El director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia, y el economista Leopoldo Tornarolli analizaron el índice de pobreza publicado por el INDEC, que se ubicó en el 38,1%. “El método tiene ciertas deficiencias que se agudizan en períodos de inflación muy alta”, dijo Leopoldo Tornarolli en en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Leopoldo Tornaroli es magíster en economía, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Católica de Argentina, investigador del proyecto base de datos socioeconómicos para América Latina y se especializa en investigación sobre la desigualdad y otros aspectos socioeconómicos, entre ellos la pobreza. Agustín Salvia es sociólogo, magíster de ciencias políticas y sociales, doctor en ciencias sociales, investigador principal del CONICET y se desempeña como director de investigación del Observatorio de Deuda Social.
El primer planteo se relaciona con todas las paradojas que generó la idea de que la pobreza bajó por debajo de la que había cuando Javier Milei asumió. Esto resulta, para mucha gente, contraintuitivo, porque, al mismo tiempo, baja el consumo de alimentos, por ejemplo.
También están las viejas discusiones respecto de si el índice que mide la pobreza lo hace de manera incorrecta. También se dice que en realidad, lo que bajó fue la indigencia, pero la clase media es más pobre.
Leopoldo Tornarolli (LT): Creo que el último punto que hacés es relevante. La medición del consumo en general y del consumo en alimentos incluye a todos los hogares, no solamente a los pobres, y de hecho el peso de los hogares no pobres es mayor. De cualquier modo, en mis estimaciones el nivel de pobreza, sin decir que el INDEC lo mide mal, sino que el método tiene ciertas deficiencias que se agudizan en períodos de inflación muy alta.
La pobreza sería más o menos parecida a finales de 2024 que a finales de 2023, lo que me suena razonable. Además, si uno mirara el Producto Bruto, en el segundo semestre de 2023 y 2024, el per cápita fue muy parecido. Esa caída en 2024 se explica sobre todo por la caída en el primer semestre del Producto Bruto. En ese sentido, creo que el nivel de pobreza sigue siendo alto y preocupante, similar al que estaba antes de la asunción del gobierno, alrededor del 40%.
Agustín Salvia (AG): A ver, yo pienso que el instrumento que mide la pobreza a través de ingresos y por medio de encuestas se vuelve más inestable en contextos tanto de aceleración inflacionaria como cuando la inflación baja rápidamente. Esto creo que es un factor que interviene. Puede haber otros.
Incluso manejando el mismo instrumento, podríamos no estar midiendo lo mismo si cambia la composición del gasto de las familias. Porque no medimos gastos, sino ingresos, a través de las encuestas. Hay entonces una serie de dificultades que pueden estar afectando la capacidad del instrumento para hacer una adecuada comparación entre un ciclo crecientemente inflacionario y que avanzaba hacia una recesión recesivo, y otro en el que, un año después, en 2024, hay una estabilización macroeconómica con caída de la inflación y una lenta recuperación económica.
Son dos contextos distintos y el instrumento no se comporta de la misma manera cuando comparamos esas dos situaciones.
En cuanto al balance, yo te diría que, considerando todas las condiciones, coincido con Leopoldo: estamos más cerca de la situación del segundo semestre de 2023 y no ante una baja significativa de esos niveles.
Estamos hablando de que hubo una recuperación importante con respecto al primer semestre de 2024 y, sobre todo, respecto al primer trimestre. También, comparando los meses de noviembre y diciembre de 2023. Pero si analizamos la situación en perspectiva, no estaríamos mucho mejor.
Incluso, utilizando otro instrumento, la encuesta social, que tiene menos cobertura que la del INDEC, registramos caídas en las remuneraciones reales y un aumento de la pobreza, manteniendo los niveles de empleo para el mismo periodo.
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Para el tercer trimestre observamos un aumento, y los datos que presentó el INDEC para el tercer trimestre marcaron una disminución, o un empate con respecto al tercer trimestre. Cuando nosotros estábamos marcando al menos dos, tres puntos de diferencia. Yo creo que hay una falla del instrumento.
Leopoldo, has hecho un informe muy riguroso en términos de sistematizar algunos de los factores. Y uno de los puntos que más me llamó la atención fue la comparación con los salarios de SIPA, que van en un sentido distinto. Los míos parecen más cercanos a los del SIPA, los que generamos a través de la encuesta social. Y ahí aparece una contradicción importante.
