oposición cerril, y el resto de una oposición dialoguista representada por el PRO, la UCR o con Hacemos Cambio Federal que es el peronismo republicano, del que soy parte. Eso va a colocar un límite significativo. Conozco a varios de los que están nominados para integrar la comisión, como Cristian Ritondo, y sé que saben del tema y tienen una predisposición a que la estructura y los fondos sean derivados a combatir el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo.

Tenemos una serie de amenazas increíbles. La Triple Frontera  es uno de los sectores geográficos más importantes en el financiamiento de Hezbollah. Les sugiero que lean el informe AMIA que desclasificó Ariel Lijo recientemente: ya hace 23 años atrás estaba claramente identificada la relación entre el delito organizado y Hezbollah. Hoy conviven en la triple frontera el Primer Comando Capital, el Hezbollah y el Ejército Popular Paraguayo que maneja la marihuana que ingresa por la hidrovía. 

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Ha habido un acuerdo militar entre Bolivia e Irán para que Irán entregue tecnología militar, como los drones que utiliza Rusia para atacar a Ucrania, a Bolivia. Bolivia es un Estado narco y se va a aliar con Irán, que es un Estado terrorista.  Lo mismo ocurre en el sur: Chile está al borde de la secesión territorial en la zona de Vaca Muerta. La función de la inteligencia es neutralizar este tipo de amenazas. Hay que derivar los fondos de la inteligencia y no ver que dice cualquier periodista que se oponga a esto. 

Elizabeth Peger: La salida del jefe de Gabinete, Nicolás Posee, fue vinculada a cuestiones de espionaje sobre otras figuras del Gobierno. ¿A esto se refería a esto al referirse a los primeros seis meses del Gobierno como paupérrimos y deleznables? 

Si, todos los rumores y trascendidos que hubo respecto del espionaje interno fueron incalificables. Es la continuidad de las prácticas que queremos erradicar quienes queremos mantener protegidos los intereses del país. En lugar de hacer inteligencia, hacían control de Estado. Además, no habían hecho ningún tipo de purga interna que limpiara personas de países con los que tenemos viejos conflictos, como Cuba o Venezuela, de lugares como la sede de la secretaría. 

EP: ¿Le preocupa que el área de Inteligencia esté bajo el control de Santiago Caputo, que no tiene cargo ni responsabilidad en la gestión pública?

Independientemente de quién puede haber puesto al actual director de la SIDE, el que tiene que responder sobre esto es quien ocupa formalmente el cargo. Quien va a ir a la Comisión Bicameral a dar las respuestas y responder a todos los requerimientos que haga el Congreso en términos del control, no es Santiago Caputo, es Sergio Neiffert. La responsabilidad recae sobre el jefe de la SIDE, independientemente de quien lo haya propuesto. 

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El verdadero desafío de Neiffert es conducir y coordinar las distintas áreas del sistema de inteligencia. Además de las cuatro nuevas áreas, tiene que coordinar la Inteligencia Criminal, que está en el ministerio de Seguridad, y la Inteligencia Estratégica Militar, que depende del ministerio de Defensa. En el mundo, todas las estructuras de inteligencia tienen ese signo de, alguna manera, restringen la información. Estados Unidos pagó muy caro no tener una buena coordinación entre la CIA y el FBI cuando volaron las Torres Gemelas. Si no hay coordinación, no hay una buena explotación de la información que produce cada área. Más allá de que no tenga el expertise, esta es la tarea de un jefe de Inteligencia. Conducir es esencialmente fijar objetivos, designar personal y coordinar el accionar de la estructura. Sergio Neiffert se llevará el éxito o el fracaso de la gestión, no Santiago Caputo

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