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Homenaje

Marcelo Longobardi: "Fui testigo de la relación de Lanata con Clarín, era inmanejable"

El periodista recordó a Jorge Lanata y aseguró que ser crítico del poder era una “parte constitutiva" de él: "No había forma de manejarlo".

Marcelo Longobardi
Marcelo Longobardi | NA

Tras seis meses internado, el periodista Jorge Lanata murió este lunes por complicaciones de salud. Marcelo Longobardi, quien compartió años con él en radio Mitre, admitió que si bien estaban distanciados hace años, su fallecimiento le impactó y aseguró: “La muerte de Jorge es el fin de una época en la televisión”. “Como una suerte de presagio diabólico, la grieta le cayó arriba a él también cuando se murió porque el presidente Milei no se manifestó”, observó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). 

Marcelo Longobardi es periodista y conductor de radio y televisión

Deben ser 2.000 mañanas que compartiste con Jorge Lanata. Yo había dicho "vientos tristes", con la desaparición de Beatriz Sarlo, la real desaparición de Lanata, ya llevaba seis meses fuera de los medios y ahora la tuya a fin de año. Me gustaría una reflexión de qué sentiste todos estos días respecto del fallecimiento de Jorge. 

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¿Me permitís decirte un par de cosas? Anoche vi tu reportaje a Franco Benardi, a Difo, un filósofo italiano, y recomiendo a la gente que lo vea. Me pareció fascinante. Con independencia, no comparto su pesimista punto de vista, pero me pareció una de las mejores notas que he visto en los últimos tiempos. Una gloria me pareció. 

El lunes le hice la segunda parte porque no pude hablar más de una hora seguida. Cuando hice eso que vos leíste, era más largo, hizo apenas la mitad del cuestionario. Este domingo va a salir la segunda parte.

Te juro por Dios que quería meterme en la pantalla de la computadora para hacer una pregunta. 

Hubo un momento en el que casi me pongo a llorar de la emoción. Me acuerdo una vez que Víctor Hugo, en el Colón, se puso a llorar y me dijo: "No sé por qué lloro". Yo le dije: "Llorás porque hay 300 personas ahí que están haciendo eso con tanto amor que te pones a llorar". 

Es una especie de filósofo-actor, una cosa genial, tan genial. 

La muerte de Jorge me impactó mucho personalmente, a pesar de que tenía una cierta distancia con él, como le pasó a mucha gente. Toda la gente como Lanata, con talento, viene acompañada de aspectos complejos. No hay nadie como Lanata que sea fácil ni normal en el buen sentido de la palabra. Entonces, hubo un distanciamiento muy fuerte. 

Nos reencontramos públicamente en un reportaje que hice. Yo no dudé en llamarlo a pesar de la distancia, y él tampoco dudó en atenderme. Justamente empezamos a conversar sobre lo que finalmente ocurrió, que fue el avance del Gobierno sobre la prensa profesional. Fue una nota muy linda, tanto desde lo profesional como desde lo personal, porque era interesante ver que dos personas que tenían un inconveniente podían conversar durante 50 minutos sin tener que decirse nada, sin tener que decirse "sos un hijo de tu madre". Fue una linda despedida, porque no me hubiera gustado presenciar su muerte sin haber conversado con él durante años. 

Yo me divertí mucho con Lanata. Esto no lo conté nunca. Cuando llegué a radio Mitre, Jorge Porta me dijo: "Mirá, vas a convivir con Jorge, sabés que es difícil". Y naturalmente que es difícil. Nadie como Lanata es fácil, y la verdad es que yo rompí un poco ese presagio. Nos llevamos genial durante mucho tiempo y nos divertimos como dos perros. Yo asistí muy de cerca al declive de su salud, que empezó poco tiempo después de que comenzáramos a trabajar juntos. Yo pensé que no se iba a morir. Yo he visto atravesar situaciones muy complicadas, muy de cerca. 

En las radios todos nos sentamos siempre en la misma silla, es algo mecánico, como que facilita el intercambio. Jorge viene un día y me dice si le puedo cambiar el lugar de la silla. Con todo respeto, me dijo: "Mirá, me quedé sordo del oído derecho, por lo tanto, te pido si podemos rotar el lugar porque no te escucho". Yo le dije que sí, obviamente, y le pregunté qué le había pasado. Él tenía diabetes y derivaba en neuropatías. Cuando le pregunté qué había dicho el médico, me dijo que no tenía solución. Yo le dije que era muy amigo de un famoso médico y uno de los mejores de la historia argentina y que lo podía llamar. “No te preocupes”, me dice. “¿Qué otro médico?”, le dije yo, y me contestó: “No, otro oído”. Y yo lo he visto dejar pedazos de su vida, de su cuerpo, en el trabajo. Sobre él está básicamente todo dicho, por eso quiero meterme en otra parte, que es su conexión con la actualidad.