Queda claro entonces que se redujo la indigencia, pero se trata de una sociedad consume un 6% menos y su Producto Bruto cae un 2%, es decir que la sociedad en su conjunto es más pobre. Entonces, ¿cómo hizo el gobierno para que, con un ajuste tan grande, la indigencia se redujera? Claramente, porque aumentaron en algunos casos hasta un 300% las partidas de subsidios destinadas a ese sector. Pero, al mismo tiempo, empeoró la situación de los jubilados.
¿Qué reflexión pueden hacer sobre cómo el gobierno logró reducir la indigencia con una política de tanto ajuste?
LT: En realidad, la pobreza promedio durante 2024 fue más alta que en 2023. Nosotros hablamos del promedio del segundo semestre, pero si tomáramos el promedio de todo el año, fue más alta.
Entonces, la caída del Producto Bruto, tanto la pobreza como la indigencia, la tenés reflejada. Una pobreza, que si tomas el promedio del año el 52% o el 18% de indigencia del primer semestre junto con el 38% y el 9% del segundo te dan más alto en promedio que en 2023.
Entonces, en realidad, no es que tuvimos un buen año. En el promedio del año la población la pasó peor que en 2023. Y sí es cierto lo que decís el gobierno fue previsor desde el primer día en aumentar las transferencias a los sectores más vulnerables. Creo que en el mismo discurso de asunción el presidente anunció la duplicación de la AUH y eso ayudó.
Y también ayudó la baja de la inflación, o en ese cambio de precios relativos que hubo, los precios de los bienes que menos subieron son aquellos de la canasta con la que se mide la indigencia. Entonces tuvo un doble efecto. Por un lado, transfirió más recursos a los más pobres que el año anterior sobre todo con la AUH, en algún momento la tarjeta alimentar se congeló y creo que recién este mes va a volver a aumentar. Entonces tenés que por un lado le subieron los ingresos por ese lado y le bajaron por los otros..
Obviamente, uno de los sectores que más perdió fueron los jubilados, junto con los empleados públicos. Por ahora, el aumento de la pobreza en ese grupo no fue muy alto, pero el método de medición tampoco permite diferenciar demasiado entre grupos etarios.
Hay un dilema ético ahí que ya estaba en los años anteriores. Siempre estaba la discusión: ¿por qué tenemos tan pocos jubilados pobres y tantos niños pobres? Bueno, el gobierno parece que esta vez agarró para el otro lado, pero claramente es una discusión interesante hasta desde el punto de vista ético.
AS: Yo disiento algunas observaciones que hiciste, Jorge. Porque creo que efectivamente el shock tuvo que ver con el primer semestre, sobre todo el primer trimestre. Ya veníamos mal, agravándose la situación tanto del conjunto de la sociedad como de los pobres, los sectores informales y los jubilados en noviembre, diciembre, enero y febrero.
Bueno, fue un período muy crítico, donde se tomaron medidas de ajuste. Pero posteriormente, la caída de la canasta, la caída de los precios, incluso de la canasta básica alimentaria y de la canasta total, estuvieron por debajo de la evolución del índice de precios, lo cual produjo una deflación real en términos de lo que ocurría con el promedio de los precios.
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Y cuando uno compara la situación de recuperación de las remuneraciones, los indigentes o los pobres informales más pobres dependen más de las ayudas sociales que antes, dentro de un mercado de trabajo que sigue estando muy informal y más precario.
A ver, en síntesis, yo te diría que el escenario macroeconómico es distinto, abre posibilidades distintas hacia adelante, pero si tuviéramos que hacer un balance, con salvedades y márgenes muy altos de incertidumbre, en promedio la sociedad argentina está como estábamos entre 2022 y 2023, antes de la aceleración inflacionaria del último año.
Es decir, estábamos mal en ese momento, en términos de una estructura de clases medias empobrecidas, que hoy seguimos teniendo. Por mucho que una parte haya recuperado o haya salido después de la crisis del primer trimestre, seguimos teniendo una clase media con baja capacidad de consumo y un segmento de pobres más estructurales, crónicos, muy refugiados en la economía informal.
MC