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MODO FONTEVECCHIA
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Marcelo Longobardi: "Milei tiene una obsesión conmigo"

El periodista habló de su despido de Radio Rivadavia y analizó el rol del sistema mediático bajo el gobierno de Milei. “A esta altura del partido, ya estoy acostumbrado a que me echen” dijo en Modo Fontevecchia.

Marcelo Longobardi
Marcelo Longobardi | NA

El periodista Marcelo Longobardi dió detalles sobre su desvinculación de Radio Rivadaviay consideró que es algo que se venía gestando hace tiempo. “El desencadenante puede haber sido el reportaje Hugo Alconada Mon que fue brutal”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Marcelo Longobardi es periodista, conductor de radio y de televisión, fue líder de la primera mañana en Radio Mitre con Cada Mañana, un clásico radial que duró más de una década. Hizo televisión, primero en América TV junto a Daniel Haddad y luego en 1997 en Sin Límites en la TV Abierta. Tras seguir la pista de Anillaco, considerado uno de los íconos de la corrupción política menemista, el programa fue dado de baja. También sufrió reiteradas presiones de Néstor Kirchner por la posición crítica que Longobardi más tenía con su gobierno. 

Ayer Marcelo Longobardi se enteró de que fue echado de Radio Rivadavia como si fuera un revival de lo que pasó ya tantas veces con el menemismo, con el kirchnerismo y ahora con Millei. Se repite una vez más la misma historia… 

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Primero quiero recordar que fuiste el único periodista que defendió nuestras posiciones en el tema de la pista de Anillaco. Sacaron una doble página extraordinaria en la Revista Noticias, cuando luego de ese acto tremendo fue el despido de América 2, los medios nos dieron la espalda. Fuiste quien dio la primicia de mi despido de Radio 10. Y ahora otra vez. Así que ahora también, hay una simbiosis oculta entre vos y yo. Estoy muy honrado de esta tercera vez que ocurre lo mismo de hacerlo contigo. 

Que no me sorprende lo más mínimo porque parece que es una continuidad de exactamente lo mismo, tanto en vos como de un sistema de poder que gira a lo autocrático. 

A mí me parece, en términos generales, aunque después puedo encontrar detalles, que el tema de Radio Rivadavia es una anécdota. La radio exhibió argumentos totalmente inverosímiles, no solamente ayer, sino desde hace bastante tiempo. Yo conté algo de esto en una reunión que mantuvimos hace un mes con un grupo de  periodistas, ¿te acordás?

Si. Y vale recordar a la audiencia que Marcelo Longobardi es parte de la Academia Nacional de Periodistas y varias veces todos nos hemos preocupado por su situación. 

Sí, sí, la última vez se canceló, lamentablemente, por la muerte de Beatriz Sarlo, pero en la anteúltima reunión yo les conté algunos detalles. Y acá el problema de fondo ya no es ni Rivadavia, ni yo. Creo que, a esta altura del partido, es un pequeño botón de muestra de hacia dónde se dirige la Argentina.

A mí me da la impresión de que, montado sobre lo que aparenta ser un éxito, que tiene que ver por supuesto con la economía, el Presidente ha marcado un rumbo. Ha mostrado cada vez más rasgos autoritarios, autocráticos, que no tienen que ver con la forma. Hay un malentendido acá, Jorge. Yo por su presupuesto comparto tu punto de vista respecto de la relevancia de las formas, pero me parece que esto va mucho más allá de las formas. 

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No es un problema solamente de vulgaridades, de insultos o de malos modales. Hay algo, me parece mucho más relevante, detrás de esos malos modales, que son estos rasgos, estos sesgos tan marcados de un Presidente que ya se compara con Julio César. Yo me quedé muy impresionado con esa comparación, cuando citó a la Legio XIII, que fue el comienzo de una dictadura. No sé si lo hizo deliberadamente o no. 

