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Lucas Romero: "Milei tiene más ganas de ser un prócer que un presidente"

El analista político sostuvo que la imagen del Presidente ha caído desde mitad de año, y que Milei pone más valor en las formas que en resolver cuestiones de gestión. “Si el Gobierno no resuelve los problemas económicos, va a ser difícil que pueda subsanar la opinión pública con maquillaje”, analizó.

Lucas Romero. analista político
Lucas Romero. analista político | Cedoc

Lucas Romero afirma que a partir de junio bajó la expectativa de la sociedad en el Gobierno: “Uno puede apelar a los detalles para tratar de disimular lo que ocurre en la realidad, pero si no resuelve los problemas económicos, va a ser difícil que pueda subsanar la opinión pública con maquillaje”. Además, destacó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus que el mercado duda sobre la sostenibilidad de los logros económicos: “el Gobierno está urgido en mostrar resultados y, si estas señales se confirman, empezaremos a ver los límites de la paciencia social”.

Lucas Romero es consultor y analista político, director de la consultora Synopsis donde además es responsable del área de análisis de escenarios políticos. Mo

Recuerdo una columna en Perfil que llevaba como título "El show no debe seguir" donde se explicaba que había un punto a partir del cual el show debe tener un límite. Hace poco sostuviste que el accionar de este gobierno es un show cada vez menos serio ¿Cuál es tu opinión sobre el tema?

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La reflexión surge a partir de cómo se viene gestando este pacto que finalmente se va a realizar el 9 de julio. Pareciera haber un presidente que tiene más ganas de ser un prócer que un presidente. Hay una necesidad de apelar a ciertos formalismos para exagerar cierto valor que no se siente asegurado. La inclusión del tema de la educación en el Pacto también generó esa curiosidad acerca de la idea de que tiene que haber 10 puntos, vaya a saber por qué razón numerológica. En definitiva, si son acuerdos que hacen a la reconstrucción de la Argentina en los tiempos que plantea el Gobierno pueden ser 10, 11 o 12. 

Además está la necesidad de hacerlo en una fecha patria, algo que también produjo una situación un tanto bizarra, porque se encontró el problema de que querían que sea en el prime time televisivo, porque le interesaba la visualización del hecho, pero como puede llegar a jugar la selección argentina, tuvo que moverlo al 8, y como el 8 no es fecha patria, lo ponen bien tarde, para firmarlo a las 12 de la noche. 

Todo el acto está rodeado de aspectos que parecen poner más en valor las formas que el fondo. Ni que hablar cuando uno mira la redacción de lo que se va a firmar que utiliza formas que ya no se usan. La expresión "nos los representantes" se utiliza para eventos asamblearios, no para este tipo de eventos. Cuando uno mira este pacto en el fondo, no va a producir ningún efecto jurídico ni político, pareciera ser un acto de firma de un compromiso político alcanzado después de una discusión programática de cuáles deben ser los puntos de acuerdo para construir políticas de Estado. Hay muchos puntos que hacen referencia al ideario programático del presidente, se incluye un punto el respecto a la propiedad individual, algo que ya está contemplado en la Constitución. ¿Qué ganaríamos los argentinos si los dirigentes circunstanciales deciden comprometerse a respetar la Constitución? 

Hay muchos aspectos que invitan a pensar más en un scketch político que en una instancia de acuerdo político. Argentina tiene que enfrentar desafíos muy intensos, los consensos ayudan a que las decisiones políticas tengan el valor de estar acompañadas por la mayoría, pero no parece ser esta la forma correcta.

¿Estamos frente a un exceso de valoración del marketing? 

Hay circunstancias relacionadas con el presidente que permanentemente apelan más a lo simbólico que a las ideas, al margen que el Presidente parece está tan obnubilado con sus ideas que no puede transmitirlas sin leer. La curiosidad de aparecer en el acto del 20 de junio con el bastón y la banda, como si necesitara reafirmar esa su condición de presidente

Parece ser un patrón reiterado esto de los formalismos y la solemnidad con la que el Presidente intenta hacer las cosas, aunque terminan siendo grotescas. Si exagera sus formas es porque tiene algún complejo con el fondo. Si busca abrazarse al maquillaje, es porque no se siente seguro de lo que vale sin maquillaje. Es un presidente que pareciera estar abrazado a la solemnidad para dar un valor respecto a lo que él y sus ideas representan para él. Si son sus ideas, estaría bueno que las pueda expresar naturalmente y sin leer, que no sea necesaria una hoja, con un texto redactado y con un presidente que no se permite levantar la cabeza para mirar al auditorio. 

Elizabeth Peger: ¿Cómo impacta el Pacto de Mayo en la opinión pública en un contexto donde las variables económicas vienen complicadas y con un mercado cambiario con turbulencias?

La opinión pública seguramente esté gobernada por lo que pasa en la realidad y no por lo que pasa en los detalles. Uno puede apelar a los detalles para tratar de disimular lo que ocurre en la realidad, pero si el Gobierno no resuelve los problemas económicos, va a ser difícil que pueda subsanar la opinión pública con maquillaje

Hasta aquí, la opinión pública tuvo la paciencia que se le puede tener a un gobierno que recién empieza, además de que es un gobierno que generó muchas expectativas por todas sus particularidades y rarezas

En este sentido, el Gobierno tuvo una ventana de oportunidad temporal. La ilusión no ha terminado, pero según nuestros indicadores de expectativas, hasta el mes de mayo venían mejorando mes a mes, es decir, cada vez se veía con menos dramatismo el presente en relación al pasado y con mayor optimismo el futuro con respecto al presente. Esto cambió en junio, creció el dramatismo por el cual se mira el presente en relación al pasado y, tanto en la situación económica del país como en la situación económica personal, subió el pesimismo. 

Da la sensación de que estamos llegando a un límite en la paciencia para esperar resultados. Para este Gobierno en particular, el tiempo es un valor central. Hay un medio vaso lleno con respecto a la Ley Bases y al paquete fiscal que es que el Gobierno pudo sacar la ley, pero un vaso medio lleno por el tiempo que se perdió. 

Cuando uno lo mira en retrospectiva, da la sensación que se perdió tiempo en cosas insignificantes y este Gobierno tiene que ofrecer resultados en un tiempo prudencial y tolerable. Ahora es el propio mercado el que está sembrando dudas respecto a la consistencia del programa económico, sólo en términos de lo que pueda suceder a futuro, sino en relación de lo que pasó hasta ahora. Las cosas positivas fueron la acumulación de reservas, la baja de la inflación y el superávit fiscal; pero en los tres logros hay dudas sobre su sostenibilidad y respecto de cómo se lograron. 

Esto es un nuevo desafío, porque el Gobierno está urgido en mostrar resultados y, si estas señales se confirman, empezaremos a ver los límites de la paciencia social.

ADP FM