La muerte de Jorge es el fin de una época en la televisión, nunca más veremos eso, porque cada 50 años aparece un Lanata o un Neustadt, aunque Neustadt era un tipo horrible que conocí muy bien, y eso no va a pasar en el corto plazo. El periodismo de investigación va a quedar limitado a Hugo Alconada Mon, a Diego Cabot, a Emilia Delfino o a ustedes, pero eso no va a más.

Jorge Lanata y Marcelo Longobardi
Jorge Lanata y Marcelo Longobardi

Al papel y a las letras…

Sí. ¿Quién hoy en la televisión pone a un tipo como Lanata para decir las cosas que Lanata decía? Nadie.

Para ser sincero, en Estados Unidos podríamos discutir lo mismo. 60 minutes se mantuvo primero, y hoy ya no lo puedo hacer más. 

No, no. Lo echaron a Jorge Ramos de Univisión. La televisión está terminada. Hoy el asunto es escuchar a Joe Rogan, y ni siquiera es un periodista. Me parece que la muerte de Jorge, obviamente, no solo es muy inoportuna, como la muerte de Sarlo, sino también indica o marca el fin de una época que no veremos nunca más, en un contexto donde hay una crisis que nos atraviesa por todos lados: a los medios, a las compañías de medios, a la propia relación de la opinión pública con los periodistas, etc. 

Me interesa mucho hacerte un comentario sobre la relación de la muerte de Lanata con la actualidad. Fijate que fue el inventor de la palabra “grieta”, si es que la inventó el. Yo primero pensé que la había inventado vos.

No, la inventó el…

Como una suerte de presagio diabólico, la grieta le cayó arriba a él también cuando se murió porque el presidente Milei no se manifestó sobre su muerte, y no solamente no hizo una manifestación pública, sino que mandó agraviarlo y agraviarlo mal. Yo leí que un tipo lo llamó asesino. Yo puedo entender que Jorge es un tipo controvertido, como todos los tipos, como Lanata en la Argentina y en el mundo, pero el señor se murió. Lanata era un tipo respetado y admirado hasta por sus rivales, como yo. Me parece que el asunto de que el presidente Milei no solamente no se haya manifestado a propósito de la muerte de alguien tan relevante como si fuera Timerman, o Natalio Botana, el fundador del diario Crítica, sino que además envió a su gente a agraviarlo. 

Ha sido la frutilla del postre de esta noción de que el presidente Milei es, otra vez, como fueron los Kirchner, el presidente de una facción de gente que lo acompaña por fanatismo y mucha otra gente que lo acompaña con la esperanza que los argentinos puedan tener sobre el presidente Milei. Pero es evidente que para el Presidente, quien no forma parte de ese círculo faccioso, no solamente no merece un comentario, sino que merece ser insultado y agraviado. Es obvio que Lanata tuvo un pasado controvertido, como lo tuvo mitad de la Argentina, como lo tuvo Patricia Bullrich.

Acá volvimos al tema que hemos conversado muchas veces, o del que he leído muchas veces, que es el problema de las formas. Pueden gustarnos o no, pero esta forma revela otra cosa, no son solamente formas. Malos modales los puede tener cualquiera, los tenía Lanata de vez en cuando. Esto no es forma, es fondo.  

Hoy, en un reportaje que le hicieron en La Previa, excanciller Bielsa citó una parte de Vélez Sarsfield del Código Civil donde decía: “El estilo es el hombre”. Podríamos decir que la forma es el fondo.

El presidente ha ratificado ante una muerte que ha generado un impacto muy importante. Yo me enteré de la muerte Lanata porque Carlitos, mi asistente, me avisó mientras estaba manejando. Él tenía una buena relación con Margarita, la legendaria secretaria de Jorge. Yo me enteré inmediatamente, me quedé petrificado, aún considerando esta distancia que había entre él y yo como consecuencia de que un día nos encabronamos. Por suerte pude postergar el pronóstico de Jorge 10 años, pero me afectó mucho. 