Pero yo durante todo este tiempo, este año de Milei, mantuve un punto de vista inmodificable. Yo acepto que la economía puede estar mejor y en eso comparto alguno de los puntos de vista del Gobierno, pero yo no puedo subordinar las cuestiones de carácter institucional a la baja de la inflación o a otras cuestiones por el estilo. O a las modas, o a las encuestas. 

Por lo tanto, mantuve una postura muy firme respecto del otro lado de la historia, que es el control institucional, el tema del desprecio por las instituciones, el desprecio por la libertad de expresión. En los agravios hay algo mucho más grave que un agravio. Me quedé impresionado viendo una entrevista de Carlos Pagni a Natalio Botana. Botana dijo: “acá hay muchos tipos de liberalismo. Y hay uno de ellos que es un liberalismo de carácter autoritario, el de China, por ejemplo, y casos de otros países”. 

Entonces, me parece que en términos generales esto se parece al gobierno de Nayib Bukele. En ese caso también, montado sobre un supuesto éxito, se ha corrido, ha deslizado en su país a un formato muy autocrático muy parecido al de Chávez. Entonces, me parece que, inspirado en Julio César e influenciado por Donald Trump y por sujetos como Víctor Urbán, por personajes como los de Vox, y por los desopilantes intelectuales que lo rodean, al igual que en su momento Cistina Kirchner, que fue muy influenciable también por los rusos, los iraníes y los chavistas, el Presidente toma un camino muy peligroso.

Yo puedo entender que la opinión pública no comparta este punto de vista y que la gente se aferre a un  momento económico un poco más saludable. Pero yo no puedo evitar lo que yo pienso y no puedo evitar decirlo. Y eso ha tenido un costo importante para mi. Pero a esta altura del partido, ya estoy acostumbrado a que me echen. 

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Alguna vez lo conversamos entre vos y yo en privado, cada echada me resultó finalmente una nueva oportunidad. Pero he tenido la obligación conmigo mismo de sostener esta visión que tenemos algunos de la vida pública argentina. Hay algunos comentaristas relevantes que han escrito sobre la obsesión de Milei  conmigo. Que tal vez tenga que ver también con su modo de organizar la política argentina. El tipo es un radicalizado. Por lo tanto, cuando un radicalizado del kirchnerismo lo critica al tipo le viene bien, es parte de su lógica. Pero a mi,  ¿dónde me ubica? ¿cómo explica mi crítica? Me tiene que sacar del medio… 

No es una crítica desde aquel que no haya combatido al kirchnerismo, no es una crítica desde aquel que no comparta una lógica económica liberal, así que duele muchísimo más. Marcelo, vos hablabas de los tres hechos, Menem, Kirchner, ahora Millei, y que finalmente cada uno significó una apertura a una nueva oportunidad. Pero antes de hablar del futuro, me gustaría significar el pasado. ¿Qué encontrás en común en estos tres casos, tanto en vos como en quienes se ocuparon de sacarte, de quitarte que tengas voz? ¿Cuánto habla de ellos y qué repetición hay de la historia en estos momentos?

El caso de Menem fue distinto. Yo nunca conté los detalles, pero esto es muy parecido a lo de Cristóbal López, es prácticamente idéntico. Hasta el procedimiento fue idéntico. Fue una especie de deja vu, porque todo lo que venía ocurriendo en los últimos dos o tres meses empezó a parecerse mucho a Cristóbal López y Fabián de Sousa. Hubo un proceso de desgaste, de rumores, de objeciones sobre el programa, de objeciones sobre la gente que trabajaba conmigo. Echaron a una persona a la que yo pedí especialmente que no echaran. Fue todo un formato muy parecido. 

Recuerdo aquel día famoso que publicaste la primicia de mi despido en Radio 10, Fabián de Sousa por lo menos tuvo la delicadeza de llamarme por teléfono, fue más educado conmigo. Y me dijo: “mirá, hemos optado por una opción más competitiva” esas fueron sus palabras. Y yo ya sabía lo que estaba pasando porque lo sabía todo el mundo, estaba la tapa de los diarios. 

