El senador Luis Juez analizó el panorama político y reclamó que las internas del PRO no terminen de dinamitar la posibilidad de una alianza entre los sectores que integraron Juntos por el Cambio. “Yo no soy un empleado de Mauricio Macri”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Luis Juez es senador por Córdoba. Fue intendente de la capital cordobesa entre 1999 y 2003, y embajador de Argentina en Ecuador entre 2016 y 2017.
La verdad, estoy deseoso de escuchar su visión, podríamos decir siempre ecléctica, que no cae ni defendiendo siempre a unos ni defendiendo siempre a otros. ¿Cuál es el balance de lo que sucedió desde el miércoles hasta aquí? Y si usted quiere, inclusive, de lo que viene sucediendo con el gobierno nacional desde el discurso de Javier Milei en Davos hasta aquí, lo del viernes.
Lo de la semana pasada, lo del miércoles, fue un espanto. Un espanto que desnuda con claridad meridiana que nosotros no aprendemos absolutamente nada de nuestros errores. No es la primera vez que la gente se expresa con violencia, que los intolerantes pretenden tomar justicia por mano propia. No es la primera vez que una protesta termina como terminó. No, no aprendemos más. No aprendemos más.
¿A quién se le ocurre, en serio, que un barra brava va a ir a discutir el sistema previsional? Yo estaba en la puerta del Senado el miércoles, a las 4 y media, cinco de la tarde, cuando los tipos querían entrar por la calle Yrigoyen, y ninguno iba a tomar un café conmigo, por la forma con la que venían, las piedras que tiraban, la manera en que se peleaban con la policía. No voy a estigmatizar a ningún club, pero a quién se le ocurre que un barra de mi equipo, de Talleres de Córdoba, esté preocupado por el sistema previsional.
No, no se puede darle bandera a los impresentables. Bandera que no están dispuestos a sostener al tope del mástil porque la terminan bastardeando. En eso el kirchnerismo tiene una escuela maravillosa. Abrazan luchas, abrazan sueños, abrazan ilusiones, que lo hacen nada más que por una cuestión de oportunismo y después terminan mancillando esas propias banderas.
No, yo no sentí que el miércoles hubiera voluntad de sentarse a discutir la situación agobiante, jodida, complicada, difícil, que lleva por lo menos 20 años de nuestros jubilados. Iban a tomar las instituciones, y eso es una apreciación absolutamente objetiva de un tipo que estuvo ahí. A mí no me la contaron, que yo estaba en el Senado cuando pasó eso.
Y del otro lado, ¿qué responsabilidad ves?
Del otro lado, creo que hay que ser inteligente. Yo le decía a un colega suyo, Jorge: “Este es un problema porteño. Ustedes han tolerado esto durante años, tienen jueces que creen que el derecho a la protesta significa destruir el mobiliario urbano”. Y lo digo con todo respeto. La doctora a cargo del juzgado… yo no lo puedo creer, la mujer no sabía que ella estaba de turno y que ese día había una protesta extremadamente compleja como para tomar la decisión que tomó.
Digo, ustedes han acuñado algunas ideas…Los porteños se hacen los progres. Se pasan de progres. Eso no pasa en ningún lugar del mundo. Las calles no se toman más en ningún lugar del mundo. Nadie puede agarrar una plaza, destrozarla, romper sus adoquines, tirarlas contra las instituciones, y decir que esto es el derecho a la protesta. ¿En qué cabeza cabe que uno puede realmente romantizar semejante salvajada?
Patricia Bullrich denunció un "intento de golpe institucional" y apuntó contra Sergio Massa
Me hace reír. Porque ustedes, con el Cordobazo, quieren decir:...
“Bueno, pero algo aprendimos, algo aprendimos”. Eso fue en el ’69. Mira el tiempo que pasó.
No. Y a ver, le pongo otro ejemplo: tiran piedras los chalecos amarillos con Macron. Creo que Luis, sin pretender polemizar, porque reitero, como dije al principio, valoro que usted siempre tiene una posición iconoclasta, cuando en la política lo que vemos es que todo el mundo es previsible respecto a lo que va a opinar en función de sus intereses y sus alianzas coyunturales. Creo que el punto es que parece que las pruebas, o sea, aquellos, por ejemplo, que quemaron el auto de policía, no están detenidos, por ejemplo. O sea, que parece que hay también mala praxis en cuanto a la forma de llevar adelante el control de estos barrabravas.
Después discutamos, Jorge…. Usted me llama a mi y yo sentado estoy acá apoyando el culo en mi estudio jurídico. Los lunes y los viernes tengo que atender el estudio porque de eso come mi familia. Digo, yo no voy a venir a hacer de abogado defensor de lo que no se pueda defender.