Hablábamos recién con Martín Becerra, un especialista en análisis de medios, sobre si Lanata cambió cuando entró a Clarín, o si Clarín cambió cuando entró Lanata, que siguió siendo crítico del kirchnerismo, nada más que en los primeros años Clarín no quiso serlo. Si uno se va 30 años atrás, vos y Lanata representaban aspectos ideológicos distintos. Sin embargo, hoy los dos tienen un elemento en común que se ha sostenido que es que no se bancan del exceso de poder y que están dispuestos a ir en contra de la corriente. Cuatro meses alcanzaron para que Jorge se peleara con Milei, y vos no aguantaste un año…

Yo no aguante desde el día uno, como con Kirchner. Recuerdo un reportaje que hiciste para PERFIL, hace varios años, cuando Milei era una especie de proyecto y me pregunté qué te pasaba con Milei.

El vergonzoso tuit sobre Jorge Lanata en una cuenta atribuida a Santiago Caputo

Para mí, era un objeto antropológico. Un caso clínico. 

Yo soy un autodidacta. Cuando tenía 15 años, me eduqué con la escuela austríaca de economía. Era un cadete que me mandaba a la Bolsa de Comercio y con mi sueldo compraba libros baratos de Hayek y Mises. Es decir que fui autoeducado en el mundo en el que se educó Milei.

Jorge decía que el que no cambia es un boludo. De algún modo, él se fue corriendo hacia una postura más moderada, más de centro, y yo también. Yo venía de una postura mucho más ultraliberal y, como suele ocurrir, uno va evolucionando. Empecé a tener mi cabeza mucho más abierta de lo que la tenía hace 10 años, y yo creo que él también. Los dos nos encontramos en un punto más en el centro. 

Durante los años que compartimos en Mitre, que fueron casi diez, no tuvimos una sola discusión de carácter político. Ninguna, discutimos otras cosas. Creo que ambos fuimos evolucionando hacia una postura un poco más moderada, menos extremista, menos por los extremos. En segundo lugar, me parece que en ambos casos, en el tuyo, y en el de quienes todavía sobrevivimos en esta profesión, la idea de estar en frente del poder, de no ser un amigo del poder, es constitutiva.

Es constitutiva, pero al mismo tiempo, en ese punto es donde está la unión. Hay algo del orden de lo interno que hace que la persona se revele frente a determinadas circunstancias y que es transideológico.

Claro, es totalmente transideológico, es una postura profesional. Si Jorge viera lo que ha pasado el año pasado con la televisión argentina de noche, se hubiera cagado de la risa, o los hubiera recontra puteado. Estoy usando su lenguaje. El periodismo se ha vuelto totalmente militante, y a mí eso me parece inaceptable. No importa con quién, o si el presidente fuera un amigo mío, como pasó con Macri. Macri era muy amigo de Lanata, y yo también era muy amigo de Macri. Yo también he peleado con Macri porque nunca aceptó que yo tuviera puntos de vista contrapuestos al de él, siendo que éramos, entre comillas, personas que nos conocíamos desde el año 1985. Jorge lo volvió loco en algún momento. 

Hay algo en esa rebeldía de no aceptar un abuso de poder que va más allá de si es un presidente que tenga una ideología conservadora o una ideología progresista y que eso los unió. Pero hay otro elemento que me parece también importante, que es que ustedes construyeron una carrera que les da un poder y una responsabilidad. Ustedes tienen un poder de micrófono que no tiene cualquier periodista…

Yo no lo tengo más. 

No, sí que lo tenés, porque como te dije la vez anterior, se van a pelear toda la radio por tenerte. El gordo de Lanata hecho bolsa, como estaba al final, se peleó con Milei y le hizo juicio. Es algo del orden de la indignación que no tiene que ver con la política. No estás defendiéndote solamente a vos y a tu profesión. Estás defendiendo a lo que dedicaste toda tu vida.

Hago esta reflexión para decirte que, sin Lanata en los medios audiovisuales y en la radio, vos tenés más obligaciones ahora que antes. Hay pocas personas que pueden, como hacía Lanata, tener discurso propio. Por eso yo digo que Lanata nunca fue un títere de Clarín.

No, yo fui testigo de esa relación durante muchos años y te puedo asegurar que es como decís. Fui testigo de la relación de Lanata con Clarín, era inmanejable. No había forma de manejarlo. Era una parte constitutiva de él. 

Y esa parte constitutiva es tuya, también. Tenés una obligación de micrófono. Vienen tres años de batalla cultural en los que aquellos que tienen las credenciales para poder ser escuchados y al mismo tiempo para poder poner algunos frenos, tienen una obligación democrática. 

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