Y esto se pareció mucho, aunque de manera bastante más indirecta, más vidriosa, más turbia. La relación con los dueños no daba para esto, ni el rating del programa era tan malo. Estábamos un punto por encima del promedio de la radio. La cuestión de la presencialidad es una estupidez anacrónica que no tiene sentido, que es una excusa, la única que tenían obviamente. Es decir, el proceso fue muy parecido. 

En el caso de Anillaco hubo un proceso, que yo no descarto que haya ocurrido en este caso, pero no lo puedo saber. Lo que pasó con Anillaco es bastante duro para contar, pero lo voy a hacer igual.  Pasó bastante tiempo hasta que entendí el proceso de lo que ocurrió con la pista de Anillaco. Nosotros habíamos encontrado un artículo en la tapa de la Nación que no tenía imágenes, que era un pequeño recuadrito que decía: “Menem se hizo una pista de Anillaco”. 

En ese momento teníamos un equipo de  producción, cosa que ya prácticamente no hay en ninguna parte. Éramos un grupo importante, estaba Luis Majul, estaba Román Lejtman, estaba el señor Leuco. Y teníamos un productor importante que venía de España. Entonces decidimos contratar una avioneta y aterrizar en la pista. Cuando el canal se entera de ese episodio, empieza a promoverlo. Esto lo entendí mucho tiempo después de Jorge, y creo que no lo hablamos nunca entre vos y yo. 

Empezaron a hacer una especie de súper promoción, que a mí me parecía raro porque yo entendía que el canal quería opacar el asunto, quería atenuarlo. Y de repente me encontré con que la promoción salía cada cinco minutos. Y me insistieron para que le dedicara todo el programa al informe. Yo me acuerdo que lo llamé a Majul le dije “Acá está pasando algo extraordinario, el canal nos re banca, vamos a hacer todo el programa entero con el informe de Anillaco”. Y cuando faltaba una hora y media para el programa el canal me pide que levante el informe bajo argumentos legales. Y yo en ese momento presenté la renuncia, no lo dudé ni tres minutos. En ese caso hubo una especie de “transacción a la inversa”. Y yo no descarto que haya ocurrido eso en este caso. Es decir, no es un Gobierno que pide, sino un empresario que ofrece. 

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O sea, que en el caso de Rivadavia dijeron “si no colocamos a Longobardi vamos a conseguir otra prebenda que valga más la pena que tener a Longobardi”...

Hablé con varios colegas y todo el mundo sabía esto. Hasta varios referentes importantes de mi propia radio estaban al tanto de que esto estaba ocurriendo. Y que tuvo un desencadenante que fue el reportaje a Hugo Alconada Mon del lunes. Eso creo que fue un acelerador, porque esto es algo que venía ocurriendo hace bastante tiempo. Podrían haber esperado hasta mis vacaciones o haber intentado algún un formato un poco más prolijo. 

Fue tan intempestivo recibir ayer un despido por mail que a mí me despertó una sospecha respecto de que acá hubo un desencadenante y mucha gente comparte ese punto de vista. He hablado con mucha gente que vos y yo conocemos bien y piensan que el desencadenante puede haber sido el reportaje Hugo Alconada Mon que fue brutal. 

En esa secuencia que te describo del formato Milei, fajate que  Milei no solamente está mostrando rasgos autocráticos cada vez más marcados, sino que está mostrando rasgos opacos. De Kueider para acá, estamos viendo una suma de opacidades muy significativa.

Se me  viene a la mente una cosa que se contaba en Brasil, sobre el fundador de La Globo, probablemente el mayor imperio audiovisual de Iberoamérica, que decía: “esta empresa no se hizo grande por lo que publicó, sino por lo que no publicó”. En este sentido quería preguntarte si ves que se está produciendo un efecto general en los medios. 