Si hay algún acto de imprudencia, de negligencia, de picardía, o alguna otra cuestión un poco más profunda, producto de alguna mente irracional, yo tengo la necesidad, a los 61 años, de decirles: “Muchachos, déjense romper las bolas porque sabemos cómo termina esto”. La historia de la Argentina es que creemos que nosotros somos más pícaros, o alguno cree que es más pícaro, termina con muertos, con sangre en la calle, y ya sabemos cómo es el tema y quién termina pagando las consecuencias”.
Yo no vengo a justificar lo injustificable. Acá tenemos un pibe que se está debatiendo entre la vida y muerte, nada más que por ir a sacar fotos. Y no me importa qué ideología tenga ni qué pensamiento tenga. Simplemente estaba sacando fotos y hoy está peleando por su vida. Esa es la verdad. Entonces no justifico nada. Yo simplemente digo que tampoco podemos venir nosotros a romantizar la protesta y hacernos creer que estos vándalos van a venir a discutir el sistema previsional el miércoles que viene…. Y así va a ser. Esta es la historia de la Argentina.
Me gustaría entrar en el tema del PRO…
Yo no soy un dirigente del PRO, pero también soy un tipo que trata de sacar algún aprendizaje de lo que hemos vivido. Yo veo que hay una pelea hoy absolutamente caníbal en la ciudad de Buenos Aires. Una mirada muy porteño céntrica, una mirada muy unitaria, como si lo que pasa en la Capital Federal fuera el problema que tiene la Argentina y que, resolviendo el problema en la Capital Federal, resolvemos los problemas en la Argentina.
Y veo un partido que gobernó la Argentina, que le costó un huevo construir una alianza importante, y que eso que me motivó, me sumó a una alianza que era Juntos por el Cambio, con mi partido, el Frente Cívico de Córdoba, hoy se ha convertido en un partido vecinal, tan solamente preocupado por lo que pasa en la ciudad de Buenos Aires. Yo tengo todo el derecho del mundo a reclamar, porque yo también soy un socio fundador de eso. Yo no soy un empleado de Mauricio Macri. Soy un socio fundador de Juntos por el Cambio.
Entonces digo, muchachos, ¿se dan cuenta por qué estamos como estamos? Porqué tienen una mirada que termina solamente donde terminan sus intereses. ¿Cómo no voy a levantar la voz? No exageren la pelea, no lleven esta pelea a un nivel que después no podamos volver. Me parece, porque aparte tengo una experiencia, no soy un improvisado. Usted, recién, cuando me presentaba, hace 40 años que hago política, no soy de ninguna casta, no tengo ningún privilegio, no quiero que me reconozcan en ningún lugar, porque he intentado por todos lados.
He ido por derecha, he ido por izquierda, he ido por arriba, he ido por abajo, no he podido, no he podido gobernar esta provincia. Ahora no soy un improvisado. Y le he puesto mucha pasión, mucho cariño, mucho amor, le he puesto el cuerpo a Juntos por el Cambio. Yo tengo el derecho de decir: “no vaya a ser cosa que ustedes, privilegiando la disputa de la Capital Federal, terminen destruyendo y terminemos enfrentados todos contra todos, y que vuelva de vuelta lo peor de la política”. Porque los veo ahí. No es que me la cuentan, los veo ahí. Están con los colmillos como Drácula a las 3 de la mañana.
Luis, como siempre, muy sincero, me impresiona esto de que los lunes y los viernes tenía que estar en su estudio.
Hace 40 años que hago esto, porque así como usted lo escucho, lo veo, y usted no se mueve de su actividad, y eso le da autoridad moral para decir por qué pelea y cómo pelea, y por qué se enoja, y por qué levanta la voz, y por qué enfrenta y pase quien pase y esté quien esté. Esto es así, esto me da autonomía, esto me permite a mí tener la lengua así larga, bífida como muchas veces la tiene usted. Yo siempre lo digo, o sea, yo no dependo de nadie, no le debo nada a nadie.
Soy un aprendiz al lado suyo…
No, no, se lo digo, no tengo por qué chuparle las medias. Ahora, también digo con toda sinceridad, cuando a mí me denunciaron que yo tenía 5 millones de dólares en la Gran Caiman, en vez de resolver ese problema, la justicia y realmente investigar a fondo, lo resolvió usted mandando un periodista. Así de simple. En la Argentina funciona así.
Tiene más coraje un periodista o un editor que muchas veces la justicia. Y yo lo reivindico, y podemos tener miradas distintas con respecto al gobierno, porque podemos tener miradas distintas, pero yo reivindico a la gente que no le debe nada a nadie, que no tiene que andar bajando la cabeza para decir lo que quiere.
MC/ff