Según el informe estadístico del Banco Central de la República Argentina (BCRA) realizado por la Gerencia de Estadísticas Monetarias, “Información sobre billetes y monedas en circulación”, en las calles de la Argentina se encuentra como dinero circulante total la cantidad de 11.859 millones de billetes. Esto representa a casi 12 millones de toneladas de papel moneda que circula en una economía enferma por una inflación que la llevó una y otra vez a emitir más y más billetes.
De hecho, la cantidad de papel billete circulante se incrementó otro 20% por encima del total que circulaba hacia finales del 2023, cuando llegó a 9920 millones. Este circulante en julio 2024 ya duplicó la cantidad de billetes en las calles apenas 5 años atrás, cuando en diciembre de 2019 había 5242 millones de billetes en papel moneda.
Es un dato cierto que la economía actual viene atravesando algunos meses de leve repunte en algunos indicadores, y una tibia desaceleración de la inflación. También con la medida tomada por la máxima autoridad monetaria de poner en circulación los nuevos billetes con mayor denominación se buscó descomprimir la situación. Sin embargo, haber inyectado al circulante los nuevos billetes de $10.000 no logró bajar la temperatura de la economía que todavía tiene un circulante desproporcionado.
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Negar lo inocultable: la inflación
Este mecanismo de emisión monetaria, con repetida impresión de billetes no es un procedimiento novedoso. Sin embargo, debe remarcarse que se trata de una maniobra que se profundizó como estrategia para intentar dejar solapado la fuerte aceleración de la inflación, desde la segunda gestión presidencial de Cristina Kirchner.
Como consecuencia de la directa prohibición de poner en circulación billetes de mayor denominación, los billetes de $100 representaron el 70% del total circulante para el final de su mandato. A su vez, esta dinámica se extendió en su implementación durante la gestión de Alberto Fernández, que postergó una y otra vez la emisión de dinero de mayor denominación como una forma de negar la inflación. No fue hasta, algunos meses antes de terminar su gobierno que recién autorizó la impresión del billete de $2000, cuando el índice de inflación interanual medía por arriba del 200%.
Si bien ya se encuentra en circulación el nuevo billete de $10.000 y se anticipó la emisión de los de $20.000 desde octubre próximo, el problema no desapareció. Por el contrario, se necesita más espacio físico para el guardado de los billetes viejos.
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El reclamo de los bancos
“Tenemos el agrado de dirigirnos a usted con relación a las complicaciones que afrontan las entidades financieras en la gestión del efectivo”, comienza el texto de la carta oficial que, el pasado 15 de julio, las principales cámaras bancarias le enviaron al Banco Central. Según reportó LN, es la tercera en los últimos siete meses que enviaron en forma conjunta la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, banca extranjera), la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, bancos nacionales) y la Asociación de la Banca Especializada (ABE).
De modo que, lo usual sería que el Banco central se hiciera cargo del guardado, hasta su destrucción, de aquellos billetes fuera de circulación. Pero, por falta de espacio, la tarea está ahora en manos de las entidades bancarias. Por lo tanto, tuvieron que buscar una alternativa ante la situación de encontrarse desbordados con tantas toneladas de papel. Los cálculos indican que ya hay construidos 10 “sarcófagos” para el depósito de billetes, de grandes dimensiones desde el año 2020 a la actualidad, según reportó LN.
Esto conlleva el gasto adicional, que representa USD 4 millones cada bóveda, un elevado costo, debido a las medidas de seguridad necesarias para dar garantía de resguardo. Se le suma a eso otras 100 construcciones de menores dimensiones, con un costo de USD 1 millón cada una. Sin embargo, con el lanzamiento del billete de $10.000 empeoró nuevamente el escenario, ya que los bancos se encuentran sin poder cubrir con espacio de guardado para los billetes de $1.000, que poco a poco van saliendo de circulación.
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El plan de destrucción de billetes
El último año, según reporta LN, el BCRA incorporó dos nuevas máquinas destructoras para agilizar el proceso de eliminación de la moneda papel fuera de circulación. En total, ya cuenta con tres, dos instaladas y operando en Retiro, en Casa de Moneda, y otra en Santiago del Estero. Si bien tienen capacidad de trituración para eliminar más de 2000 millones de unidades al año, no se encuentran trabajando al máximo.
Por lo pronto, ya llevan destruidos 350 millones de billetes en desuso por deterioro. En la actualidad, el billete de $1000 representa el 52% del total de dinero circulante en el país, con un total que alcanza a 6212 millones de billetes en las calles.
Aunque el Banco Central aceleró la normativa para agilizar el proceso de destrucción y poder eliminar con mayor celeridad los billetes de $100, $200 y $500, no es suficiente. En tanto que los billetes de $1000, comenzarán a ser destruidos al inyectarse a la economía los nuevos billetes de $20.000. Un dato a destacar es que todavía quedan en circulación 1024 millones en billetes de $100, lo que equivale al 8,6% del circulante. A su vez, en billetes de $2000 circulan 1100 millones en la economía argentina.
Ante el cuadro preocupante las entidades bancarias están solicitando al BCRA que se revean y flexibilicen ciertas normas internas para permitir que se agilice el proceso de destrucción de los billetes.
FM