Ayer se dio a conocer que los dueños de Radio con Vos, que es sin duda la radio progresista que más ha crecido en los últimos años y que claramente tiene una posición ante Milei, vendieron. Uno de los que compró se llama Gabriel Hochbaum y salió de América TV. Y de América TV y A24 se están yendo una serie de periodistas, además del director de contenido de La Nación Más, Juan Cruz Ávila. Y uno supone que América, que siempre ha tenido una  línea filoperonista, va a pasar a tener una línea más filomileísta. Entonces, La Nación mantendría su línea filomileista y paralelamente, en el caso de TN, creo también están buscando reforzar eso, ampliando el horario de Jonatan Viale hasta más tarde. 

Si, y te agrego un dato. Tenemos un ministro que es dueño de un medio de comunicación, Gerardo Werthein, que es directamente socio de una radio. Cuyo dueño lo entrevista en la televisión como si no pasara nada. 

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Vos te referís a Majul que es socio de Werthein. Y al mismo tiempo, Majul entrevista a Werthein, no solo en la radio El Observador… Vale decir que Gabriel Hochbaum también es socio de El Observador junto a Werthein y Majul. Hay cosas que ya se venían dando, pero hay otras que se agregan ahora. Son dos medios importantes como América y Radio con Vos que no eran oficialistas. 

Son cosas que encajan con esto que yo te describo. Es decir, estamos viendo un tipo que está montado sobre un éxito a partir del cual se va volviendo una especie de autócrata latinoamericano clásico, populista.Y todo este embate brutal y delirante se traduce en comprarlos. Y yo, francamente Jorge, si es así, prefiero no trabajar. 

No, no, eso no va a suceder, esperemos. Yo entiendo que tu fortaleza y la fortaleza de aquellos colegas que mantienen esa misma posición es que no están dispuestos a jugar a lo que Hegel llamaba “el juego del amo y el esclavo”. Y que por lo tanto están dispuestos a perder, pero ganar en su propia autoestima. 

Vos escribiste hace tiempo una especie de ensayo sobre la grieta en la Revista Noticias. Yo tampoco quiero ser parte de eso, como vos tampoco lo sos. Yo no estoy jugando a la política. Yo tengo un punto de vista, que es el punto de vista que tuve toda mi vida. Probablemente se haya modificado un poco con el paso de los años, tema que conversamos la última vez que tuve el honor de que me entrevistaras en Perfil. Pero en cualquier caso, yo no juego a la política. Yo no quiero intervenir en la política. Yo tengo un punto de vista, hago reportajes, hago resúmenes de noticias, te cuento cómo está el mundo. Ese es mi trabajo Entonces, si esta industria se ha vuelto... Esto que se ha vuelto... Bueno, yo no sé si quiero intervenir. Vos, Jorge, sos una una de las pocas personas que conoce mi cuenta personal. Yo no puedo estar sin trabajar más de un año. 

Y la palabra “ensobrado” me tocó. De hecho, le iniciamos una demanda civil y penal a Milei por el término “ensobrado”, muy parecida a la que realizó Lanata. Y desgraciadamente su enfermedad también quita otra voz. Una voz autónoma, que tiene el suficiente peso como para decir lo que le parezca en cada uno de los momentos. 

A mí se me ocurrió plantear la muerte de  Beatriz Sarlo como  la muerte más inoportuna de los últimos tiempos. Si existiera tal cosa como la muerte inoportuna. La ausencia de Jorge Lanata es muy ruidosa también. Muy relevante la ausencia de Jorge lamentablemente. 

Déjame que comparta algo con vos y con la audiencia. Con Gustavo González el privilegio... En realidad nos costó mucho porque Beatriz no salía de la casa. Y logramos sacarla con la excusa de un almuerzo. Fue hace veinte días, nada más, veinte días antes de su muerte. Y ahí nos contó sobre su próximo libro que se llama No entiendo. Y seguramente incluya una mirada que ella venía sosteniendo desde hace un tiempo. Y es que una de las tareas que tienen los intelectuales y los periodistas dentro de ese grupo es plantearse siempre la dificultad de entender. De hecho el eslogan de la Revista Noticias es “comprender cambia la vida”. Entonces quiero enganchar esto con lo que vos decías: “yo comparto tus críticas a los modos de Milei, pero ojo que no son solo los modos, sino que dentro de los modos viene todo lo otro y se pasa a la violencia efectiva…”

Si, y esos modos en parte generan un clima de la época. La política hoy en día consiste en tener la idea. Y hay trabajos muy sustanciales sobre la cuestión. Por ejemplo de Pablo Semán y un montón de gente en medios internacionales. Lo acaban de echar a Jorge Ramos de Univision, está suspendido Jaime Bailey en Mega TV, suspendido como los chicos de colegio. 

La crónica que hizo El País de Madrid sobre el despido de Jorge Ramos en Univisión de Estados Unidos, al mismo tiempo que los dueños de la compañía estaban festejando con Trump en Mar-a-Lago es una cosa que no se puede creer. Yo estoy viendo en Estados Unidos, donde pasó gran parte de mi tiempo, unos procesos tremendos.

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Sobre eso quería avanzar. Cuando Beatriz Sarlo dice “no entiendo”, plantea el modelo clásico de pensamiento crítico que tiene la ciencia. La ciencia siempre tiene una refutación de lo existente para mejorarlo, y considera que todo conocimiento actual es finito. Porque se mejora con las nuevas generaciones, con los nuevos instrumentos de aplicación, con la comprobación de experiencias que funcionaron y no funcionaron. Por el contrario, aquel que cree que entiende todo, es un dogmático. Y nos estamos volviendo como al Medioevo en la época de la religión, cuando se pensaba que no hacía falta evolucionar, sino que las cosas eran como lo decía el libro sagrado de cada religión. Por lo tanto, aquel que cree que hay una sola verdad, por ejemplo la escuela económica austríaca, no necesita evolucionar, por lo tanto no necesita que haya alternancia de poder y eso lo hace naturalmente autocrático. 

Trump ya coquetea con la idea de que no estaría mal convertirse en dictador por un tiempo. ¿Qué puntos de contacto encontrás en ese avance? Primero de las formas, que también fue el caso de Trump. Uno podría decir que Trump en su primera presidencia estuvo contenido por los contrapesos norteamericanos y que sus locuras estuvieron acotadas. Ahora ya directamente dice, me parece que tendría que ser por un tiempo dictador. ¿Y cuánto de eso hay en lo que vos decís, de que Milei puede pasar primero de no responder a las formas en su oralidad a no poder responder a las formas democráticas de operar un gobierno? 

Yo no soy un teórico, no soy un sociólogo. Pero, evidentemente, hay un mundo que está poseído por la ira. Esa ira puede provenir de la pandemia, de las redes sociales, de la desigualdad o de una combinación de elementos. Y la política se ha convertido en una gestión de la ira. Pagni dijo hace poco “la ira es un insumo de la política” Y me parece que hay una especie de coincidencia, digamos, cósmica, entre este cuadro de cosas a nivel global y ciertos líderes que encajan con eso. Es difícil saber qué es lo que viene primero, si Víktor Orbán o la ira, si Donald Trump o la ira, Boris Johnson o la ira o Milei.

Pero de alguna manera hay una complementación que en general le llamamos clima de época. Creo que Milei interpreta muy bien ese clima de época y eso lo excede por mucho. Si vos mirás lo que está pasando en la política alemana, donde puede derrumbarse la coalición gobernante y llegar al poder Alternativa para Alemania. Está pasando en Alemania, no está pasando en Irán. Entonces me parece que estamos en una situación muy complicada a nivel global, es decir, hay que volver al libro de Steven Levitsky Cómo mueren las democracias. No soy solamente yo el que lo planteo, sino que es un tema del mundo. 

