El politólogo, docente y ex funcionario Gustavo Marangoni analizó el contexto político actual, particularmente sobre la reacción del oficialismo ante la polémica protagonizada por Edgardo Kueider, y aseguró que su caso "pone en evidencia que la política tiene determinadas reglas independientemente de las nomenclaturas partidarias se terminan cumpliendo" y colocó de ejemplo el "cambiar favores por votos". "Hay una suerte de cobertura de teflón de las administraciones de cualquier signo partidario que después, con el tiempo, se va gastando" declaró en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Gustavo Marangoni es un politólogo graduado en la Universidad del Salvador. Además es docente universitario y socio de M&R Asociados. Se desempeñó como Director de la carrera de Ciencia Política en la facultad de la cual egresó y actualmente ejerce como profesor de Análisis Político en la Universidad de Belgrano. En la administración pública, trabajó profesionalmente en la Junta Nacional de Carnes; la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación; la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y en la Vicepresidencia de la Nación. Entre 2007 y 2015 fue director, vicepresidente y presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
¿Empieza a ser el caso Kueider una bala que si le entra a La Libertad Avanza y al presidente, que puede horadar su narrativa consistente hasta ahora?
-Lo que pone, entre muchas cosas, en evidencia el caso Kueider es que la política tiene determinadas reglas que independientemente de las nomenclaturas partidarias se terminan cumpliendo.
Por ejemplo, el hecho de cambiar favores por votos, esa amplia gama de favores que a veces pueden incurrir por terrenos no legales, pero que los gobiernos usan. Está claro que Kueider ha sido favorecido, tanto él como gente de su entorno, con cargos, lugares y eso tiene una correspondencia absoluta con el comportamiento de él en el Senado.
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Ahora, las reacciones respecto al caso Kueider en el oficialismo fueron variando desde el pedido de licencia hasta el punto máximo de la expulsión cuando ya no quedaba otro remedio, y en una competencia, como vos decías en tu introducción, entre el presidente y la vicepresidenta para ver quién capitalizaba mejor la lucha contra al corrupción y la casta cuando involucraba a alguien que, de alguna manera, había fingido de aliado.
Gustavo, dejame apelar a tu capacidad teórica como sociólogo, como critocólogo. Vos mencionabas que, no importa cuál sea el color político, hay cuestiones que son inherentes al sistema, como que votos se cambian por favores, favores que pueden ser legítimos o ilegítimos.
¿Se equivoca Milei al hablar del concepto de casta cuando en realidad de lo que está hablando es de un sistema y que todo sistema tiene inherentemente aspectos secundarios de mala praxis y que su error, por llamarlo de alguna manera, es creer que se trata de una parte que se puede operar y extraer y no descubre que siempre hay sistemas que tienen efectos secundarios no deseados?
-No creo que se equivoque en el sentido discursivo, narrativo, porque como artefacto a él le ha servido y le sirve el posicionarse como lo nuevo frente a lo viejo, ese antagonismo, la rebeldía frente a la casta, el castigo a los que están de parte de los que llegan.
Ahora, como suele suceder, al principio hay una suerte de cobertura de teflón de las administraciones de cualquier signo partidario que después naturalmente, con el tiempo, se van gastando.
Así como en su momento Carlos Menem era el refrescante liderazgo que venía del interior, del norte de la Argentina, entonces si andaba en Ferrari o jugaba al básquet o estaba con modelos, se tenía esa mirada indulgente y se lo ponía bajo la característica de la novedad. Con el tiempo, con los años, con el desgaste del gobierno, con la combinación de distintos factores, lo que era un activo se convirtió en un pasivo.
Eso pasa, lo que uno no puede determinar es la velocidad del fenómeno. Vos sabés muy bien que el concepto de incertidumbre proviene de la física y de la imposibilidad de medir la velocidad y la trayectoria con la misma precisión. Cuando uno mide bien la trayectoria, no mide la velocidad; cuando mide bien la velocidad, se pierde la trayectoria.
Acá la trayectoria de todos los gobiernos es que en algún momento va a tener que parar, pero no ahora. Ahora el presidente puede cambiar inclusive muchas veces el tono de su mensaje y no afrontar los costos porque está en esa etapa de enamoramiento.
Eso está claro Gustavo, muchas veces lo hemos charlado juntos de que es inevitable que tarde o temprano lo que era virtud se convierta en defecto.
Mi pregunta es si para demorar eso tu narrativa tiene que estar constituida sobre alguna base de sustentabilidad no solo comunicacional, que funcione comunicacionalmente, sino que tenga lo que es decir ‘no hay manera de gobernar sin lo que él llama casta porque lo que él llama casta es el sistema’. No es una parte, es el todo.
