Jorge Ernesto Bergoglio, primo tercero de Jorge Mario Bergoglio, dialogó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), sobre los orígenes italianos de la familia del papa Francisco y su visita al Vaticano en 2014. “Francisco fue el líder más importante del mundo y la persona más importante de la historia argentina”, sostuvo.
Jorge Ernesto Bergoglio es primo tercero de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco. Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, es abogado y enseñó Derecho Romano en su universidad. También estuvo al mando de la Dirección General de Publicaciones de la misma casa de altos estudios. Hoy, jubilado, es vicepresidente de una empresa italiana en la ciudad de Córdoba. En 2021 publicó “Historias de la inmigración y la vida piamontesa en un pueblo chico", donde contó anécdotas de los primeros representantes de la familia Bergoglio en Argentina.
El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco comenzará el 7 de mayo
Cuando usted firmaba o se presentaba en cualquier lado y decía “Soy Jorge Bergoglio”, ¿qué le decía a la gente?
En primer lugar, quiero descartar cualquier comentario de tipo político de la opinión y actitudes del Papa.
Perdón, no tiene nada que ver con lo que usted está diciendo. Discúlpeme, no sé por qué se anticipa. Estoy haciendo casualmente preguntas de tono humano, que es lo que voy a hacer. Así que no tenga miedo. No se asuste porque no le vamos a preguntar nada de política.
Me anticipo porque es riesgoso opinar en ese aspecto, porque hay muchos vericuetos. Si me permitís que lo remonte a 2013, al día siguiente que lo eligieron Papa tenía mi casa llena de canales de televisión y de radios. Me llamó por primera vez una radio de la cadena Caracol. Al día siguiente, me llama una periodista del diario ABC de España y me dice: “¿Hay algo interesante que usted nos pueda contar?”. Entonces yo le doy noticia de un mail que me había mandado Bergoglio, cardenal todavía, porque estábamos editando en Italia un libro sobre la inmigración. Una organización italiana, del pueblo de mi abuelo piamontés, que está cerca de Torino y se llama Santena, edita todos los años un volumen con cosas interesantes de los habitantes, como su participación en la guerra. Ese año correspondía relatar historias de familias y eligieron cuatro familias icónicas. Una de ellas fue los Bergoglio.
Entonces el Papa me relató que el abuelo, cuando vino a Argentina, tenía un hermano que había llegado cuatro años antes a Paraná, y que ya había hecho una fortuna. A tal punto que había erigido el edificio más alto de Paraná, con el nombre de Palacio Bergoglio. Entonces, el hermano le dijo al abuelo que vendiera todo. Eso cuenta Jorge Bergoglio. Hace poco, en un relato de una entrevista que hizo Fontevecchia, que duró más de dos horas, él vuelve a repetir esta anécdota. El abuelo de Francisco tuvo que devolver los pasajes que había sacado en el barco Princesa Mafalda, nombre que llevaba en homenaje a la hija del rey, porque le faltó cobrar una plata. Entonces sacó en el Julio César, un mes después. Y resulta que el Princesa Mafalda se hundió en Brasil: rompió la hélice, perforó el casco, y murieron quinientos ahogados. Por eso se lo conoce como el Titanic italiano. Jorge Bergoglio me dice: “Mirá lo que es la vida. Si mi abuelo no hubiera devuelto los pasajes, es probable que se hubiera ahogado, y es casi seguro que yo no existiría”. Yo le mando eso al diario ABC, y a los tres días me mandaron un título que dice: “Un naufragio que pudo cambiar la historia del mundo”. Vaya si es la historia del mundo el papado de Francisco.
Recuerdo que eso que usted está contando lo dijo Francisco en el reportaje que yo le hice. Tenía que ver con una pregunta más metafísica respecto de algo que es un poco impúdico preguntarle a un Papa: si finalmente creía en la suerte o no. Uno podría considerar una idea de designio. Si el abuelo del Papa no hubiera devuelto esos pasajes, Bergoglio no hubiese nacido Francisco no hubiera sido Papa. Entonces, esos pasajes tenían que ser devueltos para que hubiera un Papa “del fin del mundo”. Alguien creyente creería que en realidad no fue la suerte, sino el Espíritu Santo. Yo recuerdo también que él se conmovía hablando de un familiar cruzando el Riachuelo, en bote, en el municipio de Lanús, en la zona de Valentín Alsina. ¿Usted recuerda algo de los Bergoglio en Valentín Alsina?
No. Esa noticia de cruzar el Riachuelo no la conozco. Lo que sé es que el abuelo se radicó en Paraná junto con el hermano, pero su presencia en Buenos Aires no la conozco.
¿Puede ser que sean tíos abuelos? Bergoglio cuenta siempre que a él lo llevaba al colegio la abuela. Por lo tanto, no estaba en Paraná. Entonces, él consideraba a la abuela materna. Empiezo a pensar inclusive que ya no sean los Bergoglio, sino la abuela materna y el abuelo materno.
Sí, puede ser. Hay una nota muy completa que publicó TN, a iniciativa de una periodista de Mendoza. Me pidió una serie de datos personales, de mi familia, y de lo que pasó cuando visitamos oficialmente a Francisco, ya Papa, en 2014. Ella se despachó con un “notón”, como le dicen ustedes. Ahí elabora una especie de radiografía de la familia del Papa que es muy interesante. También habla de la nuestra, y de nuestra visita a Francisco, que fue muy emocionante. Nos invitó a su misa privada de todos los jueves a las 7 y a desayunar en Santa Marta. Yo aparecía como si fuera no sé qué, nada que ver con lo que soy, que soy totalmente de perfil bajo. Pero todo el mundo me llama. Esta semana tuve seis entrevistas por día con medios distintos.

Espero que esta sea un coronario y que ya el periodismo lo deje tranquilo. ¿Le preguntó alguna vez a sus padres por qué le pusieron Jorge? Era un nombre en esa época bastante común, yo también me llamo Jorge.
La verdad que no, pero es un honor porque está de por medio San Jorge.
Creo que por esa época estaba de moda por un rey inglés, que era bastante célebre en aquel momento. Una cosa que le escucho decir a los italianos es que Bergoglio sentía que volver a Italia era volver al lugar donde habían metido los abuelos y cerrar un ciclo. Un Papa del fin del mundo, pero al mismo tiempo también italiano en algún sentido. Por ser nieto de inmigrantes italianos, ¿se sentía un poco italiano?
Perdoname, ¿cuál es tu apellido?
Fontevecchia. Bien italiano, señor.
¡Ah! Yo pensé que era un periodista. ¿Vos sos el CEO de todo el grupo?
Sí, soy yo.
Te estuve viendo en la entrevista, que duró como una hora y media.
Si, casi tres horas duró. La repetimos porque mucha quiso volverla a ver.
Pero le preguntaste todo, como sos vos. Perdoná que te tuteé.
Fue mérito de él. Yo siempre explico que la dimensión modifica una entrevista. No es lo mismo una entrevista de 10 minutos que una de una hora. Como dice Bergoglio, “el tiempo es superior al espacio". La riqueza que pueda tener esa entrevista como testimonio es resultado de que él decidió que sea así de larga. Él quiso dejar testimonio de un video que, como usted habrá visto, no era para preguntarle sobre la coyuntura, sino sobre temas que sean perpetuos.
Yo creo que duró tanto porque fue de gran altura. La gran altura que le da un periodista como Jorge Fontevecchia y la altura que le da una personalidad como Francisco, que por ahí era medio crítico en sus opiniones.
La entrevista de Jorge Fontevecchia con el Papa Francisco
Cuando lo fui a ver a Francisco, le conté que tengo un tío abuelo obispo y me siento híper argentino. Las veces que me tocó no estar en la Argentina, a veces por decisión mía y otras veces no, siempre quería volver a la Argentina. Extrañaba mucho, a pesar de que tengo abuelos italianos. Por eso le preguntaba, en el caso de su primo, si el hecho de haber hecho toda su carrera jesuítica, y luego haber sido Papa, le desarrolló una relación con Italia y con el Vaticano. Me imagino que la relación con Italia de él fue mayor a la de cualquier nieto de italiano, que a lo mejor podía ir a Roma una vez cada tanto. Además, continuamente tenía relación con Roma y con el Vaticano hablando en italiano. Era prácticamente italiano. Me hizo reír una monjita hindú, a la que querían entrevistar en inglés. Ella pidió hablar en italiano porque hablaba mejor el italiano que el inglés. Supongo que la italianidad de Jorge Bergoglio es mucho más grande que la mía, aunque también tengo un abuelo italiano.
Sí, yo creo que sí. Él era obispo de Roma, además de ser Papa. En Italia causó impacto, y en todas partes del mundo. Lo maravilloso de él es que universalizó el mensaje. No era un mensaje católico, cristiano, apostólico. Era un mensaje universal, como él viene pregonando ya antes de Aparecida. Anoche estaba viendo en YouTube un discurso que él dio como cardenal, en la reunión de Aparecida. En el libro que estoy escribiendo, “Homenaje a nuestro papa Francisco”, voy a mencionar todo lo que él hizo como Papa, o llevó como gestión de gobierno como el líder más importante del mundo y la persona más importante de la historia argentina. Él ya venía con todo un paquete de ideas que venía exponiendo hacía rato en las reuniones de la Conferencia Episcopal Latinoamericana. Ahí, en ese discurso, él ya esboza la diferencia que él pretende para la Iglesia, o que él sugiere para la Iglesia, entre una Iglesia centrípeta, que se mira el estómago, a una Iglesia periférica hacia los pobres y contra el conservadurismo de la propia curia, el religioscinismo, la lucha a favor de los migrantes. Esos ejes son, para mí, el legado de él, y los voy a poner en el libro. El generó una explosión mundial de receptividad al hacerse cargo de una Iglesia que estaba en quiebra, casi caída totalmente, y perdiendo frente a las otras religiones. A donde iba, era un ídolo.
Le dejo una recomendación y un pedido: ¿qué otros Papas piamonteses hubo? Tomemos a Bergoglio como argentino, pero también como piamontés. Usted, después, cuando tenga ese dato, nos avisa y nosotros lo llamamos y lo entrevistamos nuevamente. Me parece que también dentro de la tradición italiana no debe ser lo mismo un Papa del norte que un Papa del sur.
Sí, con muchísimo gusto. Yo soy representante en la Argentina de la Academia Bonifaciana. La Academia Bonifaciana se creó en homenaje a Bonifacio VIII, que fue Papa en 1300 y que fue el abogado y que codificó todo el derecho canónico. Le voy a preguntar al rector de la academia ese dato y se los voy a pasar. Además, por privado, le voy a mandar a la producción un mensaje sobre un regalito sorpresa que quiero enviarles a este medio tan importante, tan distinto, recto, y que yo he leído siempre con mucha fruición, sobre todo la página final, con la opinión de ese gran periodista con el cual estoy dialogando en este momento. Te felicito de todo corazón.
TV