Y Milei encaja con ese mundo. Milei ha sido un gran intérprete, ha encajado, como Ménem en su momento, como Alfonsín en su momento, y como Kirchner en su momento, en las primeras épocas. Alfonsín encajaba perfecto con los 80, la vuelta de la democracia en América Latina, etc. Pero Ménem encajó también con el clima de época, que fue lo que se llamó el consenso de Washington. Kirchner encajó también con el chavismo y la América Latina Bolivariana. 

En cambio, Macri no encajó con ningún clima de época. De la Rúa tampoco. Alberto Fernández tampoco encajó con ningún clima de época. Pero sí Milei. Tenemos cuatro personajes myu interesantes para mirar desde ese punto de vista. Alfonsín, los Kirchner y Javier y Milei. Y a la inversa, de la Rúa, Macri, Alberto Fernández, cuyos resultados fueron pésimos, no encajaron con nada. 

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Y en ese sentido, aprovechando que estás en Estados Unidos, ¿qué visión tenés de qué ayuda o qué problemas podría traerle Trump a Milei? 

Mira, acá, el tema acá es el asunto de las derivaciones del proteccionismo. ¿Qué conecta a Trump con Milei? ¿Sus ideas liberales o libertarias? No. Donald Trump, no solo no es un libertario, sino que ni siquiera es un liberal común y corriente. Trump es un intervencionista total. Que ha planteado, además, una suba de aranceles masiva. Si ese planteo es una amenaza para negociar o es una realidad yo no lo sé. Pero acá no lo están tomando en serio. Eso puede derivar en una inconveniencia para los países emergentes, como por ejemplo, la Argentina, que tiene un gran talón de Aquiles en su programa económico que es el tipo de cambio. 

Es un tema un poco tabú, ¿viste? Si uno menciona el tema parece que uno es una especie de demonio.  

Yo lo he visto cuando era jovencito con la tablita de Martínez de Hoz, cuyo pensador fue el mismo que pensó esta, que fue Ricardo Arriazu. Y eso finalmente tiene patas cortas y algún episodio tipo cisne negro finalmente termina generando un conflicto. Quizás sea lo que está pasando en Brasil o puede ser que Trump se vuelva loco y haga una catástrofe con el comercio mundial. Entonces acá se está tomando en serio esa perspectiva. Y yo creo que eso puede afectar justamente al talón de Aquiles del programa económico que es el tipo de cambio. Hay gente que no quiere hablar de esto porque queda feo. Pero es un tema que hay que mirar. Cavallo ha ofrecido una solución al tema. Esto es levantar el cepo porque finalmente, ¿qué es el cepo? Control de cambios para que no ocurra este problema. Sería levantar el cepo y bancarse un impacto en el tipo de cambio, que puede tener un impacto inflacionario. Pero Milei es influenciable. 

Si, hoy Rubinstein también estaba proponiendo una larga alternativa de salida... 

Sí, sí, lo ha hecho Broda también. Y lo hacen muchos en privado. Y Trump por otra parte, fuera de su perspectiva económica, está por reconfigurar el mundo, digamos. Porque el Trump que estamos viendo ahora es mucho más grave que el Trump de hace otros años. Es un Trump muy aislacionista, es un Trump muy vinculado con Vladimir Putin. Es un Trump que puede desconectar a Europa de la OTAN o Estados Unidos, porque ya la OTAN dejó a Europa abandonada a la locura de Putin y Compañía. 

¿Cómo se le puede ocurrir Kennedy en la salud? ¿O a un antivacuna? Vuelve al oscurantismo. Estamos viendo un Trump delirante, totalmente megalómano, disparatado, autocrático, fascistoide, agresivo. Tenemos que reconocer, contrariamente a lo que nosotros pensamos, que eso funciona. 

Yo lo sigo mucho a Krugman en el New York Times y él lo anticipó hace mucho tiempo.  Debe haber sido en abril o mayo pasado. Dijo, “miren que la economía va fenomeno pero la gente no lo percibe”. Y hay un relato, ha prendido en el sentido de que los logros del país en materia económica, la gente no se los cree. Porque un relato supera... Es la posverdad, ¿viste?

A pesar de que bajó la inflación del 10% al 2%, a pesar de que en la bolsa subió 40% y a pesar de que dejó la economía con pleno empleo se percibe que dejó la economía en una crisis. Es la posverdad. La mentira del relato supera los hechos en la realidad. Yo estoy muy impresionado con el fenómeno de Biden, que conecta  no solamente con Milei, sino con que conecta con Bukele, conecta con lo que va a pasar en Colombia, porque después de Petro viene una señora que es muy parecida a Milei. 

Está pasando de la parte de Europa. Si vos mirás lo que está pasando en los procesos europeos, que aún no han alcanzado el poder en muchos casos, pero están cada vez más cerca, Y lo ha logrado Orbán. O el caso de Francia y Alemania cuyos dos primeros ministros o presidentes están acosados por los extremos. No importa si el extremo es de izquierda o de derecha.Es muy interesante el caso de Keir Starmer en el Reino Unido que por ahora sobrevive a estas convulsiones extremistas. Ahora el resto, hasta Justin Trudeau está tambaleando. O sea, el centro está tambaleando en el mundo, no solamente en Argentina. 

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Déjame volver con Trump y el dólar, que parece ser el gran problema. Si Milei llega a octubre con un dólar más o menos de 1.000 y una inflación de cerca del 1% ¿se podría repetir eso del 1 a 1 de los 90, otra forma de 1 a 1 de los 90 que le permita un triunfo electoral? Y allí hay toda una discusión sobre hasta qué punto Argentina puede resistir un modelo económico desindustrializante, un modelo económico fundado especialmente en las exportaciones.

Ayer entrevisté al historiador Quinn Slobodian, director de la American History Review. Y su último libro, que va a publicar ahora en 2025, casualmente es sobre la escuela económica austríaca. Entonces, yo le preguntaba por las contradicciones entre Trump y Milei, porque la economía de Trump es totalmente nacionalista, una economía totalmente cerrada, y la de Milei es universalista. Y él me dice que no. Que desde la perspectiva de los norteamericanos, Estados Unidos es un mercado de tal tamaño que no depende de las exportaciones, no necesita exportar, tiene su mercado interno y nunca necesita exportar. 

Mientras que a los libertarios, incluso Milton Friedman, siempre les gustaron las islas, como Hong Kong, Irlanda, de alguna manera El Salvador, y la idea de que son lugares chiquitos fuera del mundo. Él marcaba que en 1970 había 700 paraísos fiscales o lugares especiales en el mundo, y hoy hay seis mil. 

Y que finalmente la teoría de los libertarios y del Silicon Valley, con esta idea de que no haya Estados, es que finalmente haya tantos lugares como estos, donde finalmente residan las sedes, las holdings de todas estas compañías, en las cuales no haya que pagar impuestos. Entonces, finalmente los Estados se minimicen, se jibaricen. Y él planteaba que no había que mirar más Washington, sino Seattle. El poder norteamericano no está más en Washington, está en el Silicon Valley. Y muchas veces Milei plantea esas cosas. Que le gustaría que la Argentina fuera como Irlanda, un paraíso fiscal.

Claro, bueno, déjame decirte una cosa en el terreno de las ideas. Una cosa es el liberalismo, otra cosa es la escuela austriaca de economía, y otra cosa son los libertarios. Pero son tres cosas completamente distintas. Y yo personalmente no encuentro mucha vinculación entre los liberales y los austriacos clásicos, a lo que yo he leído todos de joven, con Murray Rothbard.

Y que vos te fijás en el modo en el que Milei describe su conexión con Rothbard. Él describe una conexión de carácter religioso, no ideológico. Él relata en algún reportaje que él va a la calle Corrientes y encuentra un libro de Rothbard. Y se lo compra. Y ahí se le aparece la revelación. Él describe su conexión con Murray y Rothbard como alguien que se encontró con Dios. Como alguien que se le apareció la virgen.Y él abandona la escuela austriaca y cualquier noción liberal clásica, a la que todos, de un modo u otro, adherimos. 

Y él encuentra a Rothbard que es un delirante, ni siquiera un intelectual de fuste como Friedman, no estamos hablando de Keynes, no estamos hablando de Haydn, estamos hablando de un tipo que dice cualquier cosa. Milei describe a Rothbard como si le hubiera encontrado con Jesucristo. 

No, pero es un buen ejemplo. Los libertarios norteamericanos dentro del Partido Republicano son un ala mínima, infinitesimal. 

No, no existe. Es una cosa disparatada. No, no he leído todo. Pero he repasado mucho de Rothbard y es un delirante.

Slobodian decía que esta idea de paraísos fiscales y de que no haya industrias es otra forma de colonialismo, otra forma de extractivismo: un extractivismo fiscal. Me contaba ayer el máximo matemático argentino que tenemos, Gregory Chaitin, que en Marruecos se fundó una de las escuelas del futuro, de las universidades del futuro, los estudios avanzados. Hay 20 universidades en el mundo que tienen estudios avanzados; la de Princeton es la característica, donde estaba Oppenheimer y la creación de la bomba atómica. Pero el planteo es que en Marruecos se hizo el último gran centro de estudios avanzados gracias a una mina de fosfato, que es la mayor exportación de Marruecos. El fosfato se utiliza para todos los fertilizantes, entonces hay como una cultura económica que dice: "Bueno, los lugares que tienen materias primas que se dediquen a eso. Los otros lugares sean paraísos fiscales, fuera de Estados Unidos. Pero en Estados Unidos, o en China, hay que poner industrias, hay que mantener los modelos de economía. Acá los libertarios ni entran".

Hay una frase que creo que pertenece a Jorge Diotti, que dijo que Milei tenía en la cabeza una utopía retrospectiva. Cuando él cita a la Argentina gloriosa de 1880, como el país más importante del mundo, y esas cosas que dice, finalmente es una utopía retrospectiva. Un país extractivista del litio, por las baterías. Son mundos distintos.

Bueno, a ver, esto que estás planteando aquí obviamente excede por mucho, pero, de alguna manera, veamos cómo concluye la tecnología de Elon Musk. Me decía un presidente de Australia, en Estados Unidos, que Elon Musk no vende autos, sino que vende software. Un software que nos controla. "¿Cómo que vende software? Elon Musk vende autos". No, Elon Musk vende software. Elon Musk quiere ver qué haces adentro de tu auto.

Me decía Gregory Chaitin que como ingeniero Elon Musk era un genio.

Sí, claro. Bueno, el tipo vende software, no vende autos. Autos vendía Ford. Vos sabés que yo me acuerdo siempre de un tipo genial, Luis Bernicke. Por ahí escuchaste el nombre, lo conociste. Fue un gran directivo de las automotrices. Él escribió un libro donde decía que el paraíso, sinónimo de la libertad después de los años 50, era tener un auto. Yo pensaba: ¿cómo poner eso en términos actuales? Hoy las compañías de seguros en Estados Unidos te ponen una cámara adentro del auto para ver qué hacés. Y el software de Elon Musk en los Teslas, que finalmente se lo van a terminar comprando todas las compañías de autos, sirven para que le mandemos mucha información a Elon Musk sobre nuestra vida, nuestras preferencias, a dónde vamos, a qué hora volvemos, como ocurre con los teléfonos celulares.

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