Eso desde luego Jorge. El presidente ha mostrado el suficiente pragmatismo para hacer acuerdos con los muchos Kueider que hay en el Senado o en la Cámara de Diputados y con sectores económicos, sindicales, con los cuales tiene una dinámica, vamos a decir así, bastante estable y bastante confortable, lo cual explica el comportamiento de los grandes gremios de la CGT, a los cuales él ha comprendido que si les deja las paritarias libres y no se involucra con el tema de las obras sociales puede tener un contexto social que le permita transitar los momentos más difíciles del ajuste.
Lo mismo con determinados sectores que gozan de protecciones, léase Tierra del Fuego, debiera ser uno de los primeros, el sur ha juntado desde la narrativa liberal libertaria por lo que supone en materia de exenciones fiscales, bajo valor agregado, privilegios, etc. pero sin embargo convive perfectamente.
Lo mismo podríamos extenderlo a sectores tradicionales del sistema de inteligencia pero tienen, justamente porque lo ha sabido crear como un carácter inherente a su carisma y a su armado, el hecho de que él representa lo nuevo a pesar de.
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Y esto tiene que ver con el sistema decisionista que ha construido Milei, Milei no es otra cosa que un fenómeno populista de derecha, porque tenemos que recordar una vez más que el populismo es un artefacto, no una ideología, y ese artefacto que fortalece el sistema de toma de decisiones concentrado en una persona es lo que le permite en otros terrenos, como en su relación ahora con la vicepresidenta, decir ‘miren, acá el jefe soy yo y el que sale de lo que establece la jefatura queda afuera del proyecto’, cuando hace cinco o seis meses decía ‘no somos una manada y cada uno tiene la libertad para manifestar sus diferencias y sus matices dentro del proyecto’.
Pero claro, lo que viene sucediendo es que la construcción del poder político, que es lo que le ha permitido llevar adelante su programa de gobierno, su ajuste y lograr algunos objetivos vinculados al orden fiscal y a la inflación, tiene que ver estrictamente con el uso, inclusive más allá de lo que muchas veces la propia Constitución establece, del poder, que es algo que en Argentina se respeta bastante porque se suele ser más indulgente con el que usa el poder de más que con el que lo usa de menos.
Claudio Mardones - Y en este contexto, una parte de la centralidad naturalmente la tiene el caso Kueider, posiblemente que no regrese al Senado por fuera de lo que pueda pasar judicialmente, la nueva discusión entre Milei y Villarruel, los intentos de acercamiento, pero hubo algo en el mapa que genera nuevos interrogantes, especialmente de ese marco de ideas y tiene que ver con el pronunciamiento de Mauricio Macri al frente del partido se reunió el sábado con el Consejo Nacional y planteó claramente que era el final de este momento de destrato.
Algunos hablan de que empieza otro momento para Macri, que empieza un momento de diferenciación, algunos coinciden en que es una diferenciación tardía, otros creen que es otro intento para volver a negociar y otros en que tiene muy poco para negociar. El Gobierno insiste en que no lo necesita.
Desde su punto de vista, ¿en qué situación está Macri?
Macri lleva hace un año una paritaria con Javier Milei, y como toda paritaria uno golpea para negociar, ¿cuál es el dilema o cuál es el problema? el problema es que los dos tienen la misma base de votos.
¿Qué dice Milei? 'Estos votos ahora son míos, por lo tanto el valor de lo que era Juntos por el Cambio y del PRO específico no es tan alto como el que crees vos’, le dice a Macri. Y Macri le dice ‘no’, que por el momento tiene un grupo de diputados y de senadores que le ha facilitado la gobernabilidad, pero la discusión está en función del 2025 y del armado de listas.
Entonces, si vamos al pasado reciente, relativamente reciente, tenemos un antecedente en la relación Kirchner - Duhalde. Duhalde había apadrinado la candidatura presidencial de Kirchner, en el 2005 cuando fue la elección intermedia empezó la disputa por la cantidad de cargos que uno y otro debían tener en la boleta de la provincia de Buenos Aires y no se pusieron de acuerdo, confrontaron, ganó Kirchner y Duhalde pasó a la historia en términos de accionar política.
La pregunta es si esto va a tener más características de Kirchner - Duhalde o va a terminar en una suerte de acuerdo feliz para que no se presente una oferta dentro del espectro de centroderecha diferenciada del peronismo que es donde más le puede dar el peronismo un dolor de cabeza, porque en el resto del país se ve más consolidada la posición de La Libertad Avanza por el nivel de aceptación que tiene, al menos en la fotografía de hoy, el presidente Milei.